Fernando Maíllo apenas ha tenido tiempo para celebrar su nuevo cargo en el PP. El flamante coordinador general se ha topado, menos de 24 horas después de su designación, con un 'incendio' de enormes dimensiones en Murcia. El juez Velasco le atribuye al presidente autonómica, Pedro Antonio Sánchez, al menos tres delitos relacionados con el caso Púnica. Algo ya previsto pero que, concluido el Congreso Nacional del PP, se ha convertido en incómoda realidad.
El PP se dispone a renovar buena parte de su cúpula territorial con la celebración de sus congresos regionales y locales antes del verano. Es un encargo expreso de Rajoy. El presidente quiere tener la maquinaria del PP bien engrasada por si es preciso acudir súbitamente a las urnas, algo que por ahora desestima en forma drástica.
El relevo, pendiente de un hilo
La decisión judicial se produce a tan solo un mes de que el PP murciano celebra su congreso regional en el que estaba previsto que Sánchez sustituya a Ramón Luis Varcárcel al frente de la organización. Un severo contratriempo al que habrá de enfrentarse el recién nombrado coordinador general. En el caso de que Sánchez sea imputado por el Tribunal Superior de Murcia debería abandonar su cargo, tal y como ha advertido insistentemente Ciudadanos.
Maíllo se encuentra ante una situación muy delicada. Resultaría casi imposible retirarle su apoyo al dirigente murciano en vísperas de ser proclamado presidente en su congreso.Aunque quizás tendrá que hacerlo después si la vía judicial sigue adelante en la línea que apunta el juez Velasco.
La cúpula del partido no tiene previsto mover ficha a la espera de que avance la vía judicial. Recibió con alivio la noticia de que la fiscalía Anticorrupción anunció este lunes que se opondrá a la imputación de Sánchez dado que nunca llegó a firmar contrato alguno con la trama Púnica. Esa es la línea de defensa que esgrime el afectado. El problema para la cúpula del PP es que Sánchez tiene pendiente otra causa, la denominada 'Auditorio' de sus tiempos de alcalde en Puerto Lumbreras.
Cospedal no está al frente
Maíllo tuvo en su día que negociar con Rita Barberá, aclamada fervorosamente su memoria en el cónclave de la Caja Mágica, para conseguir su renuncia. Entonces le ayudó Cospedal, gran amiga de le exalcaldesa desaparecida. Ahora va a tener que lidiar en solitario. Mariano Rajoy confirmó sin eufemismos que Maíllo es el encargado de dirigir el 'día a día' del partido. "Ni Cospedal ni yo vamos a estar al frente del PP", declaró en TVE, y dejó bien claro que Cospedal, que mantiene el cargo de secretaria general, "deberá centrarse en su cargo ministerial" al frente de Defensa. Si alguien tenía dudas sobre el riesgo de un mando bifronte en Génova, Rajoy las despejó en el minuto uno.
La misma mañana en la que que Maíllo se estrenaba en su nuevo cargo, su partido comparecía en los tribunales como imputado en otra rama de la Gürtel como partícipe a título lucrativo" en la financiación de campañas electorales de dos de sus alcaldes en 2003. En esa misma sesión, la que fuera miniistra de Sanidad, Ana Mato, comparecía en la misma condición aunque por una cantidad menor.
Un estreno zarandeado por las turbulencias. Maíllo debe ahora impulsar y controlar las decenas de congresos que celebrará el PP por toda España. Murcia entra en la primera ronda, con su presidente y candidato bajo sospecha. Tanto Maíllo como Cospedal han defendido la presunción de inocencia de Sánchez. Pero la decisión del juez Velasco le ha amargado a Maíllo el estreno de sus relucientes galones.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación