Política

El Gobierno se desmarca de Trump y Guaidó para congraciarse con Podemos

Pedro Sánchez, que tiene por delante una "larga" negociación de investidura con Iglesias, no quiere que Venezuela entorpezca su investidura; El Ejecutivo ya habla oficialmente de "golpe de Estado" contra Maduro 

La ministra portavoz, Isabel Celaá, ya lanzó un primer aviso, el martes 30 de abril, de que España no iba a apoyar "golpes militares"; no habían pasado ni dos horas desde que el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, al mando de una patrulla de militares opositores a Nicolás Maduro, liberara al dirigente opositor bajo arresto Leopoldo López, hoy refugiado en la Embajada española en Caracas.

Pero es que este miércoles ocho de mayo, el titular de Exteriores, Josep Borrell, 'explotó' contra EEUU, tildando lo ocurrido directamente de "golpe de Estado" y llamando "cowboy que va diciendo: 'mira que desenfundo'" nada menos que al 'padrino' de Guaidó, Estados Unidos, con cuyo gobierno empieza a tener varios contenciosos: Venezuela, y las sanciones -en aplicación de la Ley Helms-Burton- contra las empresas españolas que operan en Cuba, la guerra de los aranceles con la UE.

En concreto, detrás del distanciamiento por Venezuela, aseguran fuentes socialistas, está la desconfianza entre Sánchez y Donald Trump por cómo se está desarrollando el conflicto pero, sobre todo, la necesidad de tomar distancia porque al PSOE le espera una "larga" negociación con Unidos-Podemos, abiertamente contrario al reconocimiento de España a Guaidó como presidente encargado.

De hecho, en enero, nada más reconocer los principales países europeos a Guaidó como interlocutor oficial, Pablo Iglesias se apresuró a señalar que era un error porque se trataba de un golpe de Estado de Trump, y esta misma semana ha asegurado que el propio Borrell le ha reconocido en privado que fue "un error", aunque luego el ministro lo ha desmentido. 

Lo cierto es que ni Guaidó ni el departamento de Estado avisaron a Madrid de la asonada -al Consejo de Ministros le pilló reunido el martes 30 de abril y lo vio por la tele-, y, además, la entrada de Leopoldo López a la Embajada rompe el delicado equilibrio que intenta mantener Sánchez: ha reconocido a Guaidó como presidente encargado, pero de facto sigue manteniendo relaciones con el régimen bolivariano.

Borrell sufrió hace un mes en Washington las presiones de Mike Pompeo para que Repsol deje de enviar gasolina a Caracas; y una semana más tarde, en Madrid, Elliott Abrahms volvió a la carga

De hecho, las presiones de Trump sobre el gabinete socialista para que Repsol deje de enviar gasolina refinada y deje de dar oxígeno al régimen de Maduro son discretas pero máximas, aseguran fuentes diplomáticas. Se lo exigió a Borrell el secretario de Estado, Mike Pompeo, durante una visita de trabajo del ministro de Exteriores a Washington el pasado 2 de abril, y también lo reiteró una semana más tarde en Madrid el enviado especial de Trump para Venezuela, Elliott Abrahms.

En su entrevista en TVE este miércoles, el cabeza de lista del PSOE a las próximas elecciones europeas ha abogado por dar continuidad al papel del Grupo de Contacto de la UE en Venezuela que "no está en la misma longitud de onda que la administración norteamericana"; y advirtió a la Administración Trump: "Esto sólo puede tener una salida que permita ir a elecciones y rechazamos manifestaciones que bordean intervenciones militares".

Un día después que Zapatero

Una posición que es similar a que viene manteniendo el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que ha realizado 35 viajes a Venezuela para mediar y el martes había cargado duramente contra Trump, al que acusó de no saber nada del país caribeño porque ni ha ido. "Voy a decir algo muy contundente y muy rotundo: solo se puede apostar, desde una perspectiva de afecto a Venezuela, a lo que está pasando el pueblo venezolano, por defender la negociación, dialogo y acuerdo, porque cualquier otra alternativa no va a prosperar", apuntó.

Confía Zapatero en que "nadie apueste por que allí veamos un gran conflicto civil" y califica de "muy preocupante, muy grave" algunas de las posiciones que ha mantenido la administración americana "desde que el presidente Trump puso Venezuela en el objetivo". "Los grandes asesores y estrategas de la administración americana que se pronuncian todos los días, ¿cuántos conocen Venezuela? ¿Cuántos han hablado con algún venezolano que no sea solo los que marcan la línea?".

Mientras, desde el PP y Ciudadanos, las críticas por este viraje del Gobierno hacia posiciones más contemporizadoras con Nicolás Maduro no se han hecho esperar:

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