El Gobierno de Pedro Sánchez se dispone a relevar a la cúpula militar si mañana saca adelante la investidura, según indican fuentes gubernamentales a Vozpópuli, pues se da por hecho que Margarita Robles seguirá al frente del Ministerio de Defensa.
Este mismo viernes, en el primer Consejo de Ministros del novedoso Ejecutivo de coalición, es muy posible que se produzca el cese del jefe del Estado Mayor de la Defensa, Fernando Alejandre. En el EMAD ya se están preparando para la eventualidad de que en la reunión de Jemad de la OTAN en Bruselas del próximo 13 de enero viaje el nuevo jefe de las Fuerzas Armadas, advirtieron fuentes militares a este medio.
Los otros tres 'jemes' –Francisco Javier Varela (Tierra), Teodoro López Calderón (Armada) y Javier Salto (Aire)- podrían entrar este viernes en el mismo paquete de relevos que el Jemad o, en su caso, ser cesados en una o dos semanas.
En círculos militares se da por hecho que el actual jefe del gabinete técnico de Robles, el teniente general Miguel Ángel Villarroya, será el próximo Jemad o dirigirá el Ejército del Aire
Cada vez que se renueva la cúpula militar se aplica la regla no escrita de la rotación entre los tres Ejércitos y ahora toca que el próximo Jemad, el puesto por el que sueña todo militar cuando entra en las Fuerzas Armadas, salga del Ejército del Aire.
¿Un general catalán de Jemad?
En círculos militares se da por hecho que el actual jefe del gabinete técnico de Robles, el teniente general Miguel Ángel Villarroya, será el próximo Jemad o dirigirá el Ejército del Aire, pues la lista de candidatos para ambos puestos la componen sólo ocho tenientes generales. Las quinielas para ambos puestos la completan el actual jefe del Mando de Apoyo Logístico del Ejército del Aire, Miguel Ángel Martín, y el jefe del Centro de Aéreo de Operaciones Combinadas ubicado en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), Rubén Carlos García Servent.
Robles ha 'convivido' año y medio con la cúpula militar que eligió el Gobierno de Mariano Rajoy en marzo de 2017. El nombramiento de la ministra se recibió con frialdad en los cuarteles generales ya que fue una elección de Sánchez en el último minuto.
Ella iba a ser ministra del Interior, pero al enterarse que en Justicia llegaba Dolores Delgado -muy próxima a Baltasar Garzón- se plantó y obligó al presidente del Gobierno a buscarle la salida de Defensa cuando ya había un ministro 'in pectore' -Constantino Méndez-. El nuevo traje de la ministra se vistió con el caramelo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que volvió a depender orgánicamente de Defensa cuando en la etapa del PP estuvo adscrita a Presidencia.
Desde la moción de censura, los roces y momentos de tensión entre la ministra y los 'jemes' han sido recurrentes. El primer encontronazo llegó con la Armada con el caso del vicealmirante Fernando Gómez Fernández de Córdoba, a quien la ministra culpó de la polémica de las oposiciones militares a Psicología y su oposición a que las Fuerzas Armadas dejaran de participar en el Salón de la Enseñanza de Barcelona. El vicealmirante era subdirector de Reclutamiento y Orientación Laboral, órgano dependiente de la Subsecretaría de Defensa.
Polémico pase a la reserva
Primero se ordenó al jefe de la Armada que se le diese un destino "irrelevante" en el cuartel general, pero el almirante López Calderón respondió por escrito a la ministra que no había ningún puesto de estas características porque todos ellos son "relevantes". Robles procedió entonces, en plenas vacaciones de agosto de 2018, al pase forzoso a la reserva del vicealmirante, una decisión excepcional e infrecuente que con el paso de los meses se le vino en contra a la ministra, según recordó Abc en su momento.
En democracia sólo se había 'mandado' a la reserva de forma tan expeditiva al teniente general José Mena, por criticar en la Pascua Militar de 2006 el Estatuto catalán que finalmente fue tumbado parcialmente por el TC; y al teniente general José Antonio Beltrán, responsable militar de la repatriación de las víctimas del Yak-42. El vicealmirante recurrió su cese al Tribunal Supremo, que le dio la razón en un sorprendente revés judicial para una experta jurista como es Robles.
Otro momento de tensión se produjo hace casi un año con motivo del discurso del Jemad en el Congreso de los Diputados, a finales de enero, por los presupuestos de Defensa que, finalmente, no se llegaron a aprobar al ser derrotados por la oposición conservadora con la ayuda de ERC.
