Pablo Iglesias lo quiere tener todo atado y bien atado. El secretario general de Podemos ha impuesto un apagón informativo en el partido tras llegar al Ejecutivo. Podemos nunca brilló por la transparencia interna, pero ahora el aislamiento de la cúpula es aún mayor. El partido morado e incluso el grupo político en el Congreso se encuentran en una posición claramente subsidiaria respecto al equipo de Gobierno.
Iglesias quiere controlar toda la información que fluye desde el Gobierno al partido, y de ahí a los medios. El líder de Podemos teme que las filtraciones indeseadas manchen las relaciones con el PSOE de Pedro Sánchez.
A día de hoy, todas las fuentes consultadas recalcan la “total coordinación” entre el equipo de Sánchez y el de Iglesias. La cooperación alcanza incluso la redacción de los comunicados del Gobierno, además de la batería de medidas que van lanzando para marcar la agenda política.
"Han desconectado y están blindados"
“Desde que están en el Gobierno han desconectado del partido y están blindados”, recalcan fuentes internas de Unidas Podemos en conversación con Vozpópuli. Miembros del grupo parlamentario confirman que desde el pacto de legislatura la dirección nacional se ha decantado por "cerrar el grifo de la comunicación interna".
Iglesias no quiere enfadar a Sánchez. Es consciente del peso limitado de sus ministerios, y no quiere dar al socialista una "excusa" para romper el Ejecutivo. De momento, no corre peligro. Pero son muchas las voces en Podemos que señalan los presupuestos como el verdadero termómetro de las intenciones del socialista.
Además de Sánchez, Iglesias trabaja para que el congreso de Vistalegre 3 se desarrolle sin problemas. La amenaza de los anticapitalistas no le preocupa. porque cree tener la sartén por el mango tras derrotar a Íñigo Errejón. Además, como adelantó este diario, Iglesias y los suyos firmaron un acuerdo con los comunistas andaluces que modifica los equilibrios internos en Adelante Andalucía a favor del pablismo.
Iglesias concibe Vistalegre 3 como una especie de paseo militar. El secretario general recuerda muy bien la época de la lucha con el sector errejonista. Aquello supuso una situación de fuerte estrés para el líder morado. Ahora, con los anticapitalistas debilitados, Iglesias prepara su última imposición a todos los que duden: sumarse al oficialismo o dejar el partido.
De hecho, en el protocolo de presentación de candidaturas para Vistalegre 3, que se celebrará a finales de marzo, la Secretaría de Organización ha incluido algunas recomendaciones que han despertado el temor en algunos cargos del partido. Entre ellas se encuentra el énfasis en la "fraternidad", y no las "campañas llenas de agresividad, basadas en dañar el adversario", ni las "filtraciones" que se han hecho en anteriores procesos, "incluso a medios claramente conservadores".
Supremacía del Gobierno sobre el partido
Iglesias quiere proclamar su nuevo liderazgo sellando la supremacía de la actividad de Gobierno sobre el partido. Servirá para celebrar el hito histórico de la izquierda poscomunista, con Iglesias al mando y que llegó donde ningún líder precedente, desde Santiago Carrillo hasta Julio Anguita, supieron hacer.
En cuanto al partido, Alberto Rodríguez se encargará de construir una nueva estructura gracias a la absorción de facto de IU. Mientras, Rafa Mayoral trabajará en fortalecer las relaciones con la sociedad civil, en un esquema de movilización permanente y controlada contra la oposición.
El cerrojo informativo interno servirá para que no se pierda el “espíritu” de Quintos de Mora, la finca en la que se reunieron el pasado fin de semana los ministros socialistas y morados. El secretario general confía en que el Gobierno pueda agotar la legislatura, e incluso repetir. Fuentes de la cúpula del partido aseguran que tanto Iglesias como otros ministros, entre ellos Irene Montero, se sienten fuertes en su posición de Gobierno. Y de ahí no se quieren bajar.
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