Política

La geometría variable (o milagrosa) que necesita el PSOE navarro para gobernar

María Chivite apuesta por gobernar en minoría junto a Podemos e IU, con 14 escaños de los 50 del Parlamento foral, y tejer acuerdos puntuales con los nacionalistas o la derecha según el tema de que se trate

El PSOE no tiene tan lejos como parece la posibilidad de alcanzar el poder en Navarra, siempre y cuando Ferraz lo permita. Si finalmente su cabeza de lista, María Chivite, logra la presidencia del Ejecutivo autonómico, llegará el momento de la verdad: gobernar. Y para ello el PSN apuesta por hacerlo en minoría y tejiendo pactos con las diferentes fuerzas políticas según el tema del que se trate. La idea es articular una agenda social con sus hipotéticos socios que se tendría que compaginar con ciertos acuerdos con Navarra Suma en temas identitarios. Una geometría variable muy compleja, casi milagrosa. 

Desde antes de las elecciones forales del 26-M estaba claro que el PSN tendría la llave de la gobernabilidad o incluso podría hacerse con el poder. Como viene informando Vozpópuli desde antes de la noche electoral, el plan de Chivite era presentarse a la investidura aunque fuera tercera fuerza política. Sus votos no serían para UPN ni para los nacionalistas vasquistas pasase lo que pasase. La intención era (y es) gobernar desde el centro de la política navarra, siempre tan polarizada entre el constitucionalismo y el nacionalismo.  

Los apoyos y la abstención de Bildu, primer escollo

Una vez que el resultado en las urnas fue aún mejor de lo esperado, con el segundo puesto, solo por detrás de Navarra Suma, la líder del PSOE regional se sintió incluso más legitimada para intentarlo. Sus compañeros creían y siguen creyendo, pese a las advertencias de Ferraz que obedecen a las necesidades de Pedro Sánchez, que están ante una oportunidad histórica. Ya es sabido, porque el tema ha vuelto a convertirse en cuestión de estado y se repite hasta la saciedad, que Chivite necesita los apoyos de Podemos, IU y Geroa Bai, así como la abstención de Bildu.

Para conseguir la ansiada presidencia del Gobierno foral 25 años después, el PSOE juega la carta de lograr que Bildu se abstenga sin necesidad de firmar un acuerdo, porque los 'abertzales' buscan impedir a toda costa un gobierno de la derecha. Esto no es imposible, ni mucho menos, pese a que Arnaldo Otegi y compañía insistan en que quieren que no se los ningunee. 

El plan A de Chivite: 14 escaños de 50

¿Ante qué se tendría que abstener Bildu? El ejecutivo "progresista y plural" que quiere formar Chivite es una coalición del PSN (11 escaños), Podemos (2) e IU (1). Solo 14 de los 50 escaños del Parlamento de Pamplona. Este es el plan A, pero no parece una opción demasiado factible. Porque Geroa Bai (9), liderada por la presidenta saliente, Uxue Barkos, establece como línea roja de un posible acuerdo formar parte del gobierno autonómico.  

Por tanto, el plan B, más realista pero igualmente complejo, sería contar con Geroa Bai. O sea, un cuatripartito que sumaría 23 de los 50 asientos de la Cámara foral. En ningún caso el PSOE quiere que Bildu entre en la ecuación, a pesar de que sus potenciales socios le reclaman que no excluya a los 'abertzales'. Es decir, esos cuatro partidos (PSOE, Geroa, Podemos e IU) gobernarían en minoría, porque tendrían en frente, en la oposición, a otros 27 parlamentarios: 20 de Navarra Suma y 7 de Bildu

Pactos con todos... o con ninguno

En este contexto, los planes del PSN son articular una "agenda social" con sus socios de izquierdas y nacionalista. Ese sería el eje sobre el que giraría la política del nuevo gobierno. Pero, al mismo tiempo, los socialistas no descartan llegar a acuerdos puntuales con Navarra Suma en asuntos más polémicos e identitarios como los relacionados con el euskera, los símbolos o el relato sobre el final de ETA. De hecho, el PSN votó lo mismo que UPN (líder de Navarra Suma) en no pocos asuntos durante la legislatura pasada. 

Compaginar los diferentes pactos se antoja complicado. La tópica y típica geometría variable, pero elevada al cuadrado, porque lo cierto es que el Gobierno no sería el más fuerte de los que se recuerdan. A Chivite le pasaría lo mismo que ahora le ocurre con la investidura para aprobar cualquier ley, medida o cambio: necesitaría la abstención de algunos de los dos grupos de oposición.

Convencer a la derecha o a los 'abertzales' y sumar alternativamente con ellos según el tema de que se trate no parece sencillo. Pero en el PSOE navarro acaso crean que en política todo es posible, incluso los milagros. O, quizás con más dosis de pragmatismo, consideren que lo primordial es llegar al gobierno, porque todo lo demás ya se resolverá cuando llegue el momento. 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP