Marta Pascal estaba destinada a ser una de las dirigentes de primera línea de la política catalana. Era el delfín de Artur Mas. Con tan solo 30 años llegó a la cúpula de la extinta Convergencia, pero después del 1-O y la moción de censura a Mariano Rajoy, se distanció de Carles Puigdemont. Y le costó el cargo. El expresidente fugado la incluyó en la lista de los apartados y la relegó a la Cámara Alta. “Hice una apuesta firme por la moción, pero Puigdemont prefería otro escenario”, comenta en conversación con Vozpópuli.
El procés independentista ha resultado ser una trituradora de la moderación y de la lógica de los partidos tradicionales. Pascal se considera una “pragmática” y cree que “no hay blancos y negros, sino matices”. Rechaza la vía unilateral para la independencia de Cataluña y apuesta por un referéndum pactado con el Estado. Confía en Pedro Sánchez, pero su soledad es más evidente que nunca.
Con los presupuestos tenemos una oportunidad de ser útiles, pero Sánchez algo tiene que hacer", dice Pascal
Elecciones anticipadas
“Lo dije entonces y lo sigo diciendo ahora”, recalca. Se refiere a la fatídica noche del 25 de octubre de 2017, cuando Puigdemont se reunió con el círculo más cercano de dirigentes del PDeCAT y ERC para decidir si convocar elecciones o proclamar la declaración unilateral de independencia. Pascal, como Mas, pidió al ex presidente altura de miras. Es decir, que convocara elecciones anticipadas. El ex alcalde de Girona dijo en un primer momento que sí. Pero luego reculó, declaró la DUI y se fugó.
Aquí empieza el primer gran enfrentamiento entre Puigdemont y Pascal, que cristalizará pocos meses después, en mayo de 2018. Sánchez anuncia que presentará una moción de censura contra Mariano Rajoy. El socialista pide el apoyo de Podemos y los independentistas. Pascal, desde las Cortes, con el diputado Carles Campuzano, defiende que “hay que echar a Rajoy”, porque “aparte de la Gürtel, pienso que la gente que había impedido el 9N y que no quería sentarse a dialogar no estaba en condición de seguir gobernando España”. La moción triunfa, pero Pascal firma su condena.
"Puigdemont prefería otro escenario"
Desde Waterloo, Puigdemont ataca a los sectores del partido favorables al acercamiento al PSOE. Tras perder la confianza del ex presidente, renuncia al liderazgo del partido y a la primera línea. De aquí, hoy, su rechazo a la Crida Nacional per la República, el nuevo partido de Puigdemont que la semana pasada celebró su congreso fundacional en el CCIB de Barcelona. Puigdemont no quiere contar con la vieja guardia de la extinta CDC. La nueva plataforma al margen del PDeCAT del exmandatario huido en Waterloo intenta sumar aquellos sectores del nacionalismo --tanto de ERC como del PDeCAT-- que no renuncian a la vía unilateral ni al “mandato del 1-O”. Y no es el caso de la senadora.
Con la CUP no podemos hacer nada: hacer una estrategia con los antisistema es un desastre", insiste la senadora
Pascal nunca ha sido partidaria del quebrantamiento de la legalidad y no tiene intención de integrarse en la Crida. Su apuesta, reconoce, era y es el PDeCAT. Pide “centralidad” y huir de la “radicalidad”. Y arremete contra la CUP: “Defendí que con la CUP no podemos hacer nada y que hacer una estrategia con los antisistema es un desastre porque llega un momento en que prefieren un discurso de radicalidad ideológica que la independencia. Antes son revolucionarios que independentistas”.
Apoyo a los presupuestos y juicio del 1-O
Desde la moción de censura, Puigdemont ha vetado cualquier acercamiento al Ejecutivo socialista. Al menos hasta que no acepte un referéndum de independencia. Por esta razón, ha apuntalado a la diputada Miriam Nogueras como persona de mayor confianza en la Cámara Baja. Nogueras ha declarado en varias ocasiones ante los medios que no tramitarán los presupuestos y que no habrá concesiones al Gobierno de Sánchez.
Pero también en esto, Pascal no comulga con Puigdemont y su entorno. “Creo que el independentismo tiene que ser útil a la sociedad. Y con el tema de los presupuestos tenemos una oportunidad de ser útiles”, afirma, aunque recalca: “Es verdad que el señor Sánchez algo tiene que hacer". "Me consta que hay una negociación, de momento voy a ser prudente, pero yo me inclino para que la política sea útil”, añade Pascal, refiriéndose a la situación de los dirigentes en prisión preventiva por su presunta implicación en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, a los que, ella dice, "hay que defender".
Mi objetivo no es estar toda mi vida política en el Senado”, advierte Pascal
Ahora, la dirigente vive entre Madrid y Barcelona. Trabaja en el Senado, donde participa en tres comisiones, entre ellas una de Exteriores y otra de Fomento. Su labor se desarrolla al margen de otros dirigentes del PDeCAT en Madrid que defienden sin ambages las tesis de Puigdemont.
Quizás sea este el camino por el que ella, como otros miembros del sector posibilista, puedan lanzar una alternativa a un independentismo que, reconoce Pascal, está derivando en el “sectarismo”. En Madrid se reúne con miembros del partido, militantes, empresarios, periodistas. Sabe que esta es una etapa, y que pronto acabará: “Mi objetivo no es estar toda mi vida política en el Senado”, advierte.
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