Política

La industria militar europea da sus primeros pasos entre amenazas de Trump

Si hay un sector estratégico en la Unión Europea que está dando pasos hacia la integración, ese es el de seguridad y defensa. Atrás quedaron las grandes iniciativas del pasado

Si hay un sector estratégico en la Unión Europea que está dando pasos hacia la integración, ese es el de seguridad y defensa. Atrás quedaron las grandes iniciativas del pasado sobre libre circulación de personas y mercancías, o la puesta en marcha del euro, por poner dos ejemplos. En pleno acoso de las fuerzas euroescépticas y con dudas sobre el futuro de la UE, al menos existe un área en el que hay una voluntad mayoritaria por aunar esfuerzos y abaratar costes de forma conjunta.

Con un volumen de negocios de 97.300 millones de euros al año, 500.000 puestos de trabajo directos y 1,2 millones indirectos, la industria europea de defensa en un sector de primer orden pero sufre el mal endémico de la fragmentación del mercado y la disminución de los gastos de defensa en los últimos años hasta que Donald Trump dio un puñetazo en la mesa y reclamó a sus socios de la OTAN que incrementasen su presupuesto militar hasta el 2% del PIB y que el 40% de dicho gasto se destinase a modernizar el armamento.

Los aliados europeos se comprometieron a ello, pero en paralelo pusieron en marcha los cimientos de una verdadera defensa común que, quizás, en el futuro desemboque en un Ejército europeo. El Eurocuerpo, por ejemplo, fue creado hace un cuarto de siglo, pero se encuentra a años luz de este proyecto.

En la actualidad, está integrado por unidades alemanas, francesas, españolas, belgas y luxemburguesas. Polonia iba a integrarse en 2017, pero la llegada del partido Ley y Justicia de Kaczynski al poder, lo impidió. El resultado es que el Eurocuerpo, cuya sede está en Estrasburgo, es minúsculo y muy poco operativo.

En 2004 se puso en marcha la Agencia Europea de Defensa, pero apenas tuvo competencias hasta que el año pasado, con el Brexit ya lanzado, un total de 25 países de la UE pusieron en marcha la llamada Cooperación Permanente Estructura (PESCO, en sus siglas en inglés) con 34 proyectos comunes de armamento.

El Parlamento Europeo aprobó este año la creación del primer programa comunitario para impulsar la innovación en la industria europea de defensa, incluida la ciberseguridad. Con un presupuesto de 500 millones de euros para 2019-2020, el Programa Europeo de Desarrollo Industrial en materia de Defensa ayudará a financiar el desarrollo de nuevos productos y tecnologías para lograr que la UE sea “más independiente en este ámbito, aumentar la eficiencia del gasto presupuestario y estimular la innovación”.

Para el próximo presupuesto de la UE (2021-2027), se ha propuesto un fondo europeo de defensa de 13.000 millones de euros para financiar el desarrollo militar y las actividades de investigación. En la actualidad ya existe un programa piloto de 90 millones de euros para 2017-2019.

Un primer paso ha sido la creación del consorcio que construirá el avión de combate europeo que sustituirá en el futuro -no antes de 2040- al Eurofighter creado a principios de los años ochenta del pasado siglo, construidos por AirbusBAE Systems y la italiana Leonardo. España participa en el consorcio con un 13% del capital y su construcción y renovación de flotas da empleo en el país a 22.000 personas.

El alcance en España

El sector de la defensa en España factura más de 5.700 millones de euros anuales y aglutina a más de 600 empresas, según datos del Ministerio de Defensa. En total, emplea a 21.000 personas de forma directa y a cerca de 30.000 de forma indirecta.

La industria de defensa española tiene en el extranjero su principal mercado, ya que el 83% de su facturación se destina a la exportación. Según el sector, el 68% de esos 5.700 millones de euros de facturación corresponden a la aeronáutica, donde destaca el polo sectorial andaluz que se encarga de parte de la producción del avión militar A400M en Sevilla. En total, la industria española de defensa supone el 0,45% del PIB nacional.

Aunque el sector está compuesto por varias empresas que tiran del carro –algunas públicas como Navantia-, el grueso de la producción recae sobre las auxiliares, que suponen el 81% del tejido productivo en el campo de la defensa, explican datos del departamento que dirige Margarita Robles.

El problema irresoluble para la UE es que su estrategia de defensa común ha pilotado en el último medio siglo en torno a la OTAN, en el que el 70% del presupuesto lo pone Estados Unidos. La primera potencia mundial cuenta con bases militares en España, Alemania, Italia, Portugal, Grecia y el Reino Unido en las que están destinados unos 65.000 efectivos.

Las amenazas de Trump

De ahí que la Administración Trump alzase la voz en abril ante la aprobación del citado Fondo Europeo de Defensa con 13.000 millones de euros, cuyo reglamento permite la participación de empresas de fuera de la UE, pero a condición de que la propiedad intelectual sea exclusivamente europea. Tampoco se permite que terceros países –caso de EEUU- impongan controles a la exportación del armamento construido por la UE.

Además, la participación foránea en los proyectos de la PESCO tiene una serie de limitaciones y requiere de la aprobación unánime de los 25 países de la UE que se han embarcado en este proyecto común, por lo que Washington teme no controlar a todos y que en el futuro las empresas estadounidenses sean vetadas.

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