Pablo Iglesias no cree en los pactos de la Moncloa lanzados por Pedro Sánchez. Duda de que sirvan para alcanzar el gran acuerdo nacional al que dice aspirar el presidente del Gobierno, y en parte considera que a su partido no le conviene que se avance en ese terreno. El temor a verse desbancado del Ejecutivo tras la ofensiva de los empresarios sigue presente, pero evitará dar un portazo. Y entregará a Pablo Echenique la llave de la negociación como representante de Unidas Podemos.
La elección de Echenique tiene un marcado significado político. Además de portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, el diputado es considerado un fiel escudero de Iglesias. Uno de sus “soldados”, según varias fuentes. Pero también un perfil “duro” que deja entender que Podemos acudirá al encuentro pero se mantendrá firme en defender un esquema de acuerdo nacional que anteponga lo público y lo social a lo rentable económicamente para las grandes empresas.
En definitiva, la presencia de Echenique desvela que Podemos no cederá en muchos de sus axiomas, tal y como en teoría se debería pedir en un pacto nacional que se inspira en los acuerdos de 1977. Entonces, los sindicatos renunciaron a una subida salarial, para evitar la inflación, y el PCE consolidó su perfil moderado y pactista con los herederos del franquismo.
14 de abril, memoria, democracia, justicia social, futuro, República pic.twitter.com/TmMK31PdI8
— Pablo Iglesias ?{R} (@PabloIglesias) April 14, 2020
Ataque a la Monarquía y los empresarios
El propio Iglesias lanzó el pasado 14 de abril un aviso a navegantes. En un largo hilo en Twitter y otro escrito en la red social Facebook reivindicó dos pilares de la doctrina morada: apuesta por la República y ancla ideológica clasista. Así se expresó Iglesias en el aniversario de la II República: “A todos los compatriotas que imaginaron un país, una República, [una patria] donde jamás viéramos a un jefe del Estado aparecer vestido con un uniforme militar, porque es un representante del pueblo; donde el ejército estuviera subordinado al poder civil”.
El ataque al monarca Felipe VI no fue casual. En Podemos interpretan con malestar que hasta ahora el jefe del Estado se haya reunido (con su respectiva foto) con una decena de ministros socialistas, pero no haya convocado a nadie de los de Unidas Podemos. A la vez, Iglesias lanza otro dardo contra el sector económico de la grande empresa, que según fuentes moradas está trabajando en los últimos días para desbancar a Podemos del Gobierno a través de un pacto de gran coalición PSOE-PP.
A los grupos empresariales, después del polémica tuit sobre el artículo 128 de la Constitución, interpretado en algunos sectores como una llamada a las nacionalizaciones, le dice el Vicepresidente segundo del Gobierno: “A todos los compatriotas que imaginaron un país, una República, donde nadie fuera más que nadie y todos –todos– fuéramos iguales ante la ley; donde mandara el pueblo y no el poder económico; donde la corrupción no fuera un instrumento para burlar la democracia”.
Serie de derrotas
El mensaje de Iglesias llegó el mismo día en el que María Jesús Montero, portavoz del Ejecutivo, reiteró que la última petición de los morados de activar desde ya una cuenta básica universal para ayudar a los más desfavorecidos no verá luz. Montero repitió lo que ya había afirmado José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, quien aseguró que solo se hará una renta universal generalizada, aunque falten flecos por cerrar.
La declaración de Escrivá y Montero sonaron como una ducha fría para el entorno de Iglesias, que intentó elevar la aprobación de una renta inmediata a línea roja. Esa derrota se suma, además, a otros puntos en los que Podemos ha tenido que aceptar las decisiones de Sánchez sin más polémica: desde la vuelta al trabajo el lunes de los sectores no esenciales, a la reducción de los planes de ayudas en alquileres y el supuesto veto a los despidos, que en realidad acabó con un encarecimiento de los mismos.
Ahora, con el anzuelo lanzado al río, Iglesias ha decidido que los suyos acudirán a la Moncloa, aunque de puertas a dentro no tardan de definir la maniobra de Sánchez como “farol”, “fake” y “fuegos artificiales”. Nadie duda en Podemos de que ese intento corresponde más bien a una estrategia de comunicación de Iván Redondo, y confía en que los populares rechacen ese acercamiento.
El programa previsto consiste en visitas a La Moncloa de los dirigentes de políticos y reuniones individuales, en un esquema parecido a las negociaciones de investidura. “Es una impostura”, reiteran en la sede del PP. Pero si hay que desfilar, Podemos no se quedará atrás, y en nombre de los morados se presentará Echenique. Iglesias, por su parte, confía estar sentado en la mesa del Gobierno al lado de Sánchez.
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