Pedro Sánchez insiste en rechazar a miembros de Podemos en su gobierno y le va ganando la batalla a Pablo Iglesias. El secretario general de Podemos intentó este martes reducir la cuestión a un mero asunto terminológico (de “coalición” a “gobierno de cooperación”), pero en el partido morado no se creen esa versión. “El PSOE nos va a comer”, comenta con la boca pequeña un dirigente del partido. “Los socialistas saben cómo hacerlo, y lo están haciendo”, añade refiriéndose a la estrategia de desgaste que Sánchez está empleando y que pretende obligar a los morados a apoyarle sin nada a cambio, para evitar que se les asocie a Vox y el PP.
“Está claro que el PSOE ha ganado tiempo, pero incluso algo más”, añaden desde Podemos horas después de que Iglesias haya salido a defender su encuentro con Sánchez. Se refieren a la posibilidad cada día más probable de que Podemos tenga que respaldar un gobierno socialista en minoría, pero sin miembros de su partido en el Consejo de Ministros.
La versión oficialista la lanzó el propio Iglesias: “Nos han propuesto empezar a trabajar por un gobierno. Gobierno conjunto, de cooperación, de coalición... Es lo de menos. Lo importante son los contenidos, construir un Gobierno plural para afrontar los grandes retos de este país”, dijo. Insistió en que él quiere poner sus nombres sobre la mesa, aunque en ningún momento pronunció la palabra "ministro", pero reconoció: "Esperamos que las propuestas que nos haga Sánchez vayan en esa dirección".
Movimiento a la desesperada
En el partido morado son pocos los que apuestan por el optimismo. Algunas fuentes recuerdan las palabras que pronunció José Luis Ábalos a principios de abril. El ministro de Fomento habló de “seguir colaborando [con Podemos] como hasta ahora”. Es decir, sin ministros de Podemos en el gobierno. Los morados protestaron, pero aquello era un escenario diferente: aún no habían sufrido el peor batacazo electoral de su historia.
“Si ahora asumimos eso de la cooperación, ¿lo de antes qué era?”, mantiene otro dirigente de Podemos, refiriéndose a los nueve meses de apoyo externo a Sánchez. Para él, como para otras fuentes consultadas, la explicación que ofreció Iglesias no es satisfactoria. Prefieren mantener el anonimato por miedo a las purgas, pero revelan que muchos reconocen que son movimientos a la desesperada para escapar de la tenaza socialista.
Colocar a los afines
El problema de Iglesias es sobre todo orgánico. Necesita entrar en el gobierno para colocar a personas de su máxima confianza y justificar su persistencia al frente del partido con algún tipo de logro. Además, entrar en el gobierno paliaría los efectos negativos de las elecciones autonómicas (el partido perdió 60 concejales y millones de euros en ingresos públicos) y consolidaría la estructura de un partido débil.
Iglesias intentó el pasado lunes forzar la máquina. Habló de ministerios sociales, menos problemáticos que los denominados de Estado (Defensa, Exteriores, Interior…). Pero tras su primera reunión oficial con Sánchez quedan muchas incógnitas sobre la interpretación del llamado “gobierno de cooperación”.
La decepción en la formación morada cobra fuerza, además, por la consideración de que Sánchez está empujando a Podemos en la posición de Vox, PP y Ciudadanos. “Nos debemos a los inscritos”, señalan miembros del entorno de Iglesias. Sostienen que apoyar un ejecutivo en minoría sin obtener nada a cambio sería un “suicidio”. Pero nadie ve la salida del túnel. El partido que tenía que devorarse el PSOE es hoy más débil que nunca.
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