El general Alejandre dejó claro ante sus señorías que el proyecto diseñado por los socialistas no cumplía las expectativas y que, en su opinión, presentaba un "notable margen de mejora". Unos términos que molestaron al equipo de Robles al entender que eran una crítica en toda regla del Jemad a la gestión de la ministra.
El cese del Jemad en julio
El Gobierno entró en funciones al poco después y a mediados de julio, Robles llamó a su despacho al Jemad para comunicarle su cese y el de toda la cúpula militar al cumplirse su primer año al frente del Ministerio de Defensa. Fue cuando Sánchez había descartado ya un Gobierno de coalición con Podemos y presionaba a Pablo Iglesias para que le dejase gobernar en solitario.
El general Alejandre no discutió la decisión y regresó a su despacho convencido de que sólo quedaba el trámite de que Robles se lo comunicase de forma oficial antes del siguiente Consejo de Ministros en el que Robles llevaría los nuevos nombramientos. Y así se lo comunicó a su equipo de confianza en el EMAD y al resto de 'jemes'.
A los pocos días llegaron las dos votaciones perdidas en el Parlamento y el relevo planeado por Robles decayó. Las citadas fuentes interpretan aquel movimiento de la ministra como un gesto de "hiperactuación" ante Sánchez para mostrarle a las claras su intención de seguir en Defensa. "Robles pensó que la mejor forma de afianzarse era mover las sillas de la cúpula militar", apuntan. Desde el Ministerio, una portavoz niega estos hechos y subraya que la ministra está muy contenta con el desempeño realizado por los jefes de las FF.AA.+
El equipo de Robles no ha llegado a conectar con la vida del Ministerio. Todo el mundo desearía que hubiera un giro, un relevo
En los Ejércitos, sin embargo, se cuestiona el trabajo de la ministra y su equipo, que estaba previsto que fuera el que se llevase a Interior. El secretario de Estado, Ángel Olivares, había dirigido la Policía Nacional y tuvo que arremangarse para conocer a fondo el Ministerio de Defensa pues su desconocimiento del mundo de las Fuerzas Armadas era total. Igual le ocurrió a Amparo Valcarce, directora general de Reclutamiento y Enseñanza Militar. Más polémico fue el nombramiento de Alejo de la Torre como subsecretario por su condición de comandante jurídico cuando bajo sus órdenes tenía a generales de una o dos estrellas.
El último golpe fue la decisión de Defensa de declarar desierto el mayor contrato armamentístico de la historia del Ejército de Tierra. El departamento de Robles iba a adquirir 345 vehículos blindados VCR 8x8 Dragon a Santa Bárbara, pero después de tres meses de negociaciones rechazó la oferta de la empresa adjudicataria por motivos técnicos, operativos y económicos.
En círculos militares se ha visto bien la decisión debido a las exigencias "imposibles" que planteaba Santa Bárbara en un programa de renovación de los blindados de Tierra que, ya de por sí, sufre un endémico retraso por culpa la crisis económica. Ahora bien, el propio secretario de Estado tendrá muy difícil seguir en su puesto ahora que se tiene que empezar de cero.
"El equipo de Robles no ha llegado a conectar con la vida del Ministerio. Todo el mundo desearía que hubiera un giro, un relevo. Los entornos militares, políticos e industriales vinculados a Defensa hacen esa lectura. Y ese mensaje ha llegado a Moncloa", hacen hincapié las citadas fuentes. Pero no parece que vaya a ser suficiente y ahora se interpreta la más que segura continuidad de la ministra como un deseo de Sánchez por "ganar el tiempo necesario para la reconfiguración del CGPJ y el TC".
Camino del TC
A nadie se le escapa que un broche de oro para la carrera judicial de Robles sería acceder a uno de los puestos del TC ya que al Ejecutivo le toca designar esta vez a dos miembros del alto tribunal. Pero ello supondría aplazar una crisis de gobierno en unos meses.
Además, no está bien visto que un miembro del TC proceda directamente del Ejecutivo, pero si Sánchez ha sorprendido por algo es por sus decisiones sin precedentes. El ejemplo más claro es la Pascua Militar de hoy, que ha quedado encajonada en medio de las dos votaciones de su investidura. "Como los hechos demuestran, nada de lo previsible se cumple en el caso de Pedro Sánchez", recuerdan.
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