El Gobierno no enviará representantes a la beatificación de dos misioneras españolas que fueron asesinadas en Argelia en 1994. Las religiosas forman parte de un grupo de 20 personas de distintas nacionalidades que son considerados mártires por la Iglesia católica.
Todos los países mandarán una delegación institucional de alto nivel -ministros o familia real- a la ceremonia, que se celebra este sábado Día de la Inmaculada en Orán (Argelia). España, por su parte, no desplazará a nadie. Ni de rango alto, ni medio. Como mucho se espera al embajador.
Tanto en los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero como en los más recientes de Mariano Rajoy era habitual que varios ministros asistieran a las beatificaciones de españoles. Fuentes de la vicepresidencia del Gobierno han declinado hacer comentarios y han recordado que las relaciones Iglesia-Estado son competencia del Ministerio de Justicia.
Diálogo Iglesia-Estado, en punto muerto
El gesto del Gobierno, inédito en la historia reciente, es la mejor prueba de la mala sintonía entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y la Santa Sede. La exhumación de los restos de Francisco Franco y algunas declaraciones de la vicepresidenta Carmen Calvo han tensado la relación del del Gobierno socialista con la jerarquía eclesial en los últimos meses.
Según ha sabido Vozpópuli, la comunicación entre Calvo y la Conferencia Episcopal es inexistente desde su polémica reunión con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, a finales de octubre. La Santa Sede desmintió en un comunicado la versión que la vicepresidenta ofreció sobre el posible enterramiento de Francisco Franco en la catedral de La Almudena, en Madrid.
Violencia en Argelia
Caridad Álvarez y Esther Panigua, naturales de Santa Cruz de la Salceda e Izagra (Castilla y León), fueron tiroteadas cuando salían de misa en Argel el 23 de octubre de 1994. Las dos pertenecían a la orden de las Agustinas Misioneras. Argelia estaba inmersa entonces en una cruenta revuelta del fundamentalismo islámico que se cobró numerosas víctimas extranjeras, especialmente religiosos.
Ante la situación de peligro que se vivía, el arzobispado de Argel autorizó a las comunidades a abandonar la misión. Las españolas decidieron permanecer en el país. La embajada recomendó a las religiosas desplazarse de dos en dos y a intervalos por motivos de seguridad. Otras dos monjas españolas de la misma comunidad salvaron la vida aquel día porque salieron de la Eucaristía poco después.
Las españolas serán beatificadas junto a otras 17 personas, religiosos franceses y belgas, que fueron asesinados en aquella época. Entre ellos hay un grupo de siete frailes secuestrados y ejecutados en un monasterio en la zona del Atlas en 1996. El único superviviente de aquella matanza fue precisamente un español.
El episodio fue llevado al cine en la película francesa De dioses y monstruos, multipremiada en el Festival de Cannes del 2010.
La Santa Sede considera que estas 19 personas son mártires, porque murieron por la única razón de ser cristianos. La beatificación es el paso previo imprescindible antes de su declaración como santos, según el rito de la religión católica.
Alta representación de Francia y Bélgica
Tanto Francia como Bélgica tienen previsto desplazar a miembros de su Gobierno a la ceremonia. Francia no descarta la asistencia tanto de su primer ministro como del ministro del Interior. En el caso belga se espera a algún representante de la familia real.
Fuentes de las Agustinas Misioneras han explicado a este diario que sólo se ha autorizado el viaje a 10 miembros de la congregación, entre ellas la madre superiora general, Pilar Pacho, y su vicaria, Ana María Rodríguez.
Además viajarán cinco familiares por cada una de las dos religiosas. Cuando faltan apenas unos días para la misa de beatificación, al menos cuatro personas de este grupo no han recibido todavía el visado. Todos ellos han financiado el desplazamiento de su propio bolsillo.
Las Agustinas Misioneras han lamentado no poder viajar con más gente para recordar a sus compañeras. La Catedral de León acogerá una celebración religiosa en memoria de las entonces ya beatas el 15 de diciembre. La ceremonia, a la que están invitadas las autoridades locales, se espera multitudinaria.
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