Los pactos postelectorales son siempre laberínticos en Navarra. Tras unas elecciones autonómicas en que los electores han dado un sonado portazo a las formaciones nacionalistas, está claro que Uxue Barkos perderá el poder y gobernará la derecha o gobernará el PSOE. La rotunda victoria de Navarra Suma, plataforma que aglutina a UPN, PP y Cs, no es suficiente para gobernar en solitario. Y, como ya vaticinó este diario, los socialistas tienen la llave de la gobernabilidad y pueden hacerse con el poder.
La coalición de derechas logró 19 de los 50 parlamentarios. El PSOE navarro creció hasta el segundo puesto, con 11 escaños. Geroa Bai y Bildu repitieron su resultado de hace cuatro años, con 9 y 8 diputados autonómicos, respectivamente. Podemos, inmerso en fuertes divisiones internas, se desplomó de los 7 de 2015 a solo 2. Y, por último, Izquierda Unida solo logró 1, frente a los 2 que tenía. Esa debilidad de los partidos más a la izquierda ha favorecido el ascenso del PSN.
Un escrutinio con dos escaños todavía en juego
Todo ello, dicho sea de paso, a falta de que termine el escrutinio, ya que se tiene que contar el voto desde el extranjero y hay dos cosas en juego: Navarra Suma y Bildu se disputan un escaño (por ahora, los abertzales lo ganan por 24 votos) e IU está al borde de no superar el umbral del 3% y, por ello, quedaría fuera del Parlamento de Pamplona.
En cualquier caso, el reparto de este 26-M no va a variar sustancialmente. La realidad es que Navarra Suma ganó con solvencia y el PSOE creció desde la cuarta hasta la segunda plaza. O, dicho de otra manera, las formaciones constitucionalistas o no nacionalistas recuperaron la hegemonía (30 de 50 escaños) en detrimento de los partidos que formaron el cuatripartito aún gobernante, que suman solo 20 escaños. Otra cosa será quién ocupe la presidencia del Gobierno foral.
Dos posibilidades: Esparza o Chivite
Las opciones son básicamente dos. Una es que Navarra Suma gobierne, sea en solitario o en coalición, con la ayuda del propio PSOE. La fórmula de coaliciones entre ambos ha funcionado en el pasado. Así se cerraría el paso a cualquier partido nacionalista vasco. Habría una obvia estabilidad, con esos 30 escaños de 50. Y se respetaría a la lista más votada, con lo que Javier Esparza, líder de UPN y cabeza de lista de la coalición, sería el presidente del Ejecutivo autonómico.
Sin embargo, los planes de María Chivite, candidata socialista, son otros. De hecho, ella no ha engañado a nadie, porque lleva anunciándolos toda la campaña. Porque la segunda gran posibilidad es que la líder del PSOE navarro se presente a la investidura. Siempre ha dicho que no va a regalar sus votos a la derecha y que solo evitará pactos con Bildu. Ergo está clara la ecuación: el PSOE, con sus 11 parlamentarios, necesitaría el apoyo de Geroa Bai (9), Podemos (2) e IU (1).
La abstención de Bildu para gobernar en minoría
Esa acumulación de partidos, sea formando un nuevo cuatripartito o sea con un gobierno socialista que busque acuerdos puntuales, suma un total de 23 diputados. Evidentemente, los 19 de Navarra Suma votarían en contra de esta investidura. Y, por ello, la llegada o no de Chivite a la presidencia dependería de los ocho parlamentarios de Bildu. O su voto a favor, cosa que parece improbable ya que el PSOE los veta, o su abstención, algo que los 'abertzales' podrían hacer solo para evitar que la derecha gobernase.
En caso de que esta fórmula funcionase, paradójicamente la candidata del PSOE llegaría a la presidencia precisamente gracias al partido que ella misma excluye de cualquier negociación o pacto. Ocurre, como ya se sabe por acontecimientos del pasado, que en el PSOE, más en el nacional que en el navarro, temen que apoyarse en Bildu en la comunidad pueda pasarle factura electoral en el resto de España.
Además, el principal hándicap de este posible Ejecutivo es que durante toda la legislatura tendría en contra a una mayoría de 27 diputados (19 de Navarra Suma y 8 de Bildu). En el PSN creen que esto no es un obstáculo y que esta ecuación los ubicaría en la centralidad política, entre "los dos extremos".
Este mismo lunes, José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE y mano derecha de Pedro Sánchez, afirmaba que los socialistas no tienen "ninguna voluntad de formar ninguna fórmula de gobierno que contenga a EH Bildu". En puridad, la abstención de la coalición liderada por Arnaldo Otegi no supondría que estuvieran en ese hipotético gobierno. Lo único seguro es que, como en algunos antecedentes, al final el destino del Gobierno de Navarra se decidirá en la calle Ferraz.
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