Política

De Génova a Ciudadanos en 24 horas: así se fraguó la campanada de Garrido

El PP reprocha al ex presidente de la Comunidad que contactase con el líder naranja Ignacio Aguado mientras aparecía en los mitines de Pablo Casado como si nada

Hace una semana, Ángel Garrido asistía en primera fila a un mitin de Pablo Casado en el templo de Debod de Madrid. Nada hacía sospechar entonces el paso que el ex presidente de la Comunidad de Madrid estaba a punto de dar y que ha sacudido la recta final de la campaña para las elecciones generales.

De un día para otro, Garrido ha dejado el PP y se ha enrolado en Ciudadanos. Al ex presidente se le vio en la sede del PP en Génova esta misma semana sin que nadie sospechara su salida. Este jueves acompañará a Albert Rivera en un desayuno informativo ya como dirigente naranja.

Garrido llamó a Cs

Ciudadanos y Garrido han llevado en el más absoluto secreto un idilio de última hora. Un golpe a Casado con el que Rivera no contaba. Garrido empezó a tramar su salida a principios de mes, según fuentes de Génova.

"Lo tenía todo apalabrado y maquinado, él fue quien se ofreció a Ignacio Aguado, líder naranja en Madrid, para dar el salto", dicen estas fuentes. Una versión que coincide con la que ofrece Ciudadanos. El fichaje se gestó a nivel autonómico entre Garrido, Aguado y César Zafra. El secretario General, José Manuel Villegas, se sumó a la negociación y Rivera dio el visto bueno final.

En paralelo a ese diálogo, Garrido siguió acudiendo a los actos del PP como si nada. Muy significativa fue su presencia en la presentación de la candidatura europea en el azotea del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Pero también hizo campaña a nacional en municipios madrileños o asistió al mitin de Casado en el templo de Debod.

Garrido se enteró de que no sería candidato a la Comunidad cuando Casado comunicó oficialmente el nombre de Isabel Díaz Ayuso, compañera del líder popular en Nuevas Generaciones y parte de su círculo de confianza y amistad. 

El ex presidente se lo tomó un agravio. Algunos dicen que una humillación, tal y como evidenció al anunciar su fichaje este miércoles. Garrido quiso devolver la bofetada a Casado, con quien no mantenía una relaciones demasiado fluidas, y lo hizo. 

No comunicó su salida a nadie de su equipo. El martes estuvo en la sede de la calle Génova. Y saludó cordialmente a compañeros comentando el primero de los debates electorales. Ese mismo día había firmado su aceptación como candidato a las listas europeas. 

Casado le había ofrecido un puesto de honor, si se tiene en cuenta los codazos y zancadillas que hay en todos los partidos por los puestos de salida en Bruselas. "Garrido será lo que me pida", dijo Casado en público agradeciéndole su gestión en la huelga del taxi.

Debilidad de Casado

Y Garrido demandó una plaza entre los cinco primeros puestos. "Todos estos días, cuando ya había negociado con Ciudadanos, estuvo presionando para que metiéramos a su gente en las listas de la Comunidad y al Ayuntamiento", dice una persona del equipo municipal del PP.

Garrido se ha ido por mucho menos. Una prueba, ha dicho, de su "convicción". Será el número 13 en la lista que encabeza Aguado a la Asamblea de Madrid.  

A Casado le estalló la bomba de Garrido durante un mitin en Sevilla. "Es de una deslealtad superlativa", dicen estas fuentes. "No saben lo que se llevan. Ni es Churchill, ni ha demostrado ser un tipo leal".

Para Ciudadanos, Garrido es una nueva pieza en el proyecto que Rivera ha bautizado como la "casa común del constitucionalismo". Un lugar, dice, en el que cabe la sociedad civil y el talento de los grandes partidos.

"Garrido cree que Ciudadanos es el proyecto ganador, el moderado, el de centro", ha dicho Rivera durante un mitin en Valladolid. En ese acto ha participado la ex socialista Soraya Rodríguez, otra de las incorporaciones del partido naranja en este caso para Bruselas.

El golpe de Ciudadanos, que no descarta alguna sorpresa a pesar de que la campaña está tocando a su fin, forma parte de su estrategia de disputar la hegemonía del centro derecha al PP. El partido cree que con todo abierto el 28-A y la fragmentación del voto, un PP débil puede ayudar a Rivera a dar esa batalla a Casado.

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