Política

Fuenteovejuna anti-Soraya: los ministros de Casado se conjuran frente al 'aparato'

Ocho ministros de Rajoy resucitan el G-8 en una comida de apoyo a Pablo Casado y, en especial, de rechazo frontal a la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría

"No es un akelarre, ni un frente anti-Soraya ni anti alguien. Es una reunión de amigos". Llegan sonrientes al Jai Alai, un restaurante vasco próximo a la Castellana, escenario de muchas tenidas políticas y alguna sesión conspiranoica durante la Transición. Dolors Montserrat, José Manuel Soria, Juan Ignacio Zoido, por supuesto José Manuel García-Margallo, uno de los inspiradores del encuentro, y Dolores Cospedal, que entró muda y vertiginosa al local.

Asistió también Pablo Casado, el candidato, una decisión de penúltima hora que no ha dejado de sorprender en ciertas esferas del partido. Mariano Rajoy intentó que se suspendiera el encuentro. Envió mensajes a alguno de los comensales. Los asistentes negaron con insistencia tal versión. Todos alabaron la prudente neutralidad de quien aún es el dirigente máximo de su formación. Abrazado a su teórica imparcialidad, está efectuando Rajoy algunos gestos notorios para evitar un riesgo de escisión en el partido. "No está demasiado contento con la deriva de los acontecimientos", comenta un dirigente nacional que ha conversado recientemente con él. 

No hubo convocante formal del encuentro. García Magallo, el alma de aquel G-8 que agrupaba a miembros del Gabinete poco amigos de la vicepresidenta, hablaba de que "ha sido un Fueteovejuna", una celebración colectiva, un impulso espontáneo de gente que se reúne desde hace mucho tiempo. A 24 horas el arranque formal del fatídico Congreso, el grupo de los 'pablistas' sonreían con cierta sensación de optimismo, pero con enormes recelos ante el desarrollo del cónclave. "Confiemos en que se pueda votar en libertad, que no haya presiones ni de los aparatos provinciales ni del aparato de Génova", subrayaba el exministro de Exteriores. 

Apuestas y cábalas

Pablo Casado habla de integración, de que se trata de un almuerzo de ministros que han luchado por Rajoy,m que han defendido su gestión, sus proyectos. "Yo quiero contar con los mejores, con la gente que tiene experiencia, esto no va contra nadie, estamos por la integración real", añadía. 

"¡Vamos Pablo, hay que ganarle a Soraya!", gritaba algún curioso en la calle a la llegada del candidato. En la oscuridad de la sala, camareros de chaleco y pajarita, atendían a las atestadas mesas del restaurante. Los ministros de Casado se refugiaron en un reservado. Quizás elaboraron ya listas de cara a la Ejecutiva, caso de que los votos les sean favorables. Montserrat evitó hacer pronósticos. Margallo confiaba en que las sensaciones de triunfo que algunos anuncian finalmente se concreten. Nadie sabe nada.

Feijóo no se pronuncia pero el goteo de compromisarios gallegos sigue fluyendo en dirección a Casado. "Son percepciones, pero también personas concretas, que saltan en la red, dan la cara y nos apoyan", dicen en el equipo de Casado. Santamaría, por su parte, intentó transmitir, en una entrevista en Onda Cero, una clara confianza en la victoria. Y hasta habló de la corrupción, el tema tabú de estas primarias. 

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