Fernando Maíllo deja atrás su pasado, abandona la dirección del PP de Zamora, después de trece años, para volcarse en sus responsabilidades de coordinador general del partido. Aunque es diputado nacional por su provincia de cuna, Maíllo decidió no presentarse a la reelección tras ser situado por Rajoy al frente de la sala de máquinas en Génova. En el Congreso Nacional de la formación conservadora, Maíllo fue designado coordinador general, un cargo que no existía desde los tiempos de Ángel Acebes. Dolores Cospedal se mantenía como secretaria general sin apenas responsabilidades en el día a día.
Maíllo había renunciado a la alcaldía de su pueblo, Casaseca de las Charcas, días después del Congreso de febrero. Anunció también entonces que no continuaría a la cabeza del PP de su provincia, una decisión que esperada que en sectores del PP se vio como un mensaje indirecto a Cospedal, quien no renunció a sus responsabilidades en el partido tras ser nombrada ministra de Defensa. José María Barrios, uno de sus fieles, toma las riendas en la presidencia de la provincia.
La continuidad de los altos cargos
Maíllo defendió la necesidad de establecer una mayor rigidez en el régimen de incompatibilidades, en especial a los efectos de que no se pueda simulatanear una responsabilidad orgánica un cargo de Gobierno. La aplicación de estas nuevas normas se lleva a cabo en forma progresiva, con numerosas excepciones ya que, de acuerdo con fuentes de la dirección del PP, en el caso de que se pusiera en práctica a rajatabla el PP tendría que prescindir de gran parte de sus cuadros regionales.
"Dejo un legado de unidad", señala Maíllo en su mensaje de desdepida a la militancia zamorana. Un empeño por el que ha luchado a lo largo de todos los congresos regionales y provinciales que viene celebrando su partido desde hace unos meses. Salvo algunos problemas en Cantabria y Sevilla, el coordinador general ha culminado con éxito este desafío, que ha supuesto la renovación de líderes en gran parte de la estructura autonómica y provincial.
Mariano Rajoy se deshacen en elogios hacia su mano derecha en el partido. Maíllo llegó a Génova hace dos veranos, junto a los jóvenes vicesecretarios generales, Maroto, Casado y Levy. Arenas iba en el paquete organizado por Jorge Moragas para plantarle cara a un Ciudadanos creciente y para renovar la iamgen de un vetusto PP. En pocos meses, Maíllo s eha convertido en pieza insustituíble en el PP, se ha hecho con el control de la formación y reporta directamente a Rajoy las cuestiones importantes. Ha sufrido algunos reveses serios como el caso de Murcia, en el que se equivocó al confiar en el presidente Pedro Antonio Sánchez, quien finalmente fue imputado y tuvo que dimitir.
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