No en la Puerta del Sol, pero sí en un local de la calle Jorge Juan, como el año que fue, y ya van tres desde que cedió los tratos en Galicia y se vino para Madrid, en la mañana de este jueves Alberto Núñez Feijóo vuelve a hacer balance de lo bueno y malo.
Cara para el Partido Popular, por la cosecha electoral en las cuatro citas que se han celebrado en este 2024 o las recientes victorias en el Congreso de los Diputados. Cruz para Pedro Sánchez, por los sucesivos escándalos de corrupción y el chantaje permanente de sus compañeros de viaje, caso de Carles Puigdemont, en esta legislatura.
El líder de la oposición, con las miras puestas en el 2025, lanzará una advertencia directa al Presidente del Gobierno: “El calvario judicial irá a más”. Fuentes de su equipo anticipan a Vozpópuli que en su último mensaje antes de las campanadas, destacará que el año que dejamos atrás “no será más duro” para él, en términos judiciales y políticos, que el que está por venir. Entre otras cosas, por el calendario procesal de las personas del círculo personal y político de Sánchez.
En la segunda semana de enero, sin ir más lejos, tendrá que declarar ante la Justicia el hermano del presidente, David Sánchez, investigado por presuntos delitos de tráfico de influencias y prevaricación. Además, continúan las diligencias contra su esposa, Begoña Gómez, en un juzgado madrileño. “Está por ver si deciden abrirle juicio oral o se archiva la causa”.
La previsión del PP con el 'caso Koldo' es que “se complique con los informes que quedan por salir de la UCO y los nuevos sumarios en la Audiencia Nacional”. Una trama que, además, cambiará de protagonista cuando se haga efectiva la imputación de José Luis Ábalos en el Tribunal Supremo. El Parlamento todavía no ha votado el suplicatorio. Para más inri, “el Fiscal General del Estado puede ser procesado” por los correos del novio de Isabel Díaz Ayuso.
Un sinfín de hitos que hoy estampará Feijóo a Sánchez para insistir, una vez más, en su principal petición: que convoque elecciones para devolver la voz a los españoles.
El presidente popular hará un barrido desde el comienzo, “el arranque fue la tramitación de la ley de amnistía”, hasta el final, con alusión a la votación de hace unos días en el Congreso, que se saldó con la derogación del impuesto a las energéticas gracias a los votos de PP, Vox, Junts y PNV: “Acabamos el año con una reforma fiscal en la que el PP consigue llevar sus medidas hasta el BOE, un hecho inédito que sea la oposición la que legisle”.
"Hay más PP"
Sobre las cuatro elecciones de este año, las gallegas en febrero, con la reválida de la mayoría absoluta; las vascas en abril, con una subida sustancial en votos; las catalanas en mayo, con un ascenso fulgurante de 3 a 15 escaños, y las europeas en junio, con el podio para Dolors Montserrat en la contienda frente a Teresa Ribera, la síntesis de Feijóo será que “hay más PP”. Desde la victoria pírrica del 23-J, en Génova se jactan de haber incrementado en “cuatro puntos la distancia sobre el PSOE”, a tenor de lo que arrojaron las papeletas en las europeas, últimos comicios de ámbito estatal.
Otros asuntos que mencionará el líder popular en su balance anual serán la catástrofe de la DANA en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, el difícil acceso a la vivienda en España y la situación “de los hogares”, con “mayor presión fiscal” y “precariedad en el empleo”. En el terreno económico, tratará de “aterrizar en tierra el cohete de Sánchez”.
Núñez Feijóo atisba un año sin elecciones a la vista. Salvo sorpresa en los territorios donde su partido depende de Vox, en jaque por los vaivenes de Santiago Abascal, no toca ninguna cita en 2025. No obstante, la inestabilidad política mantiene alta la tensión. La consiga de los populares es engrasar la maquinaria para que esté siempre activa, por lo que pueda pasar. A fin de desestabilizar al Ejecutivo y fagocitar la legislatura, el grupo popular en el Congreso jugará a la geometría variable para armar mayorías con Junts y PNV.
Por lo demás, la ofensiva contra la corrupción será total. Aunque no cabe esperar un golpe de efecto en forma de moción de censura... a no ser que Puigdemont decida poner punto y final al mandato de Sánchez. Quién sabe.
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