Podemos se niega a asumir el pacto con Ciudadanos como inevitable. En el cuartel morado están trabajando para lograr una mayoría alternativa tras el alejamiento de ERC. El cisma en el PDeCAT puede mover la balanza parlamentaria a favor de un acuerdo que prescinda tanto de ERC como de los de Inés Arrimadas, creen los morados, que intentan convencer a sus socios de Gobierno del PSOE.
El partido de Iglesias quiere sumar a los cuatro diputados disidentes del PDeCAT, los parlamentarios que han decidido mantenerse en el partido y desafiar a Carles Puigdemont. Estos cuatro diputados, según las fuentes consultadas, estarían dispuestos a debatir su apoyo a los presupuestos para 2021. Se trata de parlamentarios deseosos de mantenerse al margen de los fieles de Puigdemont y de ERC, con los que pronto competirán en las elecciones catalanas.
Las vaivenes de ERC han irritado a los generales de Podemos. En el partido morado ya dan por perdido el apoyo de Gabriel Rufián, y todos los esfuerzos se dirigen a buscar nuevas aritméticas parlamentarias. Además de los exconvergentes, Podemos cree que los cinco diputados de Bildu están dispuestos a votar a favor de Sánchez. Y que este movimiento favorecerá también el apoyo del PNV, interesado en estar en la foto de un pacto institucional de ese calado.
Los números demuestran que, aunque sea difícil, esa opción no es imposible. Y en el PSOE algunas fuentes admiten que la aritmética puede salir adelante. Además de los 155 escaños de PSOE y Podemos, el Gobierno sumaría al menos 173 votos con los apoyos de los cuatro del PDeCAT, Bildu (5), PNV (7), Más País y Compromís (3), Teruel Existe (1), BNG (1) y los regionalistas cántabros (1). La Cup también tiene dos escaños clave y el juego de las abstenciones, entre las cuales se contempla la de ERC, permitiría superar el escollo parlamentario.
Replica a Ciudadanos
Iglesias insiste. Ha propuesto a Sánchez que agote todas las posibilidades antes de entregarse a Ciudadanos. Hacia el partido de Arrimadas, de hecho, en Podemos existe mucho malestar por los mensajes públicos que los naranjas envían hacia los aliados de la coalición. En entrevistas y en sus mensajes en las redes, la propia Arrimadas promovió su acercamiento a Sánchez para avanzar en un presupuesto “lo más alejado posible del populismo de Podemos”.
Este mensaje, así como las invectivas de dirigentes como el portavoz naranja Edmundo Bal, han generado la protesta de primeras espadas de Podemos. A la vez, Iglesias ha reiterado a Sánchez que además de los números y las siglas, su interés es centrarse en unas cuentas que mantengan fe al “espíritu” del pacto de Gobierno de diciembre. Y que se debe dar prioridad a los aliados de la investidura.
En Podemos aseguran que Sánchez prometió a Iglesias (el líder morado lo dijo públicamente en una entrevista en La Sexta esta semana) presentar el borrador de las cuentas de forma conjunta y asumir ese orden para sus entrevistas y búsqueda de apoyos. "El orden que acordamos es de cordura y cortesía parlamentaria. Primero hablamos con los grupos que apoyaron la investidura, después con los que se abstuvieron y después con el bloque de la derecha. Es de cajón de madera de pino”, subrayó Iglesias públicamente refiriéndose a su conversación con Sánchez.
El peligro, reflexionan algunos en Podemos, es que si los aliados de la investidura se sienten defraudados, no tardarán en hacer caer el Gobierno cuando Ciudadanos se descuelgue de su apoyo al Ejecutivo.
Apoyo "gratis" de Arrimadas
La semana pasada, los morados protestaron con fuerza cuando se dieron cuenta que Sánchez y sus emisarios estaban entablando negociaciones ocultas con los naranjas. Iglesias logró que el Presidente del Gobierno reculara parcialmente, y cediera a su exigencia de fijar de inmediato un encuentro técnico entre la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el portavoz económico de Podemos y actual secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez.
Fuentes gubernamentales reconocen, por otro lado, que la negociación con Ciudadanos sigue adelante. Y que en opinión de Sánchez la ventaja del apoyo de Arrimadas es que, literalmente, será “gratis”. Sánchez está convencido de que la situación política que experimenta el viejo partido de Albert Rivera le permitirá utilizar sus votos para la coyuntura presupuestaria, para luego volver a la senda del diálogo con los partidos regionalistas.
Sin embargo, desde varios sectores del Ejecutivo advierten al Presidente del riesgo de la operación. Hasta que queda tiempo (el borrador se presentará a finales de septiembre), de hecho, Iglesias no piensa darse por vencido. Los suyos quieren buscar otros encajes y están convencidos de que se pueden alcanzar: los primeros movimientos parlamentarios, que son de máxima confidencialidad, en efecto ya se están dando.
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