A punto estaba el reloj de marcar las 13:30 en las pantallas de los móviles de sus señorías cuando saltó la noticia, adelantada por el El Mundo: la Universidad Complutense de Madrid pide al juez que investigue a Begoña Gómez por "apropiación indebida" tras hallar "indicios" en una investigación interna. Un cuarto de hora después, Nacho Carretero, autor de 'Fariña' (Libros del KO), desmentía uno de las inexactitudes lanzadas por Pedro Sánchez el día que Pedro Sánchez inició su cruzada parlamentaria contra los bulos. "Una aclaración: el PP no censuró Fariña, lo censuró una jueza", matizaba el periodista gallego a un tuit del dircom del PSOE.
El líder del PP, mientras, se frotaba las manos ante lo que se antojaba una réplica fácil. Cinco minutos, que fueron nueve. Tuvo que retirarle la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, la palabra al líder de la oposición. "No me ha avisado, pero no pasa nada", concedía Alberto Núñez Feijóo mientras cruzaba ese Mississippi de periodistas que es el patio del Congreso.
Pero antes, por enésima vez, por enésimo motivo, había pedido la dimisión a Sánchez con la noticia impresa en la mano y un pendrive "con 3000 páginas de información", que mostró como una oreja al tendido parlamentario, en el bolsillo. "Señor presidente del Gobierno de España, se acabó la mañana: váyase a su despacho y redacte la tercera y definitiva carta", le inquirió directamente.
Nada contestó el presidente, que pasó casi tres horas en el estrado este miércoles, cuando el grueso de los diputados ya buscaba el reloj en busca de tregua. El reloj marcaba ya casi las tres de la tarde. Y Sánchez llevaba una mañana bronca con la oposición, pero también con sus socios. Fue el portavoz del PNV, Aitor Esteban, quien le advirtió sobre los negocios de su esposa: "No tienen un pase".
Una "milonga más" para "evitar dar explicaciones". A eso ha redujo Alberto Núñez Feijóo en su primera intervención la comparecencia de Sánchez. El presidente adelantó algunas pinceladas del nuevo plan de control a la prensa que presentará tras el verano. Sánchez, escueto aún, ha abogado entre otras cosas porque los medios de comunicación publiquen quiénes son sus propietarios. "Y lo que es peor", ha seguido Feijóo, "a intentar castigar por ley a los medios de comunicación que informan sobre la presunta corrupción que a usted le salpica".
Es decir: para el PP, el líder socialista no ha hecho sino proyectar una cortina de humo para frenar las informaciones que lo asedian. Así se lo ha dicho Feijóo a Sánchez: "La única razón por la que tiene lugar este debate es porque la mujer del presidente está siendo investigada en los juzgados, su hermano también está en sede judicial, su partido está siendo investigado en tres instancias diferentes y su fiscal general el Estado está siendo investigado por revelación de secretos".
Antes, durante algo más de una hora, y sin pormenorizar su plan de "regeneración democrática", leitmotiv de su comparecencia, el presidente del Gobierno había dejado claro que no quiere que haya diarios digitales "con más financiación pública que lectores". No obstante, que Sánchez anunciara durante su discurso el reparto de 100 millones de euros para los medios con el fin de ahondar en su "digitalización", por incoherente con el fondo del discurso, despertó el murmullo del hemiciclo.
"Que el presidente del Gobierno anuncie el reparto de 100 millones de euros a los medios de comunicación el mismo día en el que dice que quiere reforzar su independencia es absolutamente brillante", ironizaban desde el entorno del líder del PP en conversación con Vozpópuli durante la comparecencia de Pedro Sánchez.
En la misma línea, ya en la tribuna, ha cargado Feijóo contra el presidente. "Ahora, ¿qué pretende? ¿Poner comisarios en los medios privados? La toma usted con los medios de comunicación, pero no con todos. Si publican lo que le gusta, merecen toda la inversión del Estado y si no, merecen todo el castigo del Estado", ha cuestionado la partida anunciada. "Esto puede acabar con el mayor ataque a la libertad de información de la democracia española", ha alertado.
"Haga el favor, deje de amenazar con la censura y conteste sobre las dudas que existen a su alrededor. Moncloa se ha convertido en sede de negocios familiares y que la mentira es una forma de hacer política que usted utiliza de forma constante. No es que las sospechas de corrupción le salpiquen, sino que usted hace que le salpiquen a otros. Es usted quien tiene que rendir cuentas a la sociedad", le ha arrojado como un perdigón el líder de la oposición.
Ya en las manoletinas últimas, tras haber adobado el discurso con la antología de problemas judiciales que acechan a la familia del presidente, cuya mujer, Begoña Gómez, testificará en sede judicial este viernes, el líder del PP se ha mostrado sarcástico: "No se ofenda, pero oírle a usted dar lecciones de regeneración es como oír al señor Otegi dar lecciones de Derechos Humanos".