Política

Lobato recupera terreno en Ferraz con la investidura de Illa y minimiza la presión del delegado del Gobierno

El líder del PSOE madrileño celebró por todo lo alto el pacto de Gobierno alcanzado entre socialistas y ERC, lo que le ofrece un respiro tras unos meses de tensión interna, donde el papel de Francisco Martín ha ido creciendo por orden de Moncloa en detrimento suyo

Francisco Martín, delegado del Gobierno, y Juan Lobato, líder del PSM EP

El verano está siendo más agitado de lo esperado para Juan Lobato. El líder del PSOE madrileño terminó el curso político en la Asamblea de Madrid el pasado mes de junio con las dudas de Ferraz acechando sobre su figura.

El madrileño, que casi siempre se ha mantenido fiel a su discurso moderado, en defensa de los intereses de la región y, hasta cierto punto, independiente del discurso nacional, atraviesa una crisis a escasos meses para la celebración del Congreso del PSM.

Hace unas semanas, publicamos en Vozpópuli como desde Ferraz se empezaba a ver con otros ojos a ciertos barones autonómicos, especialmente a un Lobato al que achacaban los malos resultados cosechados en Madrid tras las elecciones europeas del pasado 9 de junio.

Un Lobato que ya en su momento se defendió de las críticas, alegando que no había "escuchado críticas, he escuchado un análisis sobre los datos en toda España de las elecciones europeas. Hay que hacer autocrítica, y ver cómo mejorar para que en cada territorio podamos conectar con la base social. Ha sido una resistencia a todos los niveles, evitando la mayoría que parecía inevitable de derecha y ultraderecha", analizaba el socialista.

Las críticas de Moncloa hacían referencia a los votos recabados por el PSOE en Madrid en comparación con las europeas de 2019, y no con el 23 de julio de 2023, donde el PSM mejoró un 0,31 % sus resultados, además de sacarle 621.360 votos a Sumar (Más Madrid), un 22,35% del voto. Respecto a las europeas de 2019 sí hay una pérdida significativa del 3,56% de los votos.

El cupo catalán acorrala a Lobato

A la crítica a sus posicionamientos políticos se han unido dos factores diferenciales que han perjudicado a Lobato en los últimos tiempos. En primer lugar, el acuerdo del PSOE con ERC para la independencia fiscal de Cataluña, el cual le ha hecho tener que posicionarse al respecto.

Juan Lobato expresó hace unos días en la Cadena SER que el modelo de cupo para Cataluña "no es el ideal", al mismo tiempo que apostó por un modelo basado en la "cohesión, de proyecto común, de igualdad" que son "los valores socialistas".

"El modelo del cupo no es el ideal. Esto es lo que llevo diciendo 10 años y con mucha intensidad los últimos tres meses, y no he cambiado de opinión de ayer para hoy", puntualizó Lobato. Unas palabras que no gustaron en Ferraz, hace tiempo que empezaron a verle de forma diferente.

Además, la irrupción mediática de Francisco Martín, delegado del Gobierno en Madrid, ha puesto patas arriba el papel de Juan Lobato y Reyes Maroto como principales baluartes de la oposición en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, respectivamente.

Martín no ha dudado en minimizar el liderazgo de Lobato en cuanto ha tenido ocasión, afeándole su tibieza, como en el caso del pacto con ERC, que el delegado ha defendido a capa y espada, como el resto de delegados puestos por Moncloa en el resto de territorios. Amén de la presión de Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada, que ansía la revancha por las primarias del 2021 y usa La Cantueña como arma política contra propios y ajenos.

A pesar de todo ello, Juan Lobato celebró por todo lo alto la investidura de Salvador Illa, ahondando en que "Cataluña recupera la sensatez", en referencia al proyecto político que empieza en la región de la mano del socialista.

Un postulado que ayuda a seguir la línea marcada por Ferraz de apoyo al exministro de Sanidad en su camino a la Generalitat, uno que le ha costado al resto de Comunidades Autónomas un acuerdo fiscal que afectará, aún no sabemos en qué términos, a la caja común de todos los españoles.

Tras varios encontronazos por ofrecer su particular visión de las decisiones alcanzadas por el Gobierno como, por ejemplo, con la ley de amnistía, este oasis de paz a raíz de la investidura de Salvador Illa ayuda a calmar las aguas hasta que empiece el nuevo curso político en el mes de septiembre.

Uno donde Lobato tendrá que defender a capa y espada su hoja de ruta para el PSM, encarar el Congreso del partido, tratando de revalidar su dirección, y liderar la oposición en la Asamblea ante la caída mediática de Más Madrid.

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