Política

Santi Vila desvela los contactos entre Rajoy y Puigdemont para evitar la declaración de independencia

El exconseller dice que él mismo ejerció de interlocutor con el Gobierno, pero que ambas partes fueron incapaces de crear un clima de confianza para frenar "el despropósito"

El exconseller de Empresa de la Generalitat hasta un día antes de la declaración unilateral de independencia, Santi Vila, ha declarado este jueves en el juicio del procés en el Tribunal Supremo que la consulta ilegal del 1-O era una "palanca" para "sacar del inmovilismo" al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Acto seguido, ha admitido que el exlíder del Ejecutivo siempre mantuvo vías de diálogo, pero que no fueron capaces de crear el clima de confianza necesario. "Todos podíamos haber sido más responsables", ha llegado a decir.

La idea era que esta movilización "sirviera para sacar del inmovilismo al presidente del Gobierno que legítimamente en aquellos momentos, a pesar de que mantuvo siempre vías de diálogo abiertas". "No supo ni nosotros supimos crear las condiciones de confianza adecuada para que esto precipitara algún tipo de negociación", ha dicho.

"Yo fui de los que interlocutaron con altos dirigentes del Gobierno de España, que también tenían un alto interés en evitar la confrontación. Lo que ya había pasado, ya había pasado, algunos pensamos que no se llevaría a cabo el 1-O, fue muy triste, todos podíamos haber sido más responsables", ha narrado este acusado en una declaración en la que ha relatado los momentos que se vivieron en la previa de la declaración unilateral de independencia y la aplicación del artículo 155 por porte del Gobierno. 

Según ha dicho, "se inició una aproximación con interlocutores políticos, de la iglesia, empresarios que querían evitar el despropósito, que esto acabara mal". "El día 25 de octubre lo habíamos conseguido. Nos fuimos a dormir con sensación de paz, pensando que no íbamos a tomar ninguna decisión unilateral. La noche del 25, una noche que me acompañará toda la vida, creímos que lo habíamos conseguido".

No obstante, según su relato, la presión de la calle y la desconfianza hizo que se frustrase: "Lo que habíamos conseguido discretamente se torció por el clima de confianza, llamé a Puigdemont y le dije que me había dado la mano y la palabra con mis interlocutores y, si no podíamos cumplirlo porque no podíamos gestionarlo emocionalmente, yo me iba". 

Respecto al referéndum ha dicho que fue una gran movilización política, pero ha asegurado que él nunca la reconoció como una referéndum. En ese momento Vila todavía no había dimitido de su cargo y ante las preguntas del fiscal Fidel Cadena ha admitido que si en la vida hubiese "oportunidad de tomar decisiones a pelota pasada" no sabe cómo habría actuado, dando a entender que lo habría hecho de otra manera. "Desde que el Tribunal Constitucional suspende la ley del referéndum cae la sindicatura electoral, todas las iniciativas, y el referéndum muta claramente a una gran movilización política que tuvo un gran sentido, pero ya nunca más reconocí como referéndum", ha dicho.

Ha pedido poner aquellos acontecimientos en el contexto en el que desde muchos sectores se le pedía al Gobierno de Carles Puigdemont tomase decisiones unilaterales y la propuesta de "referéndum o referéndum era una argucia". "Pensábamos en tensar la cuerda pero que no se rompiera", ha añadido en relación a que la idea era forzar una negociación con el Estado.

Vila renunció a su cargo en Parlamento catalán una vez se aprobó la declaración unilateral de independencia (DUI), un día antes de que el Ejecutivo central activara el artículo 155, por lo que fue tachado de "traidor" por el resto del secesionismo. Es el último exconseller del Govern de Carles Puigdemont en declarar en el juicio y uno de los tres acusados que se encuentra en libertad provisional.

"Yo dimito frustrado porque desde la nche del 1-O en el seno del movimiento soberanista hay una discrepancia sobre lo que había pasado, para unos era una movilización que les interpelaba, otros pensábamos que también han habido más de dos millones y medio de catalanes que se han quedado en casa. Considerábamos que era la obligación ser el Gobierno de todos y era mayoritario ese sentimiento en el Gobierno", ha relatado.

Para él, la Fiscalía y la Abogacía del Estado piden siete años de prisión por desobediencia y malversación. Se le acusa de permitir toda la contratación necesaria para la organización del referéndum del 1-O. 

Al inicio de las sesiones, el letrado del exconseller ha hecho especial énfasis en destacar las diferencias entre su cliente y el resto de acusados. A juicio, el hecho de que abandonase sus cargos políticos le provocó una "indefensión" mayor que la de sus compañeros.

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