Ciudadanos está a punto de culminar el giro ideológico más importante de su corta historia. La IV Asamblea General del partido (4-5 de febrero) alumbrará las nuevas bases estatutarias y de ideario en que se apoyará un proyecto expandido ya por toda España, que ha superado ampliamente las previsiones de la plataforma antinacionalista que motivó su nacimiento en Cataluña en 2006. La formación de Albert Rivera tenía pendiente una adaptación orgánica y estratégica a esta realidad, tarea que se aplazó durante un año por el bloqueo institucional. Tras meses de preparación, tomará cuerpo en el cónclave de la semana que viene, el primero que celebran las filas naranjas desde 2011. De todas las revisiones planteadas -en la dirección, en cuestiones orgánicas, en la estrategia y en los postulados ideológicos- hay una de especial importancia, que ha levantado un alto índice de contestación interna: la eliminación del “socialismo democrático” del ideario.
La maniobra ha llevado a una facción del partido a organizarse para reflejar su rechazo y tratar de frenarla. Una 'rebelión' surgida en la región de origen de C’s, Cataluña, que se agrupa bajo el nombre Mejor Unidos -eslogan de la campaña catalana de 2012- y que protagonizan en su mayoría afiliados de base sin cargo público ni orgánico. Son militantes que quieren conservar las esencias fundacionales porque temen que el viraje les desacredite y penalice tras una década de crecimiento y en un momento decisivo en la política catalana.
No cuestionan el liderazgo de Rivera, ni el equipo que ha elegido para pilotar la nueva etapa: solo defienden “una enmienda, muy concreta, para evitar que se cometa un error que puede ser histórico”. La facción ni siquiera está conformada totalmente por socialdemócratas, porque su oposición al cambio de rumbo trasciende lo ideológico y afecta a lo estratégico: “la reforma puede llevarnos a un descrédito letal en lugares donde hemos crecido a costa del electorado del PSC, donde ya somos la primera alternativa al nacionalismo gracias a que nos apoyan clases populares, obreras, votantes tradicionales del socialismo e incluso de ICV que no comparten sus derivas soberanistas”.
La facción cree que el cambio de postulado puede hacerles retroceder el terreno ganado al PSC en el cinturón metropolitano de Barcelona
Lo explican en conversación con Vozpópuli miembros de Mejor Unidos que prefieren que su nombre no salga publicado “porque no queremos entrar en ese juego que ha planteado la dirección de identificar todo el debate interno con una batalla de personas concretas, nosotros vamos al fondo de una cuestión que consideramos fundamental y solo de esa cuestión”. Por eso no presentan una Ejecutiva alternativa ni se lanzan a disputar las primarias a Rivera, algo que sí han hecho dos aspirantes desconocidos -Juan Carlos Bermejo y Diego de los Santos- que con su concurrencia darán más legitimidad a la reelección del líder.
“No está en cuestión que Rivera es el mejor candidato ni tampoco que debe elegir a los que le acompañen en el Comité Ejecutivo, que además nos parecen todos ellos muy preparados y capaces”, añaden estas fuentes. Simplemente rebaten “esa apuesta por estrechar el espacio del partido, que no entendemos” y que les puede condenar en las urnas.
27 compromisarios
Lo que sí hicieron es organizarse para conseguir compromisarios en la Asamblea y poder dejar constancia de su posición hasta el final. Según los datos oficiales, Mejor Unidos ha sido la única candidatura que, además de la España Ciudadana patrocinada por Rivera, ha logrado representación para el cónclave. Las bases del partido naranja eligieron 479 delegados el fin de semana pasado, siendo designados 337 de las listas oficialistas, 115 que se presentaron de forma individual -muchos de ellos también afines a la cúpula naranja- y 27 de Mejor Unidos, que solo se presentó en Cataluña. En esta región, los aspirantes del aparato salieron derrotados: se llevaron 26 de los 53 puestos, frente a los ya señalados 27 de la facción crítica con el viraje ideológico.
“Ganamos pese a que nos presentaron dos listas oficialistas con diputados nacionales, autonómicos, concejales…”, explican. El partido no ofreció los resultados de la consulta desglosados por comunidades hasta el miércoles, confirmando que, en efecto, los candidatos de Mejor Unidos se llevaron el 51% de los compromisarios de Cataluña. El sistema diseñado por Ciudadanos otorgó a cada región un cupo de representantes para la Asamblea calculado en función de la afiliación. Las listas eran abiertas y cada militante podía votar a un máximo de dos tercios de los delegados a designar. Es decir, un afiliado catalán solo podía votar a 35 personas -que podían pertenecer a varias listas-, aunque se eligieran luego a los 53 más votados. Para copar el máximo número de puestos, el aparato presentó dos listas en los territorios donde había más competencia.
