La cúpula de ERC echa el freno en el camino hacia la independencia. Al menos habrá que trabajar quince años, se ha escuchado comentar a algunos de los dirigentes independentistas que mantienen contacto con Oriol Junqueras en prisión. "No hay mayoría social suficiente", reconocía el diputado Joan Tardá, en sintonía con lo que piensa la dirección del partido.
La palabra "independencia" desaparece del diccionario de las dos formaciones que hasta ahora integraban el gobierno catalán. No se incluirá en los mensajes de la campaña electoral, que girará sobre los prsos, si es que por entonces aún los hay, y contra la represión del Estado y el 155. Una línea que le permite a Carme Forcadell sumarse a las listas, esta vez como número cuatro. En 2015 aparecía en el puesto número dos. Tan sólo la CUP se permitirá mantener el mismo discurso que antes de la aplicación del 155.
En su misiva enviada a la militancia este miércoles, Junqueras aseguraba que "se han cometido errores, el primero, de ingenuidad, porque creímos que el Estado no se atrevería a aplicar estos niveles de represión". El victimismo como excusa para justificar el desastre. "No hemos culminado el trabajo". "Hay que votar para revalidar el objetivo". "Hemos de conseguir amplias mayorías".En esta frase se aposenta el giro que Junqueras planea imprimir en esta nueva etapa. De ahí sus explícitas referencias a los comunes, con quienes cuenta para desarrollar le era del 'post-procés". ERC va a gobernar, le insiste Junqueras a los suyos. Puigdemont es un desastre que espanta el voto y la CUP se va a quedar con el voto de sus fieles, nada más. "Será imprescindible contar con Colau para ampliar nuestro espectro social", señalan en el entorno de los republicanos.
La república estaba verde
A la espera de lo que ocurra con su causa en los tribunales, el líder de ERC ha señalado ya a Marta Rovira como futura presidenta de la Generalitat. Colaboradora fiel, firme dialéctica, de lealtad insobornable y bien vista en todo el espacio secesionista, Rovira pasa por ser más vehemente y exaltada que el líder de su formación. Deberá modularse para adaptarse a los nuevos tiempos."Junqueras sabe que la proclamación de la república no estaba madura. De su departamento dependía preparar las estructuras del Estado catalán, concretar la desconexión y no se había hecho nada, era todo un espejismo", afirman los reproches que ahora llueven sobre su gestión.
"Hace falta tiempo", se escucha también en el PDeCAT, el partido de Puigdemont, donde la sensación de derrota apenas se disimula. El expresidente de la Generalitat se mantiene prácticamente aislado en su refugio de Bruselas. Ha organizado una especie de comité de fieles y pretende organizar en Bruselas un equipo de campaña electoral, ajeno y en paralelo a la de su propia formación.
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