El Partido Popular Europeo ha ganado las elecciones europeas con 184 escaños, según los primeros datos ofrecidos por la Eurocámara al cierre de los colegios electorales. Los populares han aumentado su ventaja sobre su rival tradicional, el grupo de los Socialdemócratas europeos, que ha bajado hasta los 139 parlamentarios, y que sufre una importante derrota al igual que los Liberales y Verdes, que han caído con fuerza hasta los 80 y 23 escaños respectivamente.
Más allá de los populares, los grandes vencedores son los grupos de la derecha radical. Los Conservadores y Reformistas alcanzan los 73 eurodiputados gracias, en buena medida, a Giorgia Meloni, mientras que Identidad y Democracia sube hasta los 58 por la aplastante victoria de Marine Le Pen en Francia que ha obligado a Emmanuel Macron a convocar elecciones legislativas.
También suben con fuerza hasta los 45 escaños los No Inscritos en los que figuran partidos como el Fidesz del populista Victor Orban o la formación de extrema derecha alemana, AfD. El resto de los 720 eurodiputados que se elegían en estos comicios que se han celebrado entre los días 6 y 9 de junio se reparten entre el grupo de la Izquierda, con 36 escaños, y un nutrido grupo de 50 eurodiputados de nuevas formaciones sin afiliaciones definidas.
Europa se tiñe de azul
Con los resultados aún provisionales que se consolidarán a lo largo de las próximas horas, queda claro que la gran coalición saliente en torno al centro de Populares, Socialdemócratas y Liberales queda tocada por la debilidad de estos dos últimos, aunque tendrían escaños suficientes para repetir en el poder. Eso sí, la subida de la derecha más radical también ofrecerá la opción al PPE de mirar a su derecha para una mayoría que parece impensable para formar una coalición sólida pero sí factible para sacar adelante o frenar algunos de los temas más espinosos de la agenda europea.
También es significativo el cambio de tendencias en numerosos países de la UE en los que se han llevado la victoria partidos que no están en el poder. España y Francia son los dos ejemplos más representativos de una Europa en la que se diluye el color rojo de los socialistas. Según los resultados provisionales, las fuerzas socialdemócratas solo han vencido en países menores como son Rumanía, Lituania, Suecia y Malta, mientras que han perdido en países donde esperaban lograr la victoria, como en España o Dinamarca y en Portugal han empatado a escaños con los populares. Del viraje a la derecha sí se libra Países Bajos, donde la coalición entre verdes y socialistas logra contener el fuerte avance del ultraconservador Geert Wilders.
En total, el PPE lograría la victoria en 11 de los 27 Estados miembros, los socialdemócratas en 5, los liberales, los conservadores y la ultraderecha en 3, la Izquierda en Irlanda, los Verdes en Países Bajos y los populistas sin afiliación en Hungría y en Eslovaquia.
Von der Leyen, Meloni y Le Pen, grandes vencedoras
La actual presidenta de la Comisión Europea y cabeza de lista del PPE, Ursula von der Leyen, tiene al alcance de la mano la posibilidad de repetir en el cargo los próximos cinco años. Una opción evidente pero no segura ya que todo queda ahora supeditado a las negociaciones que arrancarán este mismo lunes para la formación de los grupos políticos en la Eurocámara y el reparto de los principales cargos de las Instituciones Europeas.
Hasta ahora, populares y socialdemócratas siempre se han repartido las presidencias de la Comisión, del Consejo y del Parlamento Europeo, además del Alto Representante para la Política Exterior de la UE con algunas cesiones puntuales a los liberales cuando han sido necesarios para formar coalición.
Sin embargo, la fuerte subida generalizada en la derecha y la cotización al alza de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, podría forzar a mirar al ala más radical para la composición del futuro puzle de la toma de decisiones europeas.
La gran incertidumbre en este sentido será Francia ya que la victoria aplastante de Marine Le Pen ha obligado a Emmanuel Macron a disolver la Asamblea Nacional y a convocar unas elecciones que van a coincidir con el periodo de negociaciones entre los líderes de los 27 Estados miembros para estos grandes nombramientos.
Macron fue decisivo en la confección del poder tras las elecciones de 2019 por lo que, en caso de que el vuelco en las europeas se traduzca en un cambio de poder a nivel nacional, se abriría un periodo de enorme incertidumbre.
La línea roja amovible del PPE
Las tendencias generalizadas de los últimos años y el fulgurante ascenso de Giorgia Meloni en Italia parecen haber hecho desaparecer el cordón sanitario que los populares europeos habían trazado en el pasado a su derecha.
Ahora las líneas rojas están más diluidas y Fratelli d'Italia, el partido de la primera ministra transalpina, es el ejemplo concreto de que hay algunas formaciones de la derecha más radical que han pasado de provocar un espanto a ser objeto de mano tendida, tal y como ha quedado patente en la campaña de Ursula von der Leyen.
Sin embargo, son más las excepciones que la regla ya que, de las dos familias políticas que se han ubicado a la derecha del Partido Popular Europeo en la legislatura que ahora termina, solo se contemplaría lanzar un anzuelo a unos pocos de los partidos que forman parte del ala más moderada, la de los Conservadores y Reformistas a la que pertenece Vox y que cuenta con partidos potentes como el de la propia Meloni o el PiS de Polonia.
Quedan descartados para posibles alianzas de peso los partidos que se han ubicado en la extrema derecha en el grupo Identidad y Democracia, encabezado por Marine Le Pen y la Lega de Matteo Salvini, a pesar de haber excluido hace apenas unas semanas a Alternativa para Alemania por polémicas declaraciones del que era su candidato sobre las SS en tiempos del nazismo.
En parte será clave ver cómo se reestructuran todos estos partidos y si son capaces de formar un grupo político más potente en el Parlamento Europeo. De momento, Le Pen ya ha tendido la mano a Meloni para alcanzar un entendimiento. Sin embargo, la dirigente italiana no está convencida con la idea de formar alianza con un apellido que siempre ha estado ligado, desde tiempos del padre de Marine, a la extrema derecha, al populismo e, incluso, a la simpatía por enemigos de la UE, como es en la actualidad Vladimir Putin con el que Le Pen mostró mucha sintonía en un pasado aún reciente.
En todo caso, las próximas semanas serán decisivas para ver el rumbo que adopta Europa tras los resultados que han arrojado estos comicios.
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