La cúpula socialista no tiene miedo y desdeña cualquier atisbo de contestación interna en el Congreso Federal del próximo mes de noviembre. Y eso que, como ya contó este diario, algunas federaciones críticas con el cupo catalán plantean un frente común sobre financiación como desafío al liderazgo de Pedro Sánchez. En cualquier caso, según ha sabido este diario, Ferraz apunta al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, como urdidor de una posible rebelión.
Las federaciones socialistas más críticas con el pacto fiscal suscrito entre Moncloa y ERC para sacar a Cataluña del régimen común de financiación ya se mueven. Las fuentes consultadas en cuatro de ellas (Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón) no concretan sus planes, pero reconocen de forma velada que plantearán un desafío al líder socialista con un frente común que aborde el tema de marras en el 41 Congreso Federal que se celebrará en Sevilla los próximos 29, 30 de noviembre y 1 de diciembre.
El objetivo de esta corriente de contestación interna es lograr un documento consensuado con la ponencia que deje negro sobre blanco la postura oficial del PSOE sobre la financiación de las Comunidades Autónomas. Pero, en caso de que no se logre un acuerdo, algunos barones avisan de que habrá ruido. E incluso algunas fuentes consideran que este ruido pueden tener éxito y horadar el férreo liderazgo de Sánchez sobre su partido.
Hace tiempo que entre Pedro Sánchez y Emiliano García-Page se puede cortar la tensión con un cuchillo. Tras años de escalada por los coqueteos del líder socialista con el independentismo, la guerra es ya una realidad. El detonante, como no podía ser de otra manera, ha sido el pacto fiscal suscrito entre el Ejecutivo y ERC para sacar a Cataluña del régimen común con un sistema de financiación a medida, más parecido al concierto vasco que otra cosa.
El presidente del Gobierno dio orden este verano de derribar a su adversario castellanomanchego con el altavoz monclovita, a quien propinó un sonoro tortazo hace poco más de un mes, durante el balance de fin de curso en Moncloa: "La noticia sería que diera una rueda de prensa apoyando al Gobierno", dijo en respuesta a las duras críticas del líder de los socialistas castellanomanchegos al acuerdo con ERC y a las hostilidades que anunció en nombre de su gabinete contra el texto. Castilla-La Mancha se ha convertido en una federación rebelde a ojos de Pedro Sánchez que hay que neutralizar.
Por eso, el presidente Sánchez intenta provocar un cisma en el partido en Castilla-La Mancha. E intentará interceder para que la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, de la federación castellanomanchega, termine haciéndose con la secretaría general en algún momento. Pero el dominio de Page es, de momento, suficiente. El presidente de Castilla-La Mancha se salvó por un puñado de votos en las municipales y autonómicas de 2023.
Pero al presidente le importa poco. Por eso, intentará en el 41 Congreso seguir catapultando a sus delfines al frente del resto de federaciones. Tal es el caso de la ministra portavoz, Pilar Alegría, a quien quiere arrastrar al frente del partido en Aragón. El presidente también pretende, con el citado cónclave, tener controlado (aún más) al partido por si hay elecciones antes de 2027; una idea que cada vez se extiende más en el PSOE ante el complicado panorama que les ha abierto Junts en el Congreso.
Sánchez está decidido, lo dijo este fin de semana, a mantenerse en el Gobierno sin el respaldo de la mayoría que le dio su confianza en la Cámara Baja. El PSOE asume que esta ha volado por los aires tras la llegada de Salvador Illa a la Presidencia de la Generalitat, porque sus socios independentistas no están en condiciones políticas de seguir apoyándoles. Ellos también afrontan congresos cruciales este otoño que marcarán su rumbo.
Lo que queda por delante es un combate duro. La legislatura, en vía muerta y sin apenas visos de dar a luz leyes, se antoja casi imposible. No por casualidad, el presidente ha designado a su ex jefe de gabinete Óscar López como ministro de Transformación Digital. Vienen curvas y debates broncos que el amigo del presidente está deseando protagonizar. Su tocayo Puente, exalcalde de Valladolid y ministro de Transportes, ya tiene a su compañero ideal con el que entenderse.
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