El Orgullo en Madrid es siempre una época de disfrute, algarabía y reivindicación. Precisamente, es en la capital dónde con más fuerza suenan las proclamas de todas aquellas personas que participan en las fiestas. Sin embargo, con una sociedad tan politizada y polarizada, cualquier evento tiene también su versión política. Y con el Orgullo, máxime siendo en Madrid, no podría ser manos.
El Gobierno de mayoría absoluta que el Partido Popular tiene tanto en la Comunidad de Madrid como en la Alcaldía priva al resto de formaciones políticas de la región de poder llevar a cabo acciones o proyectos de ley de algún tipo. Por ello, y no es una cuestión nueva, la izquierda madrileña se sirve de días como los del Orgullo para ajustar cuentas con el Ejecutivo de Madrid.
En este caso, y atendiendo al contexto, es en materia de derechos del colectivo LGTBI, pero también se han servido de mareas sanitarias para cargar contra la gestión de la CAM cuando la ministra de Sanidad del país es del mismo partido que engalana las manifestaciones. Cosas que solo se pueden entender en España.
En noviembre del año pasado, el GPP aprobó por mayoría en la Asamblea de Madrid, con tramitación por vía de urgencia, dos proposiciones de ley para modificar las leyes Trans y LGTBI en la Comunidad, con el objetivo de eliminar la inversión de la carga de la prueba.
Se trataba de una promesa que hizo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, sobre la modificación de ambas leyes, a pesar de no cumplir con las peticiones de Vox que demandaban directamente derogarlas.
El fin de las iniciativas, aseguró el GPP, era dar una mayor "seguridad jurídica" y proseguir con la protección de los derechos de las personas trans tras la eliminación de la inversión de la carga de prueba sin menoscabo de continuar con la garantía.
Esta decisión no cayó nada bien en la bancada de Más Madrid y PSOE, especialmente en la primera, quien ha martilleado en la oposición dicha reforma legislativa desde entonces. Era de esperar que, inmersos en plenas fiestas del Orgullo 2024, el boomerang volvería para ser utilizado con fines políticos.
Un Orgullo lleno de polémicas
Antes de que echaran a andar las festividades del Orgullo el pasado viernes 28 de junio, el propio cartel diseñado por el Ayuntamiento de Madrid generó las primeras controversias. La propia Reyes Maroto, portavoz del PSOE en el Consistorio, calificó la decisión de diseño como "un caso de LGTBIfobia institucional".
El 3 de julio, fecha del Pregón, PSOE y Más Madrid calentaron el ambiente de cara al desfile de esta tarde, el cual se prevé agitado y durísimo contra el Gobierno del PP en Madrid. La portavoz adjunta socialista en el Ayuntamiento, Enma López, señaló el miércoles que echó de menos al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en el pregón, además de animar a los madrileños a salir esta tarde a la calle con la manifestación para seguir reivindicando.
"No es algo que esté lejos, no es lo que esté pasando en Italia, es lo que está pasando en Madrid con los recortes de la señora Ayuso, tanto a la ley trans como a la ley LGTBI. Nosotros vamos a seguir luchando y animamos a todos los madrileños y madrileñas a que el sábado salgan a las calles a seguir reivindicando y queremos aprovechar desde el Grupo Municipal Socialista para agradecer", agregó López.
Más dura, sobrepasando la falta de respeto, estuvo Carla Antonelli, diputada de Más Madrid en la Asamblea, quien llamó "espantapájaros" a Isabel Díaz Ayuso, al mismo tiempo que tachó a diferentes miembros del PP de "sinvergüenzas" y "aves de rapiña". Por último, acusó a la formación de "tener las manos manchadas de sangre", a propósito de la citada reforma de la ley Trans.
El desfile del Orgullo que llenará de color y alegría las calles de la capital esta tarde será también el enésimo plebiscito de la izquierda contra la presidenta. Una que proclama en las avenidas lo que en las instituciones no puede. Se espera una gran acogida para el acto central y definitivo de estas fiestas del año 2024.
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