"La injusticia española ha hecho un ridículo mundial", decía en un tuit Sergi Sabrià, de ERC. El estallido de júbilo en el mundo secesionista tras el varapalo propinado por la Justicia belga a la solicitud de euroorden por parte del magistrado Pablo Llarena. Un defecto de forma, dice el auto. "Una chapuza", dicen en el círculo de los fugitivos, que han colgado en la red una imagen en la que Meritxel Serret, Toni Comin y Lluis Puig toman unas cervezas junto a su abogado Alonso Cuevillas.
Las redes se han inundado de mensajes de felicitación, así como los medios públicos de comunicación y los soportes digitales que jalean diariamente al secesionismo. Una victoria, una humillación, un ridículo mundial, insisten en su letanía unívoca.
De nou la injustícia espanyola ha quedat en evidència. Molt content pels companys @MeritxellSerret, @toni_comin i @PuigGordi. Ara seguim treballant per la llibertat de totes les persones preses. #LlibertatPresesPolítiques #LlibertatPresosPolítics https://t.co/15DagTAKkX
— Sergi Sabrià (@sergisabria) May 16, 2018
La decisión del tribunal belga podría extenderse a los de Alemania, Escocia y Suiza, donde se encuentran dirigentes del 'procés', con Carles Puigdemont a a cabeza. "Son momentos de satisfación y esperanza", dicen en la ANC, que ha convocado para la tarde manifestaciones de celebración en todas las plazas de Cataluña.
El fallo belga anima a la alicaída tropa de la secesión, algo compungida en las últimas horas al trascender el ideario racista y xenófobo de Quim Torra, designado por Puigdemont como presidente de la Generalitat y respaldado por el bloque separatista en el Parlament. "Una buena noticia, no viene mal", señalaban en el círculo de JxCat, donde hay críticas al personaje elegido como valido del expresidente prófugo.
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