Del dicho al hecho hay un trecho. Sobre todo en los Presupuestos Generales del Estado. Las inversiones millonarias que se anuncian, se publicitan y se esgrimen no siempre se corresponden con lo que se acaba gastando. El Gobierno socialista siempre hace bandera de su inversión en Sanidad y Educación, pero lo cierto es que suele incumplir sus promesas presupuestarias en este ámbito. En 2023, el Gobierno gastó 2.479 millones de euros menos de los presupuestados en estas dos materias. Los informes de la Intervención General del Estado (IGAE) exponen con claridad que alrededor de un 30% del presupuesto del que disponían estos dos pilare del Estado del Bienestar nunca llegaron a utilizarse.
El caso de la Sanidad es el más llamativo. En 2023, el Gobierno de Sánchez tenía presupuestados 3.225 millones de euros para esta esta partida, de los que quedaron sin ejecutar el 37,5%, más de una tercera parte. Estamos hablando de 1.208 millones de euros, una cifra astronómica que podría haberse dedicado a proyectos bloqueados por el PSOE en la anterior legislatura como la Ley ELA (que cuesta 12 veces menos que esta cantidad sobrante de acuerdo con la propuesta original de Ciudadanos). Un año más, el Ejecutivo no ha utilizado buena parte los Fondos REACT-UE que tenía asignados para esta materia: 600 millones de euros.
El Plan Nacional sobre Drogas también ha quedado lejos de los objetivos de la ejecución de gasto de Sánchez, pues ha utilizado 140 millones de euros menos de lo presupuestado el pasado año. La Salud Pública y los servicios de Sanidad Exterior -para la que trabaja Fernando Simón y los especialistas sanitarios que trabajan en prevención de pandemias- ha recibido 50 millones menos de lo prometido.
Otros de los ámbitos donde el presupuesto del Estado para Sanidad no se ha ejecutado como estaba previsto son la Cooperación al desarrollo (20 millones menos); las prestaciones sanitarias y de farmacia (17 millones menos); o la Salud Digital (8 millones menos).
Las inversiones del Plan de Recuperación para proyectos sanitarios han quedado también lejos de los prometido. El ejemplo más notoria es lo que se preveía gastar en la digitalización y modernización del sistema sanitario, un ámbito del que dependen elementos tan fundamentales para nuestro país como la historia clínica interoperable o una receta interoperable entre la sanidad pública y la privada. En el apartado de "proyectos tractores para la digitalización de la Administración General del Estado" se ha ejecutado apenas el 39% de lo presupuestado, por lo que 66 millones se han quedado en el negro sobre blanco.
Más sangrante si cabe es la partida para la "transformación digital y modernización de la sanidad", a la que no se ha invertido un solo euro de los 130 millones presupuestados en origen. Para mejorar la respuesta ante crisis sanitarias se prometieron 13 millones y se gastaron 7 millones, mientras que del 'Plan para la racionalización del consumo de productos farmacéuticos y fomento de la sostenibilidad' se quedaron en el tintero 104 millones de euros.
1.200 millones sin utilizar en Educación
En Educación la situación es similar: 1271 millones sin utilizar. El Ministerio de Pilar Alegría ha gastado un 20% menos de lo presupuestado. En este caso, se han gastado 1.000 millones de euros menos de lo prometido en Formación Profesional para el Empleo. Esta partida, de la que se ha ejecutado un 67%, es la que más lejos está del objetivo en términos absolutos.
Al igual que ocurre con la sanidad, el nivel de ejecución de los fondos europeos es bastante desastroso. En la transformación digital de la educación, partida que bebe del Plan de Recuperación, se ha gastado un millón de euros, apenas el 2,8% de los 63 millones previstos. De la misma forma, 150 millones menos de lo esperado se han acabado destinando al llamado reskilling upskilling (formación extra para personas ya formadas), que también cuenta con el apoyo financiero de la UE.
Estos incumplimientos presupuestarios no empañan el récord de gasto del Gobierno de Pedro Sánchez, que no conoce rival en la historia de España: 182.000 millones de euros. Un gasto que es casi cuatro veces más que el Ejecutivo de José María Aznar. Otro de los récords del currículum de Sánchez como presidente es el gasto en salarios de asesores y altos cargos: 132 millones de euros.
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