Política

Europa vota con la expectativa de un triunfo de la derecha y su radicalización en una decena de países

Giorgia Meloni y Marine Le Pen apuntan a ser las grandes protagonistas de unos comicios de los que el Partido Popular Europeo espera salir reforzado para garantizar un segundo mandato de Ursula von der Leyen

Vanesa Nérida

La Unión Europea vive este domingo una jornada electoral histórica que podría provocar un terremoto en el tradicional equilibrio de fuerzas que ha gobernado en las instituciones comunitarias a lo largo de las últimas décadas.

El Partido Popular Europeo, formación más votada en Europa desde 1999, seguirá siendo la fuerza con mayor representación en la Eurocámara, según la inmensa mayoría de las proyecciones, pero la gran novedad en estas elecciones será el auge de los partidos que se sitúan a su derecha ya que podrían superar el umbral del 20% de los votos y convertirse en segunda fuerza en Europa en un 'sorpasso' sin precedentes a los Socialdemócratas Europeos. 

Más de 372 millones de personas están llamadas a votar en los 27 países de la UE en unas elecciones que servirán tanto para configurar el próximo Parlamento Europeo, que contará con 720 eurodiputados, como para marcar las negociaciones que desembocarán en cuestión de semanas en los nombramientos de quienes ostentarán las presidencias de la Comisión, del Consejo y del propio Parlamento Europeo, además del puesto de Jefe de la Diplomacia de la UE.

Desde que se puso en marcha en 1979 el formato actual de legislaturas, populares y socialdemócratas siempre se han repartido los puestos clave con incorporaciones esporádicas de otras formaciones, como las del centro liberal. Un equilibrio que, por primera vez, se ve amenazado debido a la fuerte subida de partidos de la derecha más radical con la italiana Giorgia Meloni y la francesa Marine Le Pen como grandes protagonistas. 

El panorama político ha cambiado de forma significativa en muchos Estados miembros a lo largo de esta legislatura europea marcada por el Brexit, la pandemia y sus consecuencias económicas y las guerras en Ucrania y en Gaza. Estos temas tan complejos han servido de caldo de cultivo para discursos populistas que han sabido abrirse paso en muchos países europeos en los que el vuelco electoral parece evidente.

El caso más claro, en este sentido, está en Francia donde la Agrupación Nacional de Marine Le Pen espera alcanzar un resultado histórico este domingo con una victoria aplastante. 

En Austria, el Partido de la Libertad, también considerado de extrema derecha, espera igualmente una importante victoria en los comicios. En Italia, Polonia, Letonia, Hungría y Eslovaquia, las que aspiran a la victoria son las fuerzas que se ubican en Europa en un espacio intermedio entre la extrema derecha y el Partido Popular Europeo que, por su parte, espera obtener la victoria en países grandes como Alemania y España, además de Grecia, Finlandia, Croacia, Eslovenia o Luxemburgo.

Los socialdemócratas solo cuentan con una victoria en países menores como Rumanía, Lituania, Suecia o Malta, mientras que en países como Portugal, Dinamarca o Bélgica, el escenario parece estar muy abierto.

En República Checa, Estonia y Bulgaria los sondeos vaticinan posibles victorias de partidos liberales mientras que la Izquierda podría ser primera fuerza tanto en Irlanda como en Chipre. Por último, en Países Bajos, primer Estado en el que se votó ya el pasado jueves, los sondeos a pie de urna indican que el bloque de izquierdas de los verdes y socialdemócratas podría haber resistido el empuje del partido de ultraderecha de Geert Wilders.

Fragmentación a la derecha del PP europeo

Si las urnas confirman las tendencias, el gran escollo para la formación de un grupo de derecha radical más amplio que el socialista en el Parlamento Europeo estará en los acuerdos entre partidos de este espacio ya que, en las últimas legislaturas, dos grupos diferentes han cohabitado a la derecha del Partido Popular Europeo.

Por una parte, el grupo de los Conservadores y Reformistas, familia política de Vox, que ha sabido mantener su fuerza en Europa a pesar de la salida de su gran fundador, el Partido Conservador británico, como consecuencia del Brexit, y en el que se encuentran formaciones que esperan obtener una importante representación, como Hermanos de Italia de la primera ministra Giorgia Meloni, el partido polaco Ley y Justicia o el propio partido liderado por Santiago Abascal

Por otra parte, en la extrema derecha se encuentra el grupo Identidad y Democracia, cuyas principales fuerzas son el histórico Frente Nacional francés (ahora Agrupación Nacional) comandado por Marine Le Pen y la Lega del italiano Matteo Salvini.

En esta formación también se encontraba el partido alemán Alternativa para Alemania (AfD) hasta la reciente ruptura del bloque por unas polémicas declaraciones del que era su candidato, Maximilian Krah, sobre las SS en la etapa del nazismo.

