Nada más terminar la votación en la que Francisco Igea se posicionó a favor de negociar la investidura con Pedro Sánchez junto a otros dirigentes del Comité Ejecutivo de Ciudadanos -Luis Garicano, Javier Nart y Fernando Maura-, el candidato naranja a la presidencia de Castilla y León pidió un taxi un teléfono y salió a la calle a sentir un poco de aire fresco.
Ataviado con unas deportivas y algo sudoroso, Igea empezó a pasear junto a la sede principal de la formación naranja en la calle Alcalá analizando la crisis interna más grave por la que ha pasado Ciudadanos en su breve historia. Sin dejar de mirar al suelo y con gesto serio, concedió unos segundos a Vozpópuli para subrayar que el dimitido Toni Roldán es "una gran persona que ha hecho mucho por Ciudadanos" y que el motín interno estaba más que justificado: "En la vida, las circunstancias cambian", dejó claro.
Precisamente, el candidato naranja a la presidencia de Castilla y León se replantea ahora el pacto que firmó con el PP de Alfonso Fernández Mañueco para dar la presidencia a los populares y que su formación ocupe la vicepresidencia, según desvelan a este medio fuentes cercanas a Igea.
De dicho pacto PP-Cs salió elegido el naranja Luis Fuentes para presidir el Parlamento castellano y leonés, por lo que si Igea da el paso de negociar con el PSOE de Luis Tudanca se estaría ante una jugada inédita... y redonda. El propio Igea dará hoy a las 10:00 horas una rueda de prensa en Valladolid para realizar una valoración de lo acontecido ayer en el seno de Ciudadanos y del "estado de la negociación del Gobierno de Castilla y León" en el que puede saltar la sorpresa.
El precedente de Valls
Quedaría por ver si todo el grupo de Cs en Castilla y León secundaría la ruptura del pacto con PP para echarse en brazos del PSOE. Por ejemplo, su compañero Fuentes también forma parte del Comité Ejecutivo y votó en el mismo sentido que Rivera.
En todo caso, en un caso así, el riesgo de división es evidente como se comprobó en la votación de los partidarios de Manuel Valls a Ada Colau para la alcaldía de Barcelona, pero Igea sólo necesitaría a la mitad de su grupo parlamentario.
En las elecciones del 26-M, el PSOE de Tudanca venció en Castilla y León por primera vez en más de tres décadas con un total de 35 escaños, seguido del PP (29), Ciudadanos (13) mientras que otros cuatro partidos -Vox, Podemos, UPL y XAV- se repartieron los últimos cuatro escaños.
Por lo tanto, la mayoría absoluta está en 41 asientos y la formación naranja tiene la llave del próximo Ejecutivo regional, bien pactando con el PP o decantándose por el PSOE. Un pacto in extremis entre el PSOE de Tudanca y el Cs de Igea requeriría, al menos, del apoyo de 6 diputados naranjas.
La vía del Consejo General
A los cuatro miembros 'rebeldes' del Comité Ejecutivo de Ciudadanos se unieron tres abstenciones -Nacho Prendes, Orlena de Miguel y Marta Martín- y la ausencia de Roldán, quien había dimitido unos minutos antes, por lo que 8 de los 36 miembros no secundaron mantener la negativa a negociar la reelección de Pedro Sánchez.
Eso significa que casi un cuarto del equipo directivo puso pegas al 'no es no' de Rivera pero, a priori, sólo existe una fórmula para que los críticos se salgan con la suya y que sería pasar la patata caliente al Consejo General de Ciudadanos -el máximo órgano político del partido entre asambleas generales y que cuenta con más de 160 miembros-.
Para ello, necesitarían que un tercio del Comité Ejecutivo -es decir, 13 miembros- pidiera que el Consejo General aborde en canal la cuestión de la investidura de Sánchez. Eso sí, con el inconveniente de que Nart dimitió ayer y dejó un poco más endeble al sector opositor.
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