El Ministerio de Política Territorial y Función Pública va a vivir una curiosa situación en un par de semanas que se puede agravar con el paso de los meses si no llega pronto la investidura de Pedro Sánchez.
Este departamento se quedó en mayo sin ministra, Meritxell Batet, al ser la persona elegida para dirigir el Congreso de los Diputados, y ahora, a finales de junio, será cesado el secretario de Estado de Política Territorial, Ignacio Sánchez Amor, ya que es uno de los 20 eurodiputados del PSOE que habrá en la próxima Eurocámara. Un cese, en el último Consejo de Ministros de este mes, que se añadirá al del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, por la misma razón.
Salida problemática
La renuncia de Batet y ahora el descarte de su 'número dos' no serían un quebradero de cabeza para el Ejecutivo de encontrarse a pleno rendimiento, pero el hecho de estar en funciones desde las elecciones generales del 28-A le impide nombrar sustitutos. La baja de la ministra se solventó con un titular de prestado, el de Agricultura y Pesca, Luis Planas, quien lleva el despacho ordinario de los asuntos correspondientes al Ministerio de Política Territorial desde hace un mes.
Pero la salida de Sánchez Amor es más problemática ya que su área de trabajo deberá ser asumida, en principio, por José Antonio Benedicto, el secretario de Estado de Función Pública y que 'de facto' será la persona que informe a Planas de todo lo que acontezca en el ministerio.
Esta situación, con escasos precedentes en democracia, se quedará en anécdota si Sánchez consigue formar Gobierno en la primera o segunda semana de julio, tal y como insisten desde la Moncloa, pero empezará a complicarse si no se consigue la investidura en ese momento y comienza a correr el reloj para la convocatoria de unas nuevas elecciones, según admitieron fuentes gubernamentales a Vozpópuli.
Iceta, ¿el relevo?
En cuanto a los candidatos a sustituir a Batet en Política Territorial si Sánchez es reelegido, la primera opción que se barajó fue Miquel Iceta por ser una figura de continuidad y como recompensa al fiasco del veto que sufrió en el Parlamento catalán para convertirse en senador por designación autonómica y, en última instancia, presidente de la Cámara alta.
Las citadas fuentes, sin embargo, ponen reparos a esta operación ya que colocaría al líder del PSC en la incómoda tesitura de negociar con los máximos responsables de la Generalitat de Quim Torra a los que ha criticado en los últimos años.
Además, añaden que el papel adquirido por Política Territorial en la última negociación bilateral entre los gobiernos de Madrid y Barcelona, sobre todo con la polémica del relator, desaconseja ahora que este departamento esté en manos de un político catalán, así que esta cartera está más abierta que nunca.
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