Por paradójico que parezca, al Gobierno no le hace ninguna gracia el encarcelamiento de toda la cúpula independentista porque cree que va a retrasar la salida política al endiablado puzzle catalán; lo demostró el fiscal general pidiendo, sin éxito, la libertad del exconsejero Joaquim Forn para abrir camino.
Pero lo que menos podía esperar es que una de las más significadas, la secretaría general de ERC, huyera de España la mañana en la que tenía que comparecer ante el magistrado instructor del Tribunal Supremo, Pablo Llarena.
Si el juez albergaba alguna duda sobre qué hacer con Jordi Turull un día después de someterse a la investidura fallida, con la ex presidenta del Parlament Carme Forcadell, y con Dolors Bassa, la fuga de Rovira para no hacer frente a la petición de 23 años de cárcel se lo ha debido aclarar.
“Flaco servicio ha hecho a esas otras personas que han comparecido”, acaba de señalar el Ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
A su juicio, no hay nada épico en la actitud de Líder de ERC porque se ha ido de España “para huir de sus responsabilidades” ante la Justicia en una actitud que “se califica por sí misma”.
Méndez de Vigo ha calificado de “esperpento” y “farsa” la investidura fallida de Turull en el Parlamento Catalán ayer, 24 horas antes de comparecer ante el juez para, previsiblemente, volver a ingresar en prisión.
Lo que quiere el Ejecutivo, ha dicho su portavoz, es que los partidos independentistas pongan sobre la mesa un candidato que sea elegido y devuelva a Cataluña a la “normalidad” institucional; un gobierno que “se preocupe de los problemas de todos los catalanes, no solo de los que les votaron”.
A este respecto, el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, que ha estado en la rueda de prensa para presentar el real decreto que faculta a los ayuntamientos a gastar su superávit financiero, ha señalado que cuando el Consejo de Ministros envíe este próximo martes 27 el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado 2018, lo hará en la “confianza” de que van a ser apoyados por una mayoría parlamentaria. Pero el PNV, cuyo voto es indispensable, sigue sin dar su brazo a torcer mientras el 155 continúe vigente en Cataluña.
Según Montoro, estamos “al límite” de los plazos, y el Ejecutivo lo único que hace es cumplir con su obligación.
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