Mariano Rajoy ha dado la cara finalmente en La Moncloa para valorar el difícil, para él y para el PP, resultado de las elecciones catalanas; unos comicios que, por un lado, determinan la probable vuelta a la Generalitat de Carles Puigdemont o cualquier independentista, y por otro, hunden a los populares frente a Ciudadanos.
Su comparecencia era obligada después de caer de 11 a 3 escaños por efecto del “voto útil” a Ciudadanos, según él mismo ha reconocido, y tenía dos opciones: dejar que los medios transmitieran lo que ha dicho a un Comité Ejecutivo del PP en estado de shock todavía o comparecer en La Moncloa.
Y, finalmente, Rajoy ha preferido éste último formato, más institucional y arropado por todo su gobierno, incluido su hasta hoy jefe de gabinete, Jorge Moragas, que deja el cargo para irse de embajador de España ante la ONU. Cómo será el golpe electoral que una de las cuestiones en las que el Presidente del Gobierno ha puesto más empeño es en desmentir que la marcha del que ha sido su consejero áulico en el asunto catalán se vaya por la estrepitosa derrota.
“Háganme caso, que algo sé de esto”, ha bromeado ante los periodistas, “llevábamos tiempo preparándolo”.
Cierto o no, Moragas, así como la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, están hoy en boca de muchos en el PP; les culpan de esta estrepitosa derrota en Cataluña, por haber diseñado una estrategia equivocada.
Entre esos sectores estan los partidarios de la secretaría general, María Dolores de Cospedal, quien el domingo pasado, a tres días de los comicios, declaraba a El Mundo: “debimos hacer las cosas de otro modo”.
El Presidente del PP ha intentado tapar este mediodía una derrota que asume como propia, según ha dicho, poniéndose el ‘gorro’ de presidente del Gobierno y advirtiendo a los tres partidos independentistas que van a formar gobierno, Junts Pel Catalunya, ERC y la CUP, que no tolerará “que nadie se salte la Constitución y el Estatuto de Autonomía”.
IGNORA A PUIGDEMONT
Rajoy en ningún momento ha mencionado el nombre de Puigdemont; es más, cuando se le ha preguntado si se va a reunir con él como pide, ha respondido: “yo con quien me tengo que reunir es con la señora Arrimadas, que es quien ha ganado las eleciones”; De hecho, ya ha hablado con ella para felicitarla, y con Albert Rivera para analizar la situación política abierta en Cataluña.
El jefe del Gobierno no ha querido hacer autocrítica como le piden en el PP los que piensan que las elecciones no debieron ser convocadas tan pronto.
“La excepcionalidad en democracia debe ser muy corta en el tiempo”, ha insistido Rajoy en defensa de su decisión aunque no haya servido para alumbrar una mayoría constitucionalista de gobierno en Cataluña.
Eso sí, ha garantizado que la próxima Generalitat, presidida por Puigdemont o no, estará “sometida al imperio de la ley” y ha recalcado que lo que no se les puede pedir a los jueces del Tribunal Supremo es que acomoden sus actuaciones a la nueva realidad.
“Somos los políticos los que nos tenemos que someter a la Justicia y no está la que se someta a la estrategia política”, ha advertido.
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