El Partido Comunista Español (PCE) está de vuelta. La organización sigue activa, aunque está integrada en la agrupación de Izquierda Unida. Ahora, Pablo Iglesias y su núcleo duro han decidido liquidar IU (“de ella solo quedará un despacho y una secretaria”, lamentan dirigentes del partido), para crear algo parecido a una nueva alianza, con un organismo colegiado bajo el mando único del propio Iglesias. La organización la controlará Enrique Santiago, actual secretario de lo que queda del PCE, a través de Amanda Meyer.
La operación de fusión de Podemos con IU está en marcha desde hace más de un año. El plan consiste en crear en los próximos meses, después de la asamblea de IU de enero, un “organismo colegiado”, afirman dirigentes de Podemos. Se trataría de organizar una estructura bicéfala, con dos direcciones (Podemos y lo que queda de IU, controlada por el PCE) siempre en contacto entre ellas pero ambas bajo el control del líder máximo Iglesias.
"El partido no existe"
El objetivo de la fusión entre Podemos e IU es llenar el gran vacío del partido morado: su falta de estructura. Así lo resume un dirigente de Podemos en el Gobierno. “Podemos tiene un problema: el partido no existe. No hay militantes ni círculos. Han dicho que hay activos más de 800, pero es mentira. De hecho, todavía no se han oficializado y cuando salga la lista será divertido ver que hay círculos totalmente inactivos y formados por familiares y primos”.
Una de las víctimas ilustres de la fusión será el actual coordinador nacional de IU, Alberto Garzón. Enrique Santiago e Iglesias han decidido sustituir al ministro de Consumo. Garzón intentó frenar el asalto, pero se quedó rápidamente solo. Iglesias le impuso la realpolitik, y Garzón cedió: “Ha pactado su muerte”, comentaron lapidariamente en el partido que fue de Gaspar Llamazares y Julio Anguita.
Del botellín al ministerio
La historia suele dar giros sorprendentes, pero siempre encuentra su sitio. Garzón rompió con los dirigentes de IU cuando convenció a Cayo Lara de sellar el pacto del botellín con Podemos en 2016. Aquél era el armisticio entre las dos izquierdas enfrentadas al PSOE. Pero con una diferencia de fondo. IU era un partido y Podemos solo una coalición electoral. Ahora, el artefacto creado por Iglesias para funcionar en la televisión y las redes necesita convertirse en partido, con estructura y bases, so pena de depender únicamente del hilo de la Moncloa y sus asesores.
Iglesias es consciente de que sin un partido detrás su futuro en la política se complica. Los malpensados apuntan a un temor del líder morado a las traiciones en familia. En concreto, de los afines de Irene Montero. Así que Iglesias ha decidido volver a los orígenes: al PCE en el que militó de joven, respaldado por Santiago, su hombre de confianza y la persona que hoy le aconseja sobre asuntos legales.
"Enrique le grita a Iglesias"
Algunos dicen que “Enrique es tan poderoso que le puede incluso gritar a la cara a Iglesias”. El perfil de Santiago es el de dirigente comunista de la vieja escuela. Quien ha tratado con él personalmente le describe como una persona de carácter duro, irritable y recalculado. Santiago tiene además importantes contactos en América Latina. Trabajó como abogado de las FARC en Colombia, en los mismos años en los que también estaba activo en la región el socialista José Luis Ábalos, hoy fontanero de Pedro Sánchez en el PSOE.
El nuevo esquema que Iglesias planea para la fusión con IU otorgará a Santiago poderes notables. El nuevo "espacio" compartido estará en la parte de la organización bajo el mando de Santiago, a través de la dirigente de IU, Amanda Meyer, hija del histórico dirigente Willy Meyer.
Amanda Meyer, en la Organización
Meyer controla la federación andaluza de IU, gracias a su relación sentimental con el líder de IU Andalucía, Toni Valero, y las fuentes consultadas aseguran que ella se hará con la Secretaría de Organización actualmente en las manos de Ismael González. “Quien controla Andalucía, controlará todo el futuro partido”, aseguran en Podemos.
El PCE, aunque empuje hacia la disolución de IU, se mantendrá al margen de la fusión con Podemos. Guiará toda la operación, sin que se celebre un nuevo congreso fundacional. “El proyecto pasa por crear una nueva plataforma a la que se puedan sumar otros partidos”, comentan algunas fuentes conocedoras de esos movimientos.
Ese nuevo espacio, paradójicamente, se inspirará en algo parecido a lo que representó en su día Izquierda Unida. Pero ya a imagen y semejanza de Iglesias, y Santiago. Con ellos el PCE está de vuelta. Y lo harán durante una cohabitación de Gobierno con los socialistas que en los setenta ni Felipe González ni Santiago Carrillo podían siquiera imaginar.
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