Génova reacciona con calma ante el anuncio de José María Aznar de que es necesario una ‘corrección del rumbo’ en la deriva política de nuestro país. En la dirección el partido no se esperaba otra cosa. Aznar se ha presentado como el garante del ideario centrista, de baluarte de los principios que ha defendido el PP desde sus orígenes, un partido con vocación liberal y reformista. Lo hará, a partir de ahora, desde una Faes ya desvinculada de su matriz, sin ataduras ni más compromisos que “la tarea de España”.
Dos de los cinco vicesecretarios del PP, Andrea Levy y Javier Maroto, acudieron a la convocatoria del expresidente y refundador de su partido. Hilvanaron algunas palabras de cortés compromiso hacia la figura de quien ha ostentado el liderazgo durante tantos años. “Un referente”, “todo el respeto”, “ideas que hay que tener en cuenta”. En Génova se da por hecho que el acto de este jueves es el anuncio de ‘un bombardeo, de ideas pero bombardeo’. No hay en España “una fábrica de ideas más influyente”, señaló Aznar en su mensaje, de tono correcto pero de firme calado.
La influencia como objetivo
El expresidente del PP está decidido a dejar oír su voz desde esta plataforma de pensamiento. Pretende influir desde la derecha a un partido que en Faes ven desnortado ideológicamente y rehén de sus compromisos para ganar votos, según denunció Alberto Ruiz-Gallardón, uno de los oradores de la sesión. El que fuera ministro de Justicia con Rajoy evidenció su malestar profundo con la actual dirección del PP. Fue el más crítico y el más agresivo. Aznar se contuvo en las formas, tanto que incluso pareció defraudar a una parte de la nutrida audiencia que se había congregado para asistir a este bautismo de la nueva Fundación.
Toca ponerse el casco, señalaba esa fuente, y aguantar el chaparrón. Mientras tanto, la dirección de Génova ya ha hecho saber que, una vez pasado el Congreso Nacional de su formación, se pondrá a trabajar en la creación de otra Fundación con la que contrarrestar las andanadas que leguen desde fuera. Un combate del pensamiento, dicen. Rajoy se mantiene ajen a estas preocupaciones. "Las elecciones las gana la economía y el bolsillo", suele apuntar.
El tirón de Aznar dentro del PP ha perdido impulso, se consuelan. “Nunca sobran las aportaciones que lleguen con lealtad y voluntad constructiva”, apostillaban. No está claro si la línea que ahora emprende Faes se orientará en esa línea. Aznar quiere mantener su papel de referente para un cierto sector sociológico de la derecha que se siente defrauda con el pragmatismo cortoplacista de Rajoy. Aznar no olvidó efectuar una referencia generacional, uno de los grandes problemas con los que el partido afronta su futuro. Los menoress de 40 años han desertado del PP rumbo hacia otras opciones, Ciudadanos y hasta Podemos. O, sencillamente, la abstención.
Las directrices de la cúpula del PP se basan en, a partir de ahora, hacer abstracción de los mensajes que lleguen desde el que fuera su ‘think tank’ y asumir sus documentos y trabajos como si fueran de un ente ajeno y distante. “Aznar es un militante del PP. Está en su derecho. No tenemos que obsesionarnos, no pasa nada”, repetía un veterano dirigente del partido, convencido de que los efectos de esta iniciativa se irán diluyendo conforme pase el tiempo.
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