“Ella conoce el territorio, lo que ha pasado [en Galicia] es inexplicable”. Fuentes de Podemos aseguran que el nombre de Yolanda Díaz aparece en el entorno de Pablo Iglesias como una de las principales responsables del batacazo histórico del partido morado. Pasar de 14 diputados a cero no es asunto menor. El temor es que por esa grieta se consolide otra crisis interna en un partido que ha llegado al Gobierno pero se muestra más débil que nunca. "Ha sido una derrota histórica", lamentan los morados.
Las fuentes consultadas detallan que más que un reproche hay “sorpresa” por lo ocurrido en Galicia. Todavía es pronto para aclarar responsabilidades, pero grupos de la cúpula morada llevan tiempo mirando de reojo a Yolanda Díaz. Entre ellos, incluso Irene Montero, según aseguran desde la formación. Díaz es la protegida de Iglesias, gracias a una relación de amistad sólida que dura desde hace años. Pero en Podemos tienen claro que no han llegado a la política para hacer amigos y que la supervivencia del proyecto ("cada vez más personal", reprochan algunos) es prioritario.
El golpe gallego no puede ser ignorado. Derrota “sin paliativos”, resumió Iglesias en la noche electoral del domingo. El secretario general hizo una apelación a la “autocrítica”, que, sin embargo, los críticos utilizan para recordar que es desde las elecciones andaluzas de 2018 que Iglesias habla de autocrítica mientras que lo que hace, en palabras de Ramón Espinar, es dirigir el partido con “autoritarismo”.
"Podemos ya no existe"
La formación morada está en una situación de máxima tensión interna. Entre denuncias de pucherazos en las primarias y caída electoral, para exdirigentes como Íñigo Errejón, “Podemos ya no existe”. El barco morado ha perdido en cuatro años más de 30 diputados en el Congreso y no hay elección en la que no empeore su resultado anterior. El espacio político se mantiene, pero cada vez más se parece al de Izquierda Unida.
“Lo que ha pasado en Galicia no puede ser”, zanjan en Podemos. “Yolanda conoce bien su tierra, llevaba muchísimo tiempo construyendo una opción robusta y ha sido un desastre”, se quejan. La política de referencia en Galicia para Podemos ha fallado, pero el entorno del secretario general no quiere que el asunto salpique a la dirección nacional. La ministra Díaz todavía no ha comentado en las redes sociales el resultado electoral.
El esquema, recuerdan en Podemos, es el mismo que se aplicó después de las autonómicas de 2019. Entonces se habló de autocrítica, pero la dirección nacional acabó culpando a los líderes regionales del fracaso electoral.
Gómez-Reino y el peor resultado de Podemos
Además de Yolanda Díaz, entre los responsables del batacazo aparece también Antón Gómez-Reino. El diputado de En Marea ha logrado el peor resultado histórico de Podemos: ha dejado a la formación sin representación en Galicia, a pesar de que le respaldaron en la campaña la propia Díaz, Iglesias y hasta Ada Colau. Gómez-Reino no goza de buena fama en muchos ambientes morados. Su figura se asocia a las primarias polémicas en las que ganó a Carolina Bescansa, y ahora su perfil queda inevitablemente tocado.
Así vivimos o peche de campaña ?? pic.twitter.com/rLP1rOgcvC
— Antón Gómez Reino Varela ? (@AntonGomezReino) July 11, 2020
Hasta Juan Carlos Monedero, que últimamente se siente ninguneado por la cúpula morada, apela a recuperar la “construcción” del partido para recuperar votos. Monedero desea impulsar un debate interno para que Podemos cree una estructura alternativa a la del Gobierno, al igual que el modelo bicéfalo del PNV. Sin embargo, de momento ningún dirigente importante le sigue la corriente.
Miedo entre los cuadros
El malestar interno crece también porque Iglesias y sus afines han generado mucha tensión entre las corrientes críticas. En muchos casos no han sido toleradas, pero ahora la debacle gallega hace temblar a todos los territorios. Sobre todo a Cataluña, donde se prevén elecciones autonómicas en otoño. Si Podemos cae también en Cataluña, el proyecto político puede empezar a considerarse definitivamente fracasado.
El fracaso en el País Vasco también impacta. Los veteranos de Podemos recuerdan que los morados llegaron a ser la fuerza más votada en 2015 (316.000 votos). Y el partido morado, a pesar de no tener casi estructuras, ahora tiene cuadros y afiliados que han aprendido a vivir de la política. Y esas personas son ahora las que pueden empezar a plantear un verdadero problema para la estabilidad de la cúpula.
En el caso vasco, en particular, las miradas se dirigen hacia la candidata Miren Gorrotxategi. La elegida de Iglesias ganó unas primarias muy cuestionadas por la anterior dirección regional, y el resultado ha sido la pérdida de más de 80.000 votos (otros 200.000 se perdieron en Galicia) con respecto a 2016. A Gorrotxategi se le reprocha haber construido su campaña en la idea de un gobierno tripartito con los socialistas y Bildu, que Sánchez desmintió nada más conocerse los resultados electorales.
La prioridad de Iglesias es ahora pasar página y evitar que el batacazo del 12-J acabe afectado a su liderazgo y su peso específico en el Gobierno. La coalición es sólida, pero Pedro Sánchez pretende retocar el organigrama del Ejecutivo. En la reducción de ministerios pueden caer políticos de Podemos. Iglesias es intocable, pero tiene por delante una cuesta arriba. Necesita evitar convertirse de aliado menor de Sánchez a fuerza meramente testimonial de un Gobierno condenado a enfrentarse a una enorme crisis económica.
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