Se resisten en Génova a desvelar quién cantó el ¡eureka!, de quién fue la idea de apostar por la conciliación familiar y laboral, materializado el envite en el proyecto de ley que el PP presentó este martes en el Congreso. Una norma que, por el camino, perdió el apellido 'familias' –según anunció el propio Alberto Núñez Feijóo en junio, durante una visita a Torrejón de Ardoz donde apenas esbozó la propuesta– y ha encontrado en 'conciliación' el campo semántico definitivo para cruzar el Rubicón hasta el nicho del votante socialista descontento. El que habiendo votado Pedro Sánchez en 2015, 2016, dos veces en 2019 y en 2023 habría asistido, como en la novela siciliana de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, a que todo cambiara para seguir igual. Sin piso, sin coche, sin hijos.
La niña de Rajoy es ahora el mileurista de Feijóo. Esa es la certeza que albergan, al menos, en la sala de máquinas del PP, convencidos de que las alusiones al bienestar de los trabajadores son una "invocación" directa al votante socialdemócrata. El del PSOE de toda la vida que, ahora, podría bascular hacia el PP de Feijóo. "El movimiento se basa en arrebatarle al Gobierno votos", conceden en el entorno del líder de la oposición. Una veda detectada por Génova a través de focus groups y multitud de encuestas –¿Narciso Michavila?– y a la que el PP se ha lanzado con decisión.
Tras la ampliación que Feijóo hizo de su cúpula en noviembre de 2023, emergió la figura de Ana Alós, diputada y secretaria general del partido en Aragón, como vicesecretaria de Igualdad y Conciliación. Una cartera de nuevo cuño en esa suerte de shadow cabinet formado por Feijóo para erigirse en alternativa y marcar al Gobierno de Sánchez. Desde entonces, ha sido Alós quien ha pilotado la "hoja de ruta" para diseñar la Ley de Conciliación y Corresponsabilidad Familiar; al igual que Paloma Martín, como vicesecretaria de Desarrollo Sostenible y responsable de Vivienda, ha dirigido el "plan integral" del PP para abordar el problema habitacional. Una propuesta que Martín presentará este mismo miércoles en la sede nacional y que representa la otra gran apuesta en la "agenda social" del líder popular para captar, además, voto joven.
"Con leyes como esta, el PP demuestra que hay alternativa, demostramos que nuestra alternativa no es ni de derechas ni de izquierdas, es la de un gobierno con propuestas útiles y capaces de conseguir grandes acuerdos que mejoren la calidad de vida de las personas", expuso este martes Miguel Tellado, portavoz popular en el Congreso, en la rueda de prensa posterior al registro de la ley. Una frase que generó en redes la ya clásica polémica cuando el PP emprende el ya clásico viaje al centro. Pero toda una declaración de intenciones, habida cuenta de hacia donde apunta la brújula de Feijóo. Tellado, eso sí, descartó de plano "las políticas de conciliación y de acceso a la vivienda" sean "banderas de la izquierda". Y, como Feijóo el pasado jueves en la clausura del Campus de FAES, reivindicó la legislación en materia de conciliación sacada adelante por Aznar en 1999.
Fue ese mismo año 1999 en el que Eugenio Nasarre, por entonces director del Departamento de Análisis y Estudios de la Presidencia del Gobierno, publicó un artículo titulado 'El centro reformista' en Nueva Revista. Cinco páginas que condensaban la teoría política aplicada por los tres primeros años de gobierno de Aznar, y cuyo naming sigue representado la ideología oficial del PP en sus estatutos. "Las nuevas condiciones en las que nos desenvolvemos obligan a las fuerzas políticas a llevar a cabo una redefinición de sus políticas para adaptarlas a los nuevos tiempos", escribía Nasarre. "Se necesita un nuevo tipo de partido flexible, pegado a la sociedad, capaz de ayudar a generar las condiciones más favorables para las reformas", aseguraba sobre un rumbo que ahora, si bien desde la oposición, parece buscar Feijóo. "Estamos donde no nos quiere Sánchez", aseguran en el equipo de Feijóo.
Errejón: "Encantados de debatir con el PP"
Pero tal es el terreno abonado por el PP con su Ley de Conciliación que durante su tramitación parlamentaria puede encontrar extraños compañeros de viaje. El primero, Sumar, cuyo portavoz en el Congreso, Íñigo Errejón, fue pionero en poner encima de la mesa la posibilidad de comprimir la semana laboral en cuatro días. "Nos parece positivo. Estamos encantados de debatir y contrastar con el PP", saludó Errejón el proyecto de ley registrado por los populares sobre lo que considera una "bandera de Sumar". "Bienvenida sea la discusión política y que esta coincida con la agenda social", añadió. Aunque no sin pavonearse: "El PP empieza a bailar al son de nuestra música pero aún no se sabe bien los pasos".
Tanto PP como Sumar, no obstante, subrayan sus diferencias. "Buscamos más flexibilidad, no trabajar menos cobrando lo mismo", repiten una y otra vez en Génova, donde la posibilidad de una jornada de cuatro días ha generado reticencias en ciertos sectores del partido –y no sólo en Madrid– y del sector empresarial. Han sido el propio presidente de la patronal, Antonio Garamendi, y el presidente de ATA, Lorenzo Amor, quienes han manifestado sus dudas con la medida. "Nuestra relación con la CEOE y nuestro compromiso con la creación de riqueza están fuera de toda duda", contestan en el equipo de Feijóo.
Una propuesta que también crea desconfianza en Vox, si bien desde el entorno de Santiago Abascal, a falta de conocer el texto, aseguraron a Servimedia que la ley "no suena mal". "Hay medidas que nos gustan, de hecho, ya las hemos pedido nosotros antes, como lo del IRPF; y hay otras, como la jornada de cuatro días, que creemos que están muy lejos de la realidad actual, siendo líderes en paro juvenil y con españoles con trabajos precarios que no les permiten llegar a fin de mes", asegura a Vozpópuli un dirigente de Vox. Abascal, eso sí, advirtió al líder del PP este lunes del peligro de dar por sentado el apoyo de su bancada. "Por su cara bonita no vamos a apoyar cualquier cosa", reparó.
Mientras, en el sector mayoritario del Gobierno califican de "fake propuestas" la batería de medidas presentadas por el PP. "No es que lleguen tarde, es que no hay por donde cogerlas", cargó el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López. "Con todo lo que ha costado con seguir la obligatoriedad de los permisos de paternidad y de maternidad, ahora quieren acabar con ello, nos quieren hacer retroceder años y años en la conquista de la conciliación", ahondó López. Y es que en Ferraz, al contrario que a Errejón con esta ley, la "música" le suena a "retroceso".
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