Política

Iglesias fía su remontada al debate televisivo ante la escasa movilización de sus afines

Podemos incrementa los microcréditos con respecto a las últimas generales pero carece de músculo como en otros años para llevar a las calles su propuesta política

Podemos saca pecho del incremento de los microcréditos para sufragar la campaña. Pero más allá de ese dinero, el partido de Pablo Iglesias está encontrando dificultades en la movilización de sus bases. Ante la carencia de músculo a nivel de militancia, el equipo de campaña de Iglesias ha decidido apostarlo todo a la televisión, las redes sociales y el debate con los otros candidatos.

Varios dirigentes de Podemos aseguran que el “efecto Iglesias” ya se hace notar. Sostienen que el partido morado parte de un 13% en intención de voto. Un buen suelo, al que pueden sumarse miles de indecisos que todavía no tienen claro si decantarse por el PSOE o Podemos. Creen que el resultado de los comicios no será tan decepcionante como dibujan los sondeos, aunque hay señales que hacen dudar de esa interpretación.

Contratar ayudantes

El principal es, según explican fuentes de la coalición de Unidas Podemos, la escasa movilización de los militantes y afines al partido morado. Según algunas fuentes, el partido de Iglesias se ha planteado incluso contratar ayudantes para la pegada de carteles, las carpas y la recogida de apoyos en las calles de las principales ciudades españolas. La división interna y la salida de los errejonistas, cabe decirlo, ha lastrado esa fuerza movilizadora.  

El equipo de campaña y el propio Iglesias están convencidos, no obstante, que los medios de comunicación, y concretamente la televisión, les permitirá llegar a las casas de los votantes. La palaba “remontada” empieza a aparecer, tímidamente, en los discursos públicos de Podemos. Otra señal de que el grado de confianza aumenta y que lo peor ha pasado.

Victoria en el debate a cinco

Haber logrado que el debate en Atresmedia sea a cinco y no a cuatro es otra victoria de la formación morada. La presencia de Santiago Abascal permitirá a Iglesias tener capacidad de maniobra y llevar adelante un ataque a dos bandas que no desgaste a Pedro Sánchez. Al fin y al cabo, Iglesias espera gobernar con él para cerrar un ciclo político y facilitar la transición a Irene Montero del partido.

Fuentes del gobierno de Sánchez comentan que uno de los elementos para hicieron decantar la balanza a favor de la inclusión de Vox en el debate fue que en caso contrario Abascal se habría convertido en “víctima”. Ese argumento, junto a la intención de fragmentar a la derecha, pesó en la decisión de Sánchez e Iván Redondo, su estratega y mano derecha en La Moncloa.

"No tenemos nada que ver con Vox"

La estrategia que llevará Iglesias en sus intervenciones se enfocará en hablar de las “cloacas del Estado”, pero también en ofrecer una lectura optimista sobre la posibilidad de “limpiar” las instituciones. Habrá ataques al PSOE. Serán duros, porque Podemos necesita “ocupar su espacio”, comentan en la formación. Pero nadie se confunde: el enemigo es Vox y hace falta frenar la sangría de electores hacia Abascal.

Vox aspira a robar del granero de Podemos hasta dos de cada diez votantes, mantiene un miembro de la cúpula del partido de Abascal. Aunque en Podemos niegan ese extremo: “No tenemos nada que ver con ellos”, zanjan.

Aun así, en casa Podemos creen que la polarización electoral les favorecerá. El líder de Podemos está llevando a cabo una campaña curiosa con respecto a su ideario original. Apela al voto “útil”, reivindica la Constitución de 1978 y afirma que la única manera para “cambiar realmente las cosas” es hacerlo “desde el Gobierno”. Es decir, que ya no toca rodear el Congreso, ni chillar “la llaman democracia y no lo es”, sino estar en las reuniones del Consejo de Ministros de los viernes al lado del PSOE.

Sin actos relevantes en Andalucía

Más allá de eso, Podemos ha llegado a la campaña electoral con fuerzas. Ven a Casado “agotado” por su ruta por todas las provincias del país. Mientras que Podemos ahorrará esfuerzos. Su caravana tocará las principales ciudades del país y dejará a sus candidatos locales hacer campaña a pie de calle en las Castillas, Extremadura y Andalucía.

La ausencia de Podemos en Andalucía demuestra, por otro lado, la complicidad con el PSOE. Los socialistas buscarán en su histórico feudo aglutinar el voto de izquierdas. Mientras Podemos fijará entre sus destinos preferentes Madrid, el País Vasco y Cataluña. Llevará en esas regiones su apuesta por la “plurinacionalidad” y desempolvará un perfil republicano. Su programa plantea “suprimir los aforamientos y acabar con la irresponsabilidad del Rey”.

De todo ello hablará Iglesias el día 23 de abril. De momento, en Podemos hay optimismo pero también cautela. El escaso entusiasmo despertado en los militantes de base alarma, pero los movimientos de Iglesias y su capacidad de desviar el debate de las peleas internas a las propuestas y la victimización por el caso Villarejo inyectan esperanza. El plató de Atresmedia se convertirá en la arena en la que Iglesias se lo jugará todo.    

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