El independentismo remonta el vuelo tras el fallo en favor de Carles Puigdemont por parte de la justicia alemana. Las reacción en las redes fue de de júbilo apoteósico. "Se ha acabado esta persecuición política", escribía Roger Torrent, presidente del Parlament. "Una bofetada sideral", escribía un diputado de JxcAT. La desmedida reacción de entusiasmo en el colectivo separatista puede frustarse en el caso de que la fiscalía alemana recurra la decisión del tribunal regional, con lo que sería una instancia superior la que finalmente resolvería sobre esta cuestión. "No está todo decidido", señalaban voces prudentes en el bloque soberanista.
La reación de euforia, con todo, ha dado paso a un movimiento general de reivindicar la investidura del expresidente, a la que el propio Puigdemont había renuncia al menos en forma 'provisional'. El bloqueo de la situación política catalana amagaba en estas últimas horas por dar al fin con una salida. La idea era proclamar presidente simbólico a Jordi Sánchez, y pasar directamente al denominado 'plan D'. Es decir, la elección de un 'president' efectivo y 'limpio', al margen de cualquier problema procesal.
Se hablaba, claro de Esla Artadi, de Ferran Mascarell, un exsocialista que se encaramó en la consejería de Cultura tras afiliarse a Connvergencia, o el alcalde de Mollerusa, Marc Solsona. Una solucuión que se antojaba rápida, dado que el plazo para evitar nuevas elecciones es el 23 de mayo.
Tres intentos fallidos
La decisión de los tribunales alemanes puede abrir la puerta a un relanzamiento de la candidatura de Puigdemont, quien nunca ha renunciado definitivamente a su empeño por ser 'president'. Dio un paso al lado ante la oposición del TC a que intentara la investidura por vía telemática. Luego se intentó con Sánchez, exlíder de la ANC. En tercer lugar, Jordi Turull, quien ingresó luego en prisión.
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