La estrategia de Pedro Sánchez ha funcionado. El PSOE, incluso en el seno de las federaciones menos partidarias de su liderazgo, reconocieron la semana pasada que la moción de censura tras la sentencia de Gürtel era una buena idea. Y que Sánchez, cuarto en algunas encuestas, no tenía nada que perder.
La situación la resumía así un destacado diputado. "Hace una semana nadie hablaba de Sánchez, el viernes puede ser presidente". La frase resume la velocidad a la que viaja la legislatura y el éxito político de su iniciativa. El secretario General del PSOE, que estaba fuera del Parlamento, ha logrado recuperar un foco perdido y convertirse en alternativa a Mariano Rajoy y el PP.
Las personas que conocen a Sánchez dicen que es un superviviente. Siempre piensa en "el mañana" y que sobre el siguiente día ya veremos. "Hasta ahora no le ha ido mal", dicen estas fuentes. En ese sentido, recuerdan que Sánchez regresó a la secretaría general del PSOE en las primarias atacando a El País y defendiendo la España plurinacional. "Ahora todo eso está olvidado", recuerda.
La moción de censura es la estrategia adecuada. Así lo avalaron los barones en el Comité Federal. Como única línea roja le pusieron el acuerdo con los separatistas, pero Sánchez dijo que su gobierno sería "socialista". Es una manera, creen en el PSOE, de sacudirse la presión de Podemos y arrebatar a Albert Rivera el monopolio del debate político, que por primera vez en muchos meses no es Cataluña. A partir ahí, el PSOE tiene una bala de oro para llegar a la Moncloa. "Es mejor ir a las elecciones desde la Moncloa que desde la irrelevancia", aseguran.
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