Los 11 presidentes autonómicos del PP, el vicepresidente de Canarias y los presidentes de Ceuta y Melilla firmarán este viernes un acuerdo importante para Alberto Núñez Feijóo, pues proyecta la imagen de un "partido unido y sin vías de agua" –sacan pecho en el equipo del líder del PP– frente a un PSOE hecho añicos o, al menos, profundamente dividido sobre cómo debe abordarse una nueva financiación autonómica. Pero se trata, en el fondo, de un acuerdo de mínimos, ya que de lo acordado hoy en el Palacete de los Duques de Pastrana, en Madrid, al mediodía, no saldrá una nueva propuesta que poner directamente encima de la mesa de María Jesús Montero.
Los populares insisten en que "no escatimarán trabajo" a la ministra de Hacienda, que será ella quien se tendrá que "pelear" con los presidentes autonómicos para diseñar un nuevo sistema de financiación que renueve el ya desfasado pacto alcanzado en 2009. No obstante, todo ello habrá de negociarse desde la "multilateralidad", el principal eje de lo acordado, y un concepto que Génova ha conseguido acuñar para satisfacción de la dirección nacional del partido y de la vicesecretaría de Economía dirigida por Juan Bravo. Es decir, nada a solas con el Gobierno, sino en la misma mesa. Por ello los populares se ciñen al Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) como el único foro válido para alumbrar el nuevo reparto de fondos.
"Nosotros mañana no vamos a hacer un modelo alternativo de financiación, vamos a exhibir un frente de resistencia", insisten desde la dirección del PP. Será un "compromiso escrito, concreto, expreso y categórico en contra de la bilateralidad" –"...tramposa", según adjetivó Feijóo en un desayuno de Europa Press esta semana– que denuncian que busca el presidente del Gobierno. Una sospecha aventada tras escuchar a Pedro Sánchez este miércoles, durante su acto de apertura del curso político, en el que reclamó un modelo de financiación "más justo" en el que "todas las comunidades recibirán más recursos". En apariencia, exactamente lo que reclama el PP; sin embargo, se trata de una afirmación cargada de matices para ambas trincheras.
Y es que el punto de partida de un debate postergado una y otra vez es el de esa promesa, la de una "financiación singular", un cupo, un concierto para Cataluña, contenido en el acuerdo suscrito entre el PSC y ERC para hacer a Salvador Illa presidente de la Generalitat el pasado 8 de agosto. Frente a eso, la imagen que proyectará Feijóo en Madrid. La de "Sánchez e Illa contra todos estos", según se refieren en Génova a la alineación de 14 (más el líder del partido), con la que abrirán periódicos y telediarios este fin de semana. Tal será la puesta en escena, que el evento copiará al de una Conferencia de Presidentes, según el planning al que tuvo acceso 'El Mundo' este jueves.
Ayuso perturba la unidad con su boicot a Sánchez
Pero lo que era una argamasa contra el Gobierno y sus planes para Cataluña se perturbó en las vísperas tras la entrada de Isabel Díaz Ayuso en escena. La presidenta de la Comunidad de Madrid sugirió a sus homólogos seguir su swing contra Moncloa y boicotear cualquier reunión bilateral con Sánchez y sus ministros. "Van a intentar sobornarnos", dijo Ayuso en un acto del PP de Madrid celebrado en Arganda del Rey. "Hay una estrategia de intentar comprar a las comunidades autónomas del PP con dinero para dividirnos, para blanquear la ruptura territorial que se está pergeñando y para que el PP y la postura de su líder, Alberto Núñez Feijóo, se diluya; que él no pinte nada y que no pueda mostrar el inmenso poder que los españoles le han dado en las urnas", señaló la presidenta madrileña. "No podemos sentarnos ante esta política mezquina a negociar nada", zanjó.
Las palabras de Ayuso resonaron en todo el partido; más aún, en vísperas de una cumbre preparada con extremado celo en el 13 de Génova. "¿Sabes lo que implica unir a todos? Hemos conseguido que no haya diferencias", se congratulaban en conversación con Vozpópuli desde la sede nacional del PP ante lo que consideran ya de por sí un éxito: conseguir una postura común para entablar las negociaciones, habida cuenta de las desavenencias y conflictos de intereses entre unos y otros territorios. En la reunión, de hecho, no se ahondará en las "cuestiones técnicas".
Ante el aluvión de preguntas, fuentes del PP intentaron zanjar la polémica asegurando que "son los presidentes autonómicos los responsables de fijar el nivel de relación institucional que consideren oportuna y Génova ni inducirá ni prohibirá ninguna reunión". O lo que es lo mismo: la dirección nacional no hizo suyo el mensaje de Ayuso, sino, más bien, refrendó las palabras del presidente murciano, Fernando López Miras, o el castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco, que reivindicaron la necesidad de defender su tierra en Moncloa. También desde el entorno del presidente gallego, Alfonso Rueda, y el valenciano, Carlos Mazón, se posicionaron de la misma manera según el medio citado anteriormente.
López Miras aseguró que, ya cansado de "cinco años" solicitando "sistemáticamente por carta" una reunión, estaba "deseando" encontrarse con Sánchez en el Palacio de la Moncloa para tratar problemáticas como el agua, la crisis migratoria o el propio sistema de financiación autonómica. En el caso de Mañueco, fue el portavoz de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo, quien defendió las "reuniones bilaterales" como un foro privado donde "los presidentes plantean asuntos que afectan estrictamente al ámbito de sus comunidades autónomas". Todos, eso sí, en público y en privado, defienden la multilateralidad como la madre de todos los acuerdos.
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