En la cúpula del mundo independentista hay dos Jordis y dos Martas. El futuro de los primeros está en la cárcel. El de ellas se empieza a perfilar. El papel jugado por las dos Martas, Rovira, de ERC y Pascal, de PDeCat, les hace acreedoras a un cambio de funciones. Por fatiga personal y por necesidades políticas. Marta Rovira, la mano derecha de Oriol Junqueras, no descartaría abandonar sus responsanbilidades en la Cámara, donde ha ejercido como jefe de filas de los republicanos, e incorporarse al nuevo Govern.
Rovira mantiene escrupulosa reserva sobre sus intenciones, pero es consciente de que su papel en las previas a la proclamación de la república y, muy especialmente, su controvertido desempeño en la campaña electoral del 21D, le han colocado en una posición controvertida. Su ámbito de actuación ha sido el Parlament, donde ha ejercido de portavoz de su grupo en dos legislaturas.
Licenciada en Derecho, Rovira, activista y mitinera, nieta de alcalde franquista, podría incorporarse al futuro Ejecutivo catalán, de acuerdo con las versiones que se escuchan estos días en su formación. Nada ha desvelado sobre su futuro, pero en su entorno aseguran que le agradaría cambiar del escenario, ceder protagonismo en la asamblea legislativa, donde se esperan más tiempos tumultuosos y pasar a formar parte del futuro Govern.
Una cena con Rubalcaba
Pascal es otro de los nombres clave en todo lo ocurrido en Cataluña en estos últimos meses. Coordinadora general del PDeCat, no forma parte del núcleo duro de Carles Puigdemont. Ni siquiera es diputada, ya que no se incorporó a la candidatura de JxCat, esa 'lista del president' que apenas logró el segundo puesto, detrás de Ciudadanos. Pascal ha sido noticia estos días por su discreta cena con Alfredo Pérez Rubalcaba en un hotel de Madrid. Una cena que ha desatado chispas en Ferraz y comentarios de todo tipo en el soberanismo.
A la espera de despejar la incógnita sobre el president, JxCat y ERC se han sentado ya a negociar la conformación del futuro Gobierno. El reparto de sillas será distinto al de los tiempos de Junts Pel Sí, cuando el PDeCat tenía el 60 por ciento y los republicanos, el 40. Ahora se las adjudicarían al 50 por ciento, es decir, un equilibrio perfecto entre los dos partidos que gobernaron juntos hasta hace un mes. El último Govern de Puigdemont tenía 13 miembros, una vez que Santi Vila decidiera abandonar antes de la convulsa sesión parlamentaria en la que se proclamó la independencia.
Habrá renovación, comentan en estos círculos, 'por motivos de causa mayor'. Los cuatro exconsejeros de Bruselas no repetirán salvo un retorno inesperado. El exvicepresidente y el exconseller del Interior están en la cárcel con un horizonte incierto. Se han producido, además, algunas renuncias y defecciones. Carles Mundó y Maritxell Borrás se han ido a casa. Nadie da nombres, ni siquiera está clara la organización del nuevo Ejecutivo y menos aún la adjudicación de carteras. Todo está a la espera de conocerse quién ostentará la presidencia de la Generalitat. Las dos Martas son, por ahora, los únicos cargos en danza. Junto a Elsa Artadi, por supuesto, la tercera dama en danza.
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