Este año no ha sido nada fácil para el PP, que lo empezó con sus procesos de renovación interna y lo acaba con su peor resultado electoral de la historia en Cataluña. El partido de Mariano Rajoy despide 2017 tocado y con el ánimo bajo para encarar 2018.
Doce meses que han dejado también otros momentos duros como el de Rajoy declarando como testigo en el juicio de Gürtel, Pedro Antonio Sánchez dimitiendo como presidente de Murcia por sus problemas con la justicia o el expresidente madrileño Ignacio González entrando en prisión por un nuevo caso de corrupción que provocó, además, la salida de la política de Esperanza Aguirre.
Todo eso sin olvidar la apertura de juicio contra el propio partido y algunos de sus trabajadores por el borrado de los discos duros de los ordenadores del extesorero Luis Bárcenas.
El desafío independentista catalán ha acaparado el protagonismo político del año y ha hecho que, sobre todo en la segunda parte de 2017, el PP estuviera en un segundo plano, detrás del Gobierno, pero avalando siempre, y cuando ha sido necesario con sus votos, las decisiones de Rajoy y del Ejecutivo para frenar el secesionismo.
Y así, como valedor del artículo 155 de la Constitución, concurría el PP a las elecciones autonómicas catalanas que convocó el presidente del Gobierno y que se celebraron hace solo una semana.
Unos comicios que han dejado a los populares muy debilitados en Cataluña y afectados a nivel nacional.
Lejos quedan las imágenes de un PP triunfal que cerraba en febrero su congreso nacional con la reelección de Rajoy como líder del partido y con un nuevo reparto de poder en la cúpula de la organización.
María Dolores de Cospedal mantenía la Secretaría General pero el día a día quedaba en manos de Fernando Martínez-Maíllo, elegido coordinador general.
A Maíllo le ha tocado buena parte de la 'fontanería' que ha necesitado el partido en varios territorios para preparar y celebrar sus congresos regionales y provinciales.
En muchos casos la transición o sucesión ha sido tranquila pero en otros ha habido intensas batallas internas como las vividas en Castilla y León, Cantabria, Baleares y La Rioja, así como en Sevilla o Valencia. En esta provincia rige aún una gestora porque el PP decidió no celebrar congreso hasta lograr un consenso para la dirección.
Por lo demás, la denominada "renovación silenciosa" ha dejado muchas caras nuevas entre los barones regionales y un PP que, a priori, sigue unido y con el mismo discurso en toda España, algo de lo que los populares siempre presumen.
Este año que empezaba aparentemente bien con el congreso de febrero, se torcía semanas después y convertía abril en un mes fatídico para los populares.
Primero fue Pedro Antonio Sánchez, quien tras sus repetidas imputaciones por el caso Auditorio y su posible implicación en la trama Púnica dimitía como presidente de Murcia. Más tarde dejaría la Presidencia regional del partido y su escaño como diputado autonómico.
También en abril llegaba el mazazo de la detención y el posterior ingreso en prisión de Ignacio González por el caso Lezo. Y se llevaba por delante a Esperanza Aguirre.
La histórica dirigente madrileña, que le dejó a González la Presidencia autonómica cuando dimitió en 2012 y que en 2015 había dejado el liderazgo del PP regional, protagonizaba su tercer y definitivo adiós, abandonando su cargo de concejal y portavoz en el Ayuntamiento de Madrid.
No iba a ser el único mal trago para el PP relacionado con la corrupción.
Caso Gürtel
En julio Mariano Rajoy tuvo que declarar como testigo en el macrojuicio del caso Gürtel que se ha celebrado durante todo el año en la Audiencia Nacional.
Durante aquella difícil declaración, el presidente del Gobierno negó conocer la existencia de una caja B en el partido y subrayó que sus funciones en el PP fueron siempre políticas y no contables.
Un mes después Rajoy acudía al pleno del Congreso para dar cuenta de aquella declaración y, ante la oposición, a la que acusó de ser "inquisitorial", negó tener responsabilidades políticas por Gürtel.
El nombre de Luis Bárcenas ha seguido persiguiendo al partido en más ocasiones este año, como en el Congreso, donde en junio el extesorero estrenaba las comparecencias en la comisión de investigación de la supuesta financiación irregular del PP, impulsada por los partidos de la oposición.
Una comisión a la que siempre se han negado los populares y que han replicado con otro órgano de investigación en el Senado dedicado esta vez a investigar la financiación de todos los partidos.
El PP confía en que la gestión económica del Gobierno y el mantenimiento de la recuperación le vuelva a dar, llegado el caso, la confianza mayoritaria de los españoles, pero lo cierto es que en este 2017 ha ido perdiendo apoyos y la última estimación de voto que le da el CIS es cinco puntos menor que la primera del año.
El candidato Rajoy
Los populares siguen siendo en cualquier caso la primera fuerza política, y Rajoy ha dejado clara su intención de seguir.
Pero el partido sabe que, tras el resultado en Cataluña, debe rearmarse si quiere continuar al frente del país y evitar que Ciudadanos le siga "robando" votos. Habrá que ver si tiene una estrategia para lograrlo.
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