Pese a eso, Mejor Unidos se llevó la victoria y tendrá 27 delegados en el cónclave de Coslada “porque aquí en Cataluña hay mucho rechazo a quitar la referencia al socialismo democrático y queremos dejarlo claro hasta el último momento, distinguiendo muy bien esto de la cuestión del liderazgo bajo la cual la dirección quiere meter todos los pulsos que se abran”.
No se plantean disputar el liderazgo de Rivera porque consideran que es "el mejor candidato" y debe seguir al frente del partido
El representante más conocido de la corriente es el exdiputado catalán Jordi Cañas, que rechaza hacer declaraciones sobre la disputa porque no quiere “dar la sensación de que esto es una pelea personal”. Cañas estará en la Asamblea defendiendo la misma posición que adoptaron algunos de sus compañeros en el Consejo General de hace unas semanas, donde Rivera sometió a votación la ponencia marco. En ese órgano, el máximo del partido entre asambleas, los defensores de la referencia al socialismo democrático estuvieron a punto de tumbar la redefinición ideológica planteada por la dirección. El diputado en el Parlament Sergio Sanz lideró el movimiento de respuesta con la enmienda a la totalidad de la ponencia de valores, que fue rechazada por 23 votos frente a 20, con dos abstenciones.
Rivera quiere apartarse de una socialdemocracia que da por amortizada en toda Europa y erigirse en el referente español de los liberaldemócratas, tendencia que goza de mucha mejor salud y de la que también bebe intelectualmente el partido naranja desde su nacimiento. Mejor Unidos considera que lo ideal es mantener las dos alusiones. “El partido ha funcionado muy bien con la doble fuente de referencia política, la del liberalismo progresista y la del socialismo democrático, y así debería continuar”, señalan desde la corriente. La reforma que se impulsa es, en su opinión, “más un cambio de definición que una redefinición, como se había anunciado”. Y lo creen improcedente: “Sería mucho mejor continuar defendiendo las políticas liberales en lo económico, las políticas dinamizadoras y modernizadoras, a la vez que otras de protección social, de igualdad, etc, que se vean referenciadas en la socialdemocracia nórdica y recogidas en el ideario”.
Menos credibilidad
Aunque se mantengan en el programa, aseguran, ya no tendrán “una fuente intelectual que las nutra” y eso “erosionará la credibilidad”. “Hemos conseguido algo titánico: ser los más votados en el cinturón industrial de Barcelona, en Nou Barris, en L’Hospitalet… donde siempre ganaba el PSC. ¿Y ahora cogemos y renegamos del socialismo democrático? ¿Ahora vamos a Nou Barris, uno de los barrios con más desahucios de España, y les decimos que somos liberales?”. Además, aseguran que esta es un arma que ya están empleando los rivales políticos, que “en los plenos de los ayuntamientos nos lo afean y a partir del mes que viene nos lo van a recordar cada día, es algo que nos hará mucho daño porque tenemos una parte muy relevante del voto que procede del PSC o de ICV”.
“Llevamos ocho años trabajando muy duro para conquistar a un votante progresista no nacionalista y ahora resulta que cambiamos la estrategia para ir a por los exconvergentes”, lamentan. Según su lectura, Rivera está apostando por crecer hacia la derecha en toda España, incluida una Cataluña donde la antigua Convergència está hundida y su electorado en disputa por el resto de partidos. Eso le habría llevado también a moderar su beligerancia contra el soberanismo.
La consecuencia es que “se expulsa indirectamente a una de las sensibilidades mas relevantes de Ciudadanos, la que entiende que también tiene que haber una protección social junto al liberalismo amparada por un relato ideológico”. Se “estrecha el espectro”, cuya amplitud entienden que ha sido causa del éxito electoral en esta y otras zonas de España.
Y esa será la batalla que den el fin de semana que viene, aunque la sepan perdida de antemano. Rivera tiene el apoyo de al menos el 80% de los delegados y la Asamblea será un paseo para él, por mucho que esta enmienda al ideario haya sido apoyada según sus impulsores por “80 agrupaciones en toda España, incluidas 13 de las 20 de Madrid ciudad”. Y “no triunfa porque el partido esté lleno de socialdemócratas, sino porque muchos comparten que ese ticket de liberalismo progresista más socialismo democrático ha funcionado y lo que funciona no hay que cambiarlo”.
Desde Mejor Unidos comentan que podrían cuestionarse más cambios, “en lo relativo a transparencia interna, limitación de mandatos, que se elijan en primarias los candidatos al Congreso de los puestos uno al cinco, que el régimen sancionador sea uno u otro… pero ninguna cuestión es tan esencial como esta”. Y así lo defenderán en la IV Asamblea General de Ciudadanos.
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