Poco después de perder las primarias, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, anunció que el 'susanismo' había acabado, garantizó que enterraba el hacha de guerra contra el secretario general, Pedro Sánchez, y después no levantó la voz contra su proyecto en el 39 Congreso. Pero sí lo hizo el pasado domingo en su cónclave regional, para pedir que no se le haga elegir entre la lealtad al partido y a su comunidad autónoma. ¿Quiere decir que la batalla sigue abierta? En Ferraz, algunas fuentes apuntan que el nivel de tensión bajará después de verano, una vez que la líder de los socialistas andaluces vea que el resto de 'barones' no le acompaña en la cruzada.
La Ejecutiva de Pedro Sánchez se va de vacaciones con la sensación de que el clima interno ha mejorado. Era lo que esperaban después de la victoria contundente de Sánchez en las primarias y es el balance que hacen en Ferraz. Más allá del choque con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, por la consulta sobre el acuerdo con Podemos, y que se resolvió en 24 horas, y el pulso al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en su congreso regional, esta nueva etapa ha arrancado sin grandes enfrentamientos con los territorios.
Pasada la batalla federal, cada uno se replegó en su federación y se centró en sus congresos regionales -que algunos tienen que resolver todavía después del verano- y así lo hizo también la presidenta de la Junta de Andalucía. Hasta el domingo. Díaz aprovechó la presencia de Sánchez en la clausura de su congreso regional -una presencia que tanto desde Sevilla como desde Madrid se quiso explicar desde la "normalidad"- para marcar territorio y dejar claro que no callará para defender los intereses de Andalucía. Una advertencia en medio de las reticencias en su federación hacia la España plurinacional.
En el trasfondo de ese mensaje está precisamente el debate sobre el federalismo y los adjetivos que se le añaden desde cada uno de los territorios. Y la voluntad del PSOE andaluz de dejar claro que no está cómodo en el discurso de la España como nación de naciones y no quiere oír hablar de asimetrías. Fuentes de esta federación defienden que Susana Díaz no puede dejar de defender la causa de la igualdad y avisan de que cualquier otro discurso les "mata". Pero, no sólo en Andalucía, avisan, sino en otros territorios como Extremadura o Castilla-La Mancha.
Todos reconocen que el proyecto del 'nuevo PSOE' y su modelo territorial no está recibiendo contestación más allá de Andalucía
Sin embargo, y así lo reconocen todos, el proyecto del 'nuevo PSOE' y su modelo territorial no está recibiendo contestación de ningún otro lugar, al menos en público. Es más, uno de los enfrentados a Sánchez, el presidente valenciano, lo ha incorporado con entusiasmo a su proyecto en el congreso regional.
Por eso, en la dirección federal se da el asunto por cerrado. En primer lugar, porque, tal y como llevan días reiterando sus dirigentes, las resoluciones del Congreso son de "obligado cumplimiento" y, en segundo término, porque, en este momento, no se puede hablar de un bloque de líderes regionales contra el secretario general.
Ese bloque de la primera etapa ya no existe. Algunos están de salida, como el presidente asturiano, Javier Fernández, que no se presentará a la reelección como secretario general; otros se han acercado a Ferraz, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, sentado en la Ejecutiva de Sánchez, y otros, como el presidente de Aragón, Javier Lambán, están tan preocupados por su futuro que no han lanzado ni una crítica a la nueva dirección. Mientras tanto, superado el pulso, Puig está centrado en su Gobierno, como también el presidente de Castilla-La Mancha, que acaba de resolver el bloqueo de sus presupuestos con un acuerdo de Gobierno con Podemos.
Fuentes de Ferraz apuntan que Susana Díaz es consciente de esta situación, que creen que se ha hecho patente en su congreso regional, y también bajará las armas después del verano. Lo hará, creen, cuando vea que no tiene aliados en esta batalla y porque, además, sus próximas elecciones estarán a la vuelta de la esquina.
Una vez acaben los procesos internos, habrá que empezar a poner en marcha la maquinaria electoral para los comicios municipales y autonómicos de 2019. De hecho, la Ejecutiva federal espera lanzar en el otoño una nueva 'Escuela de gobierno' para la formación de cargos del partido en todas las administraciones.
Por eso, en la Ejecutiva federal no han dado mayor importancia a la advertencia a Sánchez, que algunos de sus miembros definen como el último coletazo de una guerra que se cerró de manera clara en las primarias. De ahí que no haya habido estocada de vuelta y desde la dirección federal se respondiera ayer con sonrisas, mensajes de unidad y promesas de colaboración. No hay intención de alimentar la polémica porque en Ferraz se ven con el control de la situación y, sobre todo, del terreno. Sólo queda esperar a que baje la tensión.
Desde el PSOE andaluz, algunas fuentes también coinciden en que el enfrentamiento tiene que remitir y defienden que el mensaje de este domingo no debe entenderse como una declaración de guerra. No es una "amenaza", aunque admiten que ahora es complicado separar la reivindicación de la hostilidad, sino la defensa de una bandera que, sostienen, Susana Díaz no puede dejar de enarbolar y va a seguir enarbolando. De hecho, ya ha convocado a sus alcaldes a una cumbre en otoño en Antequera (Málaga) en defensa de la igualdad.
Además, en la federación más numerosa del PSOE no terminan de creerse el mensaje de paz desde Ferraz. Y como prueba de ello algunos señalan al aviso de los 'pedristas' de que plantarán cara en los congresos provinciales y locales que todavía hay que resolver. Y no serán las únicas batallas que todavía resolverán los protagonistas de los dos sectores enfrentados hasta el pasado 21 de mayo.
Sin embargo, el mensaje oficial desde la Ejecutiva federal no es otro que el de tender puentes con los territorios. Precisamente, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, anunció ayer que Sánchez emprenderá en septiembre una ronda de contactos con los presidentes autonómicos y alcaldes de las ciudades más importantes, con el horizonte puesto en el próximo ciclo electoral.
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