Podemos intenta aplacar la polémica levantada por la visita de Pablo Iglesias al líder de ERC en prisión, Oriol Junqueras. Frente a las críticas que emanan desde las filas socialistas, populares y de Ciudadanos, en el partido morado insisten en que se trata de una entrevista del presidente de un grupo parlamentario del Congreso con un dirigente de un partido clave para sumar apoyos a las cuentas públicas de 2019.
Aunque más allá de persuadir al dirigente catalán para que los republicanos dejen de lado la cuestión de los presos y se sienten a negociar los Presupuestos, dicen no actuar en nombre del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
"Agradezco a Iglesias el apoyo a esta propuesta, pero también recuerdo que la negociación en nombre del Gobierno la hace el Gobierno", advirtió el Presidente este jueves desde Bruselas. En la misma línea se había expresado horas antes la ministra de Hacienda, María Jesús Montero: "No hay ningún tipo de encargo. Él ha dicho que tenía esa reunión programada desde hace meses (...) Yo me sentaré con Esquerra y con el PDeCAT, pero para hablar de Presupuestos".
Fuentes próximas al secretario general del partido morado consideran que se ha creado una burbuja provocada por el malestar expresado por algunos dirigentes del PSOE como la presidenta andaluza Susana Díaz, que le llegó a acusar a Iglesias de "querer aparecer como si fuera un vicepresidente en la sombra".
PP y Ciudadanos tampoco dejaron pasar la ocasión para desgastar al Ejecutivo. "El Gobierno manda a Iglesias a negociar con un preso golpista", reprochó Pablo Casado en la sesión de control este miércoles. Y Albert Rivera le echó en cara que Iglesias se tenga "que ir a una cárcel a negociar los presupuestos en su nombre, con los que han dado un golpe a la democracia, para seguir un cuartito de hora más en La Moncloa".
Las fuentes cercanas al secretario general inciden en que su visita estaba prevista desde comienzos de verano. Y fue precisamente a petición de Junqueras, como desveló Iglesias este jueves en los pasillos del Congreso. Pero el nacimiento prematuro de los dos hijos que tiene con la portavoz parlamentaria Irene Montero obligó a suspender cualquier tipo encuentro.
Ahora, el contenido del acuerdo firmado entre Sánchez e Iglesias el pasado jueves en La Moncloa cobra especial relevancia, pues contiene medidas de carácter social que los republicanos ven con muy buenos ojos. Pero Iglesias quiere abordar también la cuestión del conflicto separatista, como ya hizo cuando se vio en junio con el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en la prisión madrileña de Soto del Real. Allí mismo pudo saludar al expresidente de la ANC, Jordi Sànchez.
El líder de Podemos ha defendido siempre que los encarcelados preventivamente por la causa del procés deberían estar en libertad, pero cree que su situación no puede condicionar que las cuentas públicas salgan adelante. Los dirigentes independentistas, en cambio, insisten en que el Gobierno de Sánchez debe hacer un "gesto" e instar a la Fiscalía General del Estado a que retire los cargos de rebelión que pesan sobre ellos. Un extremo que Sánchez ya ha descartado de plano.
Precisamente, la relación con los republicanos en el Congreso no pasa por sus mejores momentos. Aunque Iglesias trató de evitar la polémica, el diputado de ERC Gabriel Rufián lleva días atacando la estrategia de Podemos para sumar el apoyo de los republicanos. "En lugar de ir a presionar a una celda de Lledoners para aprobar los Presupuestos del PSOE se puede ir a presionar a un despacho de La Moncloa para liberar a 9 demócratas de una condenada salvaje, injusta y vengativa", le espetó el portavoz independentista.
"No soy ningún delegado del Gobierno, soy el presidente del grupo de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea. Nosotros formamos parte de un acuerdo de Presupuestos y vamos a hacer nuestro trabajo para intentar que den los números con todas las fuerzas políticas, pero el Gobierno también tiene que hacer su trabajo, no podemos sustituir ese trabajo", enfatizó este miércoles en los pasillos de la Cámara Baja.
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