El más modesto es quien más ruido está haciendo. Tomás Medina, presidente local del PP en Puebla del Príncipe (Ciudad Real, 756 habitantes), se presenta como único rival de Dolores Cospedal a la dirección regional del partido. Denunció primero amenazas por parte de una veterana diputada nacional. Le tumbaron luego su precandidatura, por no conseguir los avales necesarios. El Comité Organizador del Congreso dio luego marcha atrás y aceptó su lista.
Ahora, Medina ha decidido impugnar la candidatura de Cospedal y se encamina a los juzgados para exigir la suspensión del congreso de Castilla la Mancha. Argumenta que la precandidata no cumplió con lo que dictan los estatutos, ya que no acudió en persona a presentar sus avales, más de cuatro mil. Cumplía su agenda como ministra de Defensa. “Si no tiene diez minutos para asunto tan nimio, ¿cómo va a tenerlo para dedicarle a Castilla la Mancha el tiempo que merece?”, declara el aspirante. Una pregunta sin respuesta en medio de la tormenta.
Hay otros focos en ebullición, rincones donde los esfuerzos de Génova por lograr candidaturas de integración o, en palabras del coordinador general, Fernando Maíllo, de “renovación por adición”, no se han conseguido. Tres demarcaciones ofrecen un panorama de pulso fratricida entre distintos aspirantes. Los más intensos son Baleares, La Rioja y Cantabria.
El pulso en las islas es quizás el más ideológico. El expresidente y actual senador, José Ramón Bauzá, encabeza la corriente más tradicional y antinacionalista en tanto que su rival, Biel Company, que cuenta con la complacencia del aparato, se muestra más sensible a aspectos identitarios, como la lengua propia. Ambos se verán en las urnas, con un resultado incierto.
El ditirambo riojano
También en la Rioja se enfrentan dos corrientes, menos diferenciadas pero con perfil propio. Está en juego la sucesión del veterano y casi incombustible Pedro Sanz, quien se muestra inclinado a respaldar a Cuca Gamarra, alcaldesa de Logroño y uno de los perfiles con más proyección y recorrido dentro del PP. Tiene enfrente a José Ignacio Ceniceros, el actual presidente de la Comunidad, un político con enormes respaldos entre la militancia y las bases. En pleno proceso de recolección de firmas, Ceniceros prescindió de uno de sus asesores más próximos, Raúl Lavega, por motivos muy poco claros. Algunas versiones apuntan a que Lavega no se movilizó lo suficiente para lograr apoyos para la precandidatura de su ‘jefe’.
El cuarto punto en discordia es Cantabria, una pugna con enormes tintes de enfrentamiento personal, ‘una lucha de egos’ dicen en Génova. Ignacio Diego, el actual presidente del partido en la zona, hizo caso omiso de los consejos de la dirección nacional y presentó su candidatura casi con nocturnidad y por sorpresa. Tiene enfrente a María José Sáez de Buruaga, su mano derecha durante años, y apuesta personal del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Un choque con escasos matices ideológicos y con notables ribetes personalistas.
El resto del panorama aparece más tranquilo, casi ese remanso de paz que reclama la dirección del partido, ese reflejo de tantas invocaciones a la unidad, frente a lo que ocurre en otras fuerzas políticas nacionales. Cristina Cifuentes se verá las caras en Madrid con Luis Asúa, un aspirante de perfil liberal y cristiano, quien tendrá muy difícil superar la primera vuelta. Isabel Bonig, en la Comunidad Valenciana, tiene enfrente a otro precandidato menor, José Luis Bayo, quien también ha denunciado presiones y hostigamientos por parte del ‘aparato’. En Cataluña y Andalucía, dos demarcaciones importantes, aparecen Xavier García Albiol y Juan Manuel Moreno como únicos postulantes. En Asturias, la actual presidnta, Mercedes Fernández “Cherines”, apoyada de forma incontestable desde Madrid, tiene una rival belicosa e incómoda, Carmen Rodríguez. “Cherines” ha rechazado enfrentarse a la aspirante a un debate público. No quiere dar opciones a su contrincante.
Cuatro focos agitan el panorama apacible de los congresos regionales del partido. La renovación de la cúpula territorial está en juego. Vendrán luego los congresos provinciales en los que se anuncia ya una importante mutación de dirigentes. Relevo generacional y algún ajuste de cuentas. Mariano Rajoy quiere a un PP en perfecto estado de revista, perfectamente ordenado y engrasado, por si es necesario acudir a las urnas en noviembre. Pedro Sánchez, quizás, tenga la última palabra.
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