El PSOE está dispuesto a sentarse para escuchar las propuestas de la reforma electoral que quieren impulsar Podemos y Ciudadanos antes de que acabe 2018. Pero los socialistas ya han dejado claro que cualquier cambio necesita un consenso mayoritario en el que participe necesariamente el PP.
La apuesta de Pablo Iglesias y Albert Rivera pasa por modificar la actual Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), sin necesidad de acometer un cambio constitucional, por lo que no sería necesario el concurso de la formación conservadora, reacia acometer cualquier tipo de cambio en un modelo diseñado para beneficiar a los partidos mayoritarios.
La estrategia de naranjas y morados pone contra las cuerdas al líder socialista, Pedro Sanchez. Si optar por quedarse al margen de la modificación de la norma podrían acusarle de volver al marco del viejo bipartidismo que se resiste a los cambios y a la regeneración democrática.
Desde las filas socialistas se mostraron críticos con la jugada de Iglesias y Rivera cuya "total sintonía" fue escenificada este jueves por Irene Montero y Juan Carlos Girauta en la Cámara Baja. Al margen de estos encuentros, el Parlamento estudia desde hace un año la reforma electoral en el marco de una subcomisión impulsada por el propio PSOE en la que apenas se han producido avances.
Tanto la portavoz socialista, Margarita Robles, como la vicesecretaria general del partido, Adriana Lastra, se encargaron este martes de enfriar las expectativas de las nuevas formaciones. "Cuando hablamos de las reglas del juego, de arquitectura institucional y jurídica, no se puede hacer entre dos o tres partidos", decía esta última. Robles acusó después a ambos partidos de "sacar la calculadora" y cambiar de propuestas en cuestión de un año con tal de "hacerse la foto".
En todo caso, aseguran que el debate debe darse dentro del órgano del Congreso y se muestran abiertos, eso sí, a mejorar la proporcionalidad. Según los cálculos realizados por Podemos en base al resultado de las últimas elecciones de junio de 2016, el único gran perjudicado del cambio de modelo que han puesto sobre la mesa sería el PP mientras que el mayor beneficiado sería Ciudadanos. La formación de Iglesias defiende implantar ahora la fórmula Sainte-Laguë en lugar de la Ley D'Hont que únicamente restaría un escaño a los socialistas.
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