Detrás del bronco debate parlamentario del pasado jueves en el Congreso a propósito de la derogación de la prisión permanente revisable late una indisimulada lucha de poder. Principalmente entre PP y PSOE, pero no sólos; ahí andan Podemos y Ciudadanos como tercero y cuarto en discordia por hacerse con el control de eso que toda la vida se ha denominado la calle y que el fallecido Manuel Fraga inmortalizó su celebre frase: "La calle es mía".
Que se lo digan al ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, que este viernes usó la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para instar a los socialistas a "escuchar la voz de la calle", que pide -en un 80%, según las encuestas- no derogar la prisión permanente revisable. Es "bueno", añadió, que un debate como éste se haya llevado al Congreso para "exponer las razones de uno y otro y que la gente juzgue" y que la ciudadanía pueda "ver y calibrar quién tiene mejores razones y quién responde mejor a las exigencias de la sociedad española"
Con la imagen del niño almeriense Gabriel asesinado por su madrastra es muy difícil sustraerse a la emoción del debate y el Gobierno está lanzado a arrebatar a PSOE y Podemos el terreno que han ganado durante semanas de manifestaciones convocadas por la Coordinadora Estatal por un sistema público de pensiones, y por la multitudinaria protesta y huelga feminista del 8M.
Así que, ni cortos ni perezosos, populares y socialistas van a salir el domingo en la manifestación en Huelva, pero también en las principales capitales españolas para exigir lo que la izquierda considera una cadena perpetua encubierta.
Con Podemos de 'capa caída', populares y socialistas aspiran a recuperar el terreno perdido en el último lustro con dos temas muy emocionales: los jubilados y las víctimas de crímenes horrendos
Así que, cuarenta años después de aquel exabrupto del que fuera presidente fundador del PP nada ha cambiado: quien se hace con la calle se hace con el relato. Es lo que les ocurrió a Pablo Iglesias que, aupado sobre los rescoldos de las protestas del 15-M de 2010 irrumpieron en la política española para quedarse, por más que los sondeos señalen que está de capa caída.
Y es lo que van a intentar Pedro Sánchez y los socialistas -el propio Iglesias también- un día antes que los populares, hoy sábado en Madrid, con la que se prevé multitudinaria manifestación de los pensionistas en defensa de la equiparación de sus jubilaciones con el IPC.
Una manifestación que tendrá réplica en capitales de toda España. De poco le habrá servido a Mariano Rajoy anunciar "mejoras" en las pensiones mínimas y las de viudedad si socialistas y morados, junto con los sindicatos, sacan esta mañana a la calle a centenares de personas... Su turno y el de Albert Rivera será mañana, domingo, con la prisión permanente revisable que tantos dolores de cabeza le está dando a Sánchez.
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