El Gobierno tiene dudas de que la economía española, a nivel de su tejido de pequeñas y medianas empresas, pueda aguantar la ola del coronavirus si la crisis se prolonga más allá de Semana Santa. Las estimaciones más generosas apuntan a un mes desde que se activó la emergencia, el pasado 14 de marzo. "Tres semanas o un mes", repiten fuentes gubernamentales. Los ministerios que más trabajan para resolver la emergencia son los de Economía, Hacienda y Seguridad Social, y esperan que la promesa de fondos privados y públicos cree el clima de confianza indispensable para que no se genere pánico entre las pequeñas empresas.
La situación en España no es diferente a la de países como Italia y Francia, donde el peso de la pequeña y mediana empresa en el PIB y en el empleo es determinante. Las pymes españolas crean el 74% de los puestos de trabajo, según la Cepyme. De ahí que el pasado martes el Ejecutivo lanzó una sustancial promesa de activar 200.000 millones de euros para evitar una catástrofe económica con la irrupción del coronavirus.
El Ejecutivo sabe que 100.000 millones serían créditos del ICO, mientras que otros 83.000 deberían levantarse con el visto bueno de los bancos. O sea, que de inversión real quedan unos 17.000 millones. Pero la idea a la que se han encomendado los expertos de los ministerios de Economía y Hacienda es que ahora hace falta “transmitir confianza”. Y, sustancialmente, esperar a que la curva del contagio baje pronto.
Un año para volver a la normalidad
En el debate interno del Ejecutivo, el partido de Pablo Iglesias ha quedado muy apartado. Así lo confirman varias fuentes del Gobierno que recalcan que no queda tiempo para mucho debate. Las cuentas se harán, pero más adelante, prometen. La prioridad ahora es garantizar liquidez a las empresas para evitar una quiebra generalizada que se traduciría en una tragedia para el empleo.
El propio Sánchez lo dijo e repitió el pasado martes. Sostuvo que se trata de medidas transitorias, porque él como sus técnicos esperan que todo acabe incluso antes de lo que dicen los expertos sanitarios. En Italia se espera el pico de contagio para este fin de semana. España lo prevé para la siguiente. De ser así, la apuesta de Sánchez será ganadora, y el shock económico de dos o tres semanas de parón sería asumible. Aunque nadie se confunde: para que esto vuelva a la normalidad se necesitará al menos un año.
El problema, reconocen las fuentes gubernamentales consultadas, es que “dure la situación actual más allá de ese plazo”. Si persiste más de dos o tres semanas, el Ejecutivo deberá activar otras ayudas. De ser así, lo más lógico es que la enfermedad persista también en otros países europeos, porque sería aún más problemático quedarse en la estacada. Las estimaciones apuntan a que España se convertirá en el país con más fallecidos por coronavirus por detrás tan solo de Italia, pero con la amenaza incluso de superarlo.
La preocupación es máxima en la Moncloa. Muchos en el Ejecutivo admiten el retraso en la puesta en marcha de las primeras medidas de contención. "Sánchez sabe que el 8-M es una condena", sostienen en el PSOE para referirse a la decisión de permitir una manifestación multitudinaria (120.000 personas) en la capital. Otros insisten en que, aún con un cierto retraso, España reaccionó a tiempo, pero que ahora hace falta asegurar la coordinación absoluta entre territorios y el Gobierno central. Sin ella, España puede correr el peligro de tardar más tiempo en cerrar la herida.
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