Poco ha gustado entre los radicales del separatismo el encuentro entre el Gobierno central y la Generalitat. Venían advirtiendo días atrás de que esa es la vía hacia más autonomismo y no hacia la república. Ahora salen de nuevo a la calle, no contra el Estado, sino como señal de advertencia a Quim Torra, a quien le consideran demasiado débil en su posición en pro de la independencia.
"Desobediencia o dimisión", es el lema de la concentración con el que los denominados CDR, grupos de activistas callejeros de la causa, convocan a sus seguidores este jueves para mostrar su rechazo frontal con la actitud del 'Govern'. Nueve meses se cumple desde que los dirigentes del 'procés' entraron en prisión y lo único que se ha conseguido es que 'cambien a los carceleros", señalan en las redes. "Antes eran españoles y ahora están entre barrotes catalanes, pero nada más", apuntan.
Movimiento en retroceso
La potencia de estos agitadores ha decaído notablemente en los últimos meses. Intentaron unas concentraciones en la antigua cárcel Modelo de Barcelona para dar la bienvenida a Oriol Junqueras y el resto de los promotores del golpe de Estado cuando fueron trasladados a las penitenciarías catalanas. No lograron más que reunir a unas cuantas decenas de seguidores. Pinchazo total. Ahora los CDR, grupo de perfil violento en el que militan los hijos del propio presidente de la Generalitat vuelven al ataque. El objetivo es 'calentar' la manifestación en memoria de las víctimas del atentado yihadista en las Ramblas, a la que tiene prevista su asistencia el jefe del Estado.
También se prepara una actividad singular para hacer del próximo 'Onze de Setembre' una muy especial Diada. Algunos mensajes en las redes hablan incluso de ocupar las calles desde la Diada hasta el 1 de Octubre, cuando se cumple el primer aniversario del referéndum ilegal. Carles Puigdemont anima estos movimientos de confrontación con el Estado, mientras ERC intenta unas vías más razonables para recuperar la 'normalidad'.
Elsa Artadi, consejera de Presidencia, declaraba este jueves que la comisión bilateral "ha sido decepcionante". No hubo acuerdos concretos. La ministra Meritxell Batet, rechazó toda posibilidad de crear una mesa sobre el referéndum de autodeterminación y cortó en seco abordar el tema de los presos. "Eso va por la vía judicial", explicó.
Las calles de Cataluña han dejado ya de ser protagonistas del escenario político. Los dirigentes secesionistas están a la espera de los pasos de la nueva fiscal general del Estado, de quien espera que sofoque la acusación de rebelión que puso en marcha el juez Pablo Llarena, ahora hostigado por los propios separatistas en sus vacaciones del Ampurdán.
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