El día que los miembros del Govern de Carles Puigdemont acudieron por primera vez a la Audiencia Nacional, lo hicieron en bloque entre los vítores de sus simpatizantes que se dieron cita en Madrid a primera hora de la mañana de aquel 2 de noviembre de hace justo un año. Sólo uno de los citados llegó sólo. Se trataba de Santiago Vila, exconseller de Empresa, quien fue recibido con silbidos, abucheos y acusaciones de “botifler” (traidor). Su pecado era haber dimitido de su cargo un día antes de la declaración unilateral de independencia.
Dimiteixo. Els meus intents de diàleg novament han fracassat. Espero haver estat útil fins l’últim minut al president @KRLS i als catalans
— Santi Vila (@SantiVila) October 26, 2017
Horas después de aquella escena, la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela decretó el ingreso en prisión incondicional de todos los ex integrantes del Govern que no se habían fugado, con el vicepresidente Oriol Junqueras a la cabeza. Todos menos uno, Santi Vila al que le impuso una fianza de 50.000 euros para salir de la cárcel. El dirigente del PdeCat abonó al día siguiente el dinero y recuperó la libertad. Desde entonces se convirtió en la oveja negra oficial del independentismo.
Eso a pesar del papel protagonista que jugó Vila en las horas decisivas en las que el presidente Puigdemont se debatía entre convocar elecciones para evitar un 155 o declarar la independencia de manera unilateral después de la celebración el referéndum, que había tenido lugar entre las cargas policiales.
Aquellos fueron días de muchos mensajes cruzados entre el Gobierno de la Generalitat y el Ejecutivo de Madrid. En el momento en el que Puigdemont amagó con una convocatoria electoral en lugar de materializar la ruptura, el sector más radical del independentismo también le acusó de botifler y volvió a la unilateralidad.
Ahí terminó la gestión de Vila tal y como reconoció al documental sobre esos acontecimientos que emitió 'La Sexta' el pasado domingo bajo el título ‘El Dilema’. “Hablé con ministros como Rafa Catalá (sic) o ministros como Méndez de Vigo. Les ofrecía un alto el fuego, activar energía de influencias en la buena dirección”, dice Vila a la cámara.
"El moderado"
En la entrevista admite la existencia de reuniones del llamado “Estado Mayor” que impulsaba el 'procés' donde, según sostiene, a él le conocían como “el moderado”. “Algunos tenían unas grandes complicidades personales y otros nos mantuvimos en nuestras posiciones, incluso en lo estético estábamos en mundos distintos: unos veníamos en traje y corbata y otros, de otra cultura política, venían dotados de sus mochilas, sus aguas y sus cosas. Me parece muy respetable, pero constata que vienes de tradiciones muy distintas”, explicó.
Pero este perfil moderado le salvó si acaso de una larga estancia en prisión preventiva como la de alguno de sus compañeros, pero no le ha evitado una petición de penas de hasta siete años de prisión por los delitos del malversación y desobediencia. Es casi en lo único que coinciden los escritos de acusación de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. La Fiscalía también solicita 16 años de inhabilitación (10 pide la Abogacía) y una multa de 30.000 euros.
La petición de acusación contra Vila es muy inferior, por ejemplo a la de Junqueras y otros líderes del 'procés' pero es la misma que los 'exconsellers' Carles Mundó, Meritxell Borrás. Ninguno de los dos escritos detalla en concreto lo que hizo Vila más allá de que tenía conocimiento de los hechos como él mismo ha reconocido.
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