Apenas han pasado cuatro meses desde que Madrid acogiese la COP25 y parece otra vida. En Ifema, donde desfilaron más de 20.000 representantes de cerca de 200 países para tratar de impulsar la acción mundial contra la emergencia climática, ahora trabajan 390 médicos, 450 enfermeras, 350 auxiliares y 250 celadores para luchar contra una emergencia sanitaria sin precedentes. El Covid-19 ya se ha cobrado la vida de 22.000 personas.
Aquella superficie donde decenas de jefes de Estado y de Gobierno, organizaciones ambientales, empresarios, científicos y activistas como Greta Thunberg lanzaban alertas al mundo sobre la importancia de frenar el cambio climático hoy se ha convertido en el hospital más grande de España.
La preocupación por el medio ambiente ha pasado a un segundo plano: lo primero es evitar más muertes, controlar la propagación del coronavirus, frenar los contagios y dar con la vacuna. Los grandes supermercados ganan terreno a los mercados de abastos y de la ola de personas que ya iban con su táper de casa a comprar carne, pescado, fruta o verdura para no contaminar no queda ni la espuma.
Aunque la cuarentena mundial se ha traducido en un menor impacto ambiental con imágenes como la del cielo azul de Wuhan y los canales limpios de Venecia como símbolo, lo cierto es que diversas organizaciones ambientales están observando una tendencia al alza de la producción y el consumo de plásticos de usar y tirar en los hogares como envases, botellas, latas, bolsas y briks.
Miedo al contagio
Salir a hacer la compra se ha convertido en una de las pocas actividades permitidas durante el estado de alarma y, según Alba García, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace, "el consumo se está redirigiendo a los grandes supermercados donde todo cubierto por envases de plástico y va en detrimento de los mercados de abastos y negocios de barrio".
De esta manera, las personas no tienen que ir cambiando de establecimiento. Por otro lado, se sienten más seguras ante la posibilidad de contagio. La idea de que el plástico es más higiénico a la hora de comprar alimentos durante la pandemia cobra fuerza frente a la declaración de guerra que muchos hicieron a este material antes de estallar la crisis sanitaria.
Desde el inicio del estado de alarma el pasado 14 de marzo los ciudadanos han incrementado en un 15% el uso del contenedor amarillo para reciclar sus envases
"Desde el inicio del estado de alarma el pasado 14 de marzo los ciudadanos han incrementado en un 15% el uso del contenedor amarillo para reciclar sus envases de brik, plástico y metal. Esta cifra, procedente de información de más del 80% de las plantas de selección distribuidas por toda España, responde a un incremento del consumo dentro de los hogares como consecuencia del confinamiento de la población", señalan en Ecoembes.
Según la organización medioambiental, con el aumento del reciclaje también se confirma "la fortaleza del compromiso ciudadano con el medio ambiente incluso en situaciones excepcionales como la actual".
Según Alba García, desde Greenpeace han pedido conocer cuántos plásticos se comercializan en los supermercados y grandes superficies. "No tenemos cifras oficiales de cuánto ha aumentado el uso de plásticos desechables durante esta pandemia, pero su incremento salta a la vista. Conocer las cifras depende de las empresas privadas", apunta.
"Nosotras no decimos que no se use el plástico en los hospitales ante situaciones sanitarias, pero sí creemos que debería limitarse en otros ámbitos como, por ejemplo, al ir a hacer la compra. Si aumentase el consumo de cercanía local, el plástico se reduciría", comenta.
La industria del plástico
En Greenpeace señalan que "es fundamental que la necesidad de utilizar ciertos plásticos desechables ahora no se transforme en un argumento de la industria del plástico para seguir produciéndolos masivamente en el futuro". "Es necesario innovar para encontrar alternativas", dice García.
"La salud y la seguridad es lo primero, pero esto no puede servir de excusa para que las empresas de los plásticos empujen hacia el consumo de desechables para su propio beneficio tras la pandemia. La industria del plástico debe seguir transformándose y adaptándose hacia un mundo reutilizable", opinan.
Desde la industria del plástico defienden que este material se está mostrando como uno de los mejores aliados para combatir al coronavirus y que los equipos de protección individual (EPIs) para personal sanitario, con mascarillas y viseras faciales; los dispositivos de apertura de puertas para evitar tocar las manillas y las mamparas en supermercados o farmacias serían impensables sin los plásticos. Muchas empresas del sector se están adaptando a la producción de estos materiales.
En la Fundación para la Prevención de Residuos y Consumo Responsable Rezero acusan a la industria del plástico de utilizar la crisis sanitaria "para hacer lobby a las administraciones a favor de su negocio fomentando la envoltura de plástico como algo más seguro".
"Si un solo virus destruye nuestra economía en cuestión de semanas, es que no estamos pensando a largo plazo", defiende Greta Thunberg, que ahora ha trasladado sus huelgas climáticas de los viernes a internet.
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