Precisamente esta ruptura podría allanar el camino a una gran alianza de los principales partidos de estos dos grupos de derechas que podría competir de tú a tú con los socialistas europeos por convertirse en segunda fuerza en el Parlamento Europeo, adelantando también al grupo liberal de Renew en el que se encuentran el francés Renaissance, del presidente galo Emmanuel Macron, en fuerte retroceso en las encuestas, o Ciudadanos que apunta a la desaparición en Europa.

La salida del partido alemán de extrema derecha supone salvar una de las grandes líneas rojas para los populares europeos, especialmente para la CDU alemana de Ursula von der Leyen. Sin embargo, otro gran escollo para que el PPE y, sobre todo, los liberales liderados por Macron acepten una gran coalición que deje fuera a los socialdemócratas es Marine Le Pen

Este polémico apellido, ya en tiempos de su padre, ha estado siempre ligado a la extrema derecha y al populismo más radical y se ha situado en las antípodas de los valores europeos.

Por mucho que la formación se haya esforzado en hacer un lavado de cara en los últimos años en los que, entre otras cosas, ha moderado sus mensajes antieuropeístas o ha camuflado su apoyo a Vladimir Putin, Le Pen es otra de las grandes líneas rojas que ha trazado la candidatura de von der Leyen. Y no parece que la aplastante victoria que le auguran las encuestas en Francia pueda provocar un cambio de opinión en este sentido.

Los contactos entre Le Pen y Meloni, además de otras fuerzas políticamente similares, han sido constantes en las últimas semanas para tratar de ponerse de acuerdo de cara a la formación de un amplio grupo en el Parlamento Europeo.

Sin embargo, también desde el PPE se ha coqueteado con la italiana en las últimas semanas. La propia von der Leyen, consciente de que el apoyo de Meloni puede ser decisivo para mantenerse en el poder, ha alabado las posiciones de la primera ministra transalpina en asuntos tan relevantes como la guerra en Ucrania.

Negociaciones largas: los plazos tras la votación

Todo apunta a que será necesario esperar varias semanas para conocer la composición exacta de los grupos políticos europeos y, por lo tanto, las posibles alianzas para conformar una mayoría. Lo que ya está claro es que el PPE, que podría volver a superar los 180 escaños, y los Socialdemócratas, que podrían bajar de los 140, no sumarán suficientes eurodiputados como para alcanzar una mayoría.

Sería necesario sumar más fuerzas al pacto, como repetir alianza con los Liberales o mirar hacia los Verdes. Sin embargo, estos dos últimos grupos, al igual que los socialdemócratas, apuntan a empeorar sus resultados. Todo lo contario que una derecha radical al alza que, por números y tendencias, podría entrar por primera vez en los futuros pactos europeos y dejar fuera a los socialdemócratas. En cualquier caso, eso sí, tampoco saldrían las cuentas en caso de acuerdo con el PPE por lo que, de nuevo, se necesitaría añadir el apoyo de los Liberales del centro comandados por Macron.

En este nuevo escenario que está a punto de dibujarse, tampoco se descartan posibles acuerdos puntuales entre formaciones a un lado y al otro del espectro, es decir, de los populares tanto con socialdemócratas como con el ala más moderada de la derecha radical. Esta posibilidad, compleja y sin precedentes, sería la única opción que permitiría que se vean representados en la mayoría de las tomas de decisiones gobiernos nacionales que se encuentran prácticamente en las antípodas ideológicas, como es el caso en estos momentos del italiano de Meloni y del español de Pedro Sánchez.

Este domingo, a partir de las 20:15, el Parlamento Europeo ofrecerá una primera proyección provisional de la composición de la nueva Eurocámara y habrá que esperar hasta las 23h, cuando cierren los colegios electorales en Italia, para conocer los primeros datos oficiales que se actualizarán a lo largo de la madrugada.

Ya a partir del lunes, con los resultados en mano, se abrirá el periodo formación de los grupos políticos en los que los partidos tendrán varias semanas para ponerse de acuerdo antes del primer periodo parcial de sesiones del nuevo Parlamento.

Más de un mes después, la semana del 16 de julio, la nueva legislatura dará oficialmente comienzo y se escogerá al presidente de la institución. Entre medias, están previstas al menos dos reuniones de los líderes europeos que negociarán para buscar un equilibrio político para el nombramiento de los principales cargos para las instituciones comunitarias.

La votación definitiva en el Parlamento Europeo para elegir al próximo presidente de la Comisión está prevista en la semana del 16 de septiembre mientras que los meses de octubre y noviembre se reservan para las audiencias de los futuros comisarios europeos.

Salvo sorpresa, este sería el turno para la hasta ahora vicepresidenta del Gobierno y candidata del PSOE, Teresa Ribera, que apunta a ocupar una cartera relevante en el futuro ejecutivo comunitario